Una persona con baja autoestima desconfía de las propias facultades y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse.
Una persona con baja autoestima necesita de la aprobación de los demás pues tiene muchos complejos, consecuencia de una imagen distorsionada de sí misma, tanto a lo que se refiere a rasgos físicos como de su valía personal o carácter.
En definitiva, esa persona padece un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de relacionarse con otras personas.
Por lo tanto,
- le cuesta hacer amigos nuevos.
- está pendiente del qué dirán o pensarán sobre él.
Sucede que esa persona tiene un miedo excesivo, se diría que exagerado, al rechazo, al mal juzgamiento y al abandono.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) afirma que la salud es un “Estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades“. Por lo tanto, la autoestima es muy importante para el desarrollo y mantenimiento de ese bienestar integral.
Un ejemplo: una autoestima saludable disminuye la probabilidad de padecer situaciones de riesgo en enfermedades tales como el TCA (trastorno de conducta alimentaria) o las adicciones al consumo de sustancias psicoactivas o a las conductas violentas o a las conductas sexuales de riesgo. Son todos males de estos tiempos. Es importante tener en cuenta:
- El respeto, aceptación e interés que el individuo recibe de las personas que considera importantes en su vida.
- El control y la defensa ante consecuencias e implicaciones negativas.
- Ciertas personas narcisistas se caracterizan por tener una autoestima baja y muy dependiente de la opinión que perciben de los demás.
La autoestima se relacionada con el autoconcepto, que tiene que ver con todos los pensamientos y creencias que la persona acepta como ciertas sobre sí misma.
Autoconcepto y autoestima son conceptos que se retroalimentan mutuamente. Y la clave es, entre otros valores, la aceptación de uno mismo, que no es la conformidad.
Aceptar lo que no se puede cambiar es de vital importancia para seguir adelante y transformar la vida propia.
En cambio, la conformidad conduce a la inacción y estancamiento. Es la creencia de que no se puede mejorar la vida propia.
¿Por qué es importante la autoestima?
La autoestima favorece:
** Un mejor estado de ánimo y estado de bienestar general
** Motivación y energía para conseguir metas y superar de forma saludable los fracasos
** Es un factor de protección inespecífico. Es decir, reduce la probabilidad de sufrir problemas de carácter psicológico y social en general
** Respeto hacia uno mismo, posicionándose desde un comportamiento digno hacia uno mismo
** Capacidad de autocuidado y de proteger los propios intereses legítimos y derechos
** Hacer uso de las propias habilidades y capacidades con satisfacción
** ¿Qué es necesario para tener una buena autoestima?
** Tomar conciencia de cómo somos y aceptarnos tal y como somos
** Hacer una valoración positiva de nuestra persona
** Aceptar los errores y fracasos como algo natural de la existencia humana. “Darse permiso para equivocarse”
** Elaborar metas realistas y alcanzables, la persecución de metas excesivamente elevadas puede conllevar sentimientos de frustración
** Reconocer la propia valía y el mérito de ser amado y respetado por los demás
Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está relacionada con el desarrollo del ego.
En el opuesto, el budismo considera al ego una ilusión de la mente, entonces la autoestima, e incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión hacia todos los seres con sentimientos; y la nula consideración del ego, constituye la base de la felicidad absoluta.
Cualidades de una persona con adecuada autoestima
- Posee una visión de sí misma y de sus capacidades realista y positiva.
- No necesita de la aprobación de los demás, no se cree ni mejor ni peor que nadie.
- Muestra sus sentimientos y emociones con libertad.
- Afronta los nuevos retos con optimismo, intentando superar el miedo y asumiendo responsabilidades.
- Se comunica con facilidad y le satisfacen las relaciones sociales, valora la amistad y tiene iniciativa para dirigirse a la gente.
- Sabe aceptar las frustraciones, aprende de los fracasos, es creativo e innovador, le gusta desarrollar los proyectos y persevera en sus metas.
Si queremos que nuestros hijos sepan afrontar con éxito las dificultades, ayudémosles a desarrollar su autoestima.
Es posible hacerlo como padres y educadores, según Robert Reasoner y Michele Borba, quienes se enfocan en el análisis del arte de quererse y de evaluarse de manera positiva.
La autoestima nos ayuda a fortalecer nuestra inteligencia emocional, a establecer sólidas relaciones personales y a sortear con éxito los momentos complicados. Por eso es tan importante fomentarla desde la infancia. Reasoner y Borba destacan como necesario:
Seguridad emocional, que se concreta cuando el niño se siente cómodo, expresando lo que opina y siendo él mismo, cuando tiene claras las expectativas y cuando sabe cuáles son las reglas y los límites. De pequeños necesitamos la estabilidad que nos ofrece la rutina de los horarios. En la medida en la que el niño crece, va ganando importancia el cumplimiento de las expectativas de padres y educadores, de ahí que debamos evitar mentiras, aunque sean piadosas. Uno de los puntos más difíciles de la seguridad está relacionado con el establecimiento de reglas y límites claros. Cuando el niño es mayor, se sugiere abordar conjuntamente las consecuencias de no cumplir los objetivos. De ese modo se consigue tanto seguridad como responsabilidad.
Identidad. La identidad se expresa cuando el niño es capaz de hablar de sí mismo de una manera realista y precisa. Para reforzarla, se recomienda que los padres o educadores pongan énfasis en las fortalezas de los pequeños, no en sus áreas de mejora, en especial cuando hablan de ellos delante de otras personas. Existen padres que, por torpeza, utilizan el sarcasmo o la ironía para referirse a sus hijos, algo que debemos evitar. Es veneno para su identidad. También hay que dar espacio a los niños para que puedan expresar emociones como el enfado, el miedo o la tristeza.
Pertenencia. Los seres humanos necesitamos sentirnos parte de un grupo para sobrevivir. La sensación de pertenencia positiva se logra cuando existe una comunicación de calidad en la familia, cuando los chicos asumen una responsabilidad dentro de la casa, aunque solo sea poner los cubiertos encima de la mesa, y cuando se les anima a formar parte de actividades familiares divertidas. Otra iniciativa que refuerza la pertenencia es hacerles expertos en algo. Vale la pena observar en qué destacan nuestros hijos y darles un espacio para que hablen de lo que están aprendiendo.
Propósito. Los chicos que tienen un propósito orientan mejor su energía para concluir tareas y se sienten realizados con lo que hacen. Para fomentarlo, se sugiere que cada miembro de la familia proponga tres tareas al inicio de la semana. Luego, habría que revisarlas en conjunto el viernes, por ejemplo. También se pueden definir tres objetivos a principio de año, recogerlos y ponerlos en algún lugar visible, como el frigorífico; y a mediados del año, hacer una revisión. Otra actividad que ayuda al propósito está relacionada con definir sueños para realizar en común, como viajes o actividades. Una vez seleccionados, es necesario usar todas nuestras energías en conseguirlo.
Competencia. Contribuye a generar en los pequeños la convicción de que pueden enfrentarse a todos los desafíos que la vida les plantee. La manera de ayudarles es, de nuevo, poner énfasis en sus talentos y fortalezas, no en las áreas de mejora. Una iniciativa es recoger en un libro todo aquello qué están haciendo de manera destacada. También vale la pena crear un rincón de logros y de éxitos, en donde se resalte el esfuerzo que pusieron en alcanzarlos. De este modo, se refuerza la mentalidad de crecimiento, tan importante en la vida del adulto.
Otros autores también hablan de una autoestima perjudicial para el bienestar: la autoestima inflada.
La persona con semejante problema es incapaz de escuchar a los demás, mucho menos de aceptar o reconocer un error. Cuando todo se complica, ellos no reconocen los errores y velozmente culpan a los demás, generando conductas negativas ya que no son capaces de hacer autocrítica y corregir los errores.
En su libro “Autoestima e identidad. Narcisismo y Valores Sociales”, Luis Hornstein propone 4 tipos de autoestima:
Autoestima alta y estable. Las circunstancias externas y los acontecimientos de vida tienen poca influencia sobre la autoestima. Las personas con este tipo de autoestima se desenvuelven de manera abierta ya que no necesitan defender su imagen, se defiende sola. Además, la persona es capaz de defender su punto de vista sin desestabilizarse.
Autoestima alta e inestable. Las personas con este tipo de autoestima, tienen una elevada autoestima pero son incapaces de mantenerla constante. Los contextos competitivos pueden tener un efecto desestabilizador. Responden con actitud crítica ante el fracaso, ya que estos son percibidos como amenazas. El individuo mostrará convicción al defender su punto de vista, pero no aceptará otros puntos de vista y tenderá a monopolizar la palabra en una discusión. La inestabilidad de la autoestima conduce a situar la autoestima como preocupación central y exige preservarla a cualquier precio y apelar a una actitud agresiva (para promoverla) o bien pasiva (para protegerla).
Autoestima baja y estable. En los casos en los que hay una autoestima baja y estable, los eventos externos (sean favorables o no) no alteran la autoestima del sujeto, que no se esfuerza por promover su imagen personal y se infravalora. Los individuos con este tipo de autoestima son indecisos y tienen un gran temor a equivocarse. Estas personas no defienden sus puntos de vista ya que la valoración de sí mismos es siempre negativa, creen que no están a la altura. Este tipo de autoestima es muy frecuente en personas con tendencias depresivas, que a causa de su mentalidad pesimista no suelen percibir sus logros personales como tal, asumiendo que son fruto de la suerte o la casualidad.
Autoestima baja e inestable. Las personas con este tipo de autoestima suelen ser sensibles e influenciables por eventos externos. En cuanto se enfrentan a un evento exitoso, su autoestima sube, pero en cuanto termina la euforia del momento, su nivel de autoestima vuelve a bajar. Este tipo de autoestima está definido por su falta de solidez y la inestabilidad que presenta, la cual hace que se altamente sensible a todo tipo de eventos, por irrelevantes que puedan parecer desde un punto de vista racional.
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados.
El concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona: Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse y que se le estime.
Todos tenemos una imagen mental de quienes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra infancia.
¿Y si tengo baja la autoestima?
Algunos consejos para elevar tu autoestima:
** Relacionarse con gente que te trate bien.
** Decir cosas que te ayuden. ¿Eres demasiado duro contigo mismo? Escribe algunas de las cosas que te dices a ti mismo. Revisa la lista. ¿Es lo que le dirías a un buen amigo?
** Aceptar lo que no sea perfecto. Siempre está bien hacer todo lo mejor que puedas. Pero no pueden sentirte mal si no eres perfecto.
** Fíjarse metas y esforzarse por alcanzarlas. Sigue tu plan. Haz un registro de tus progresos. Siéntete orgulloso por haber llegado tan lejos.
** Concentrarse en lo que te está yendo bien. Es fácil dejarse dominar por lo que se ve mal. Pero es indispensable equilibrarlo con lo que te va bien.
** Sé generoso y ayuda a los demás. Ayudar es una de las mejores formas de hacer crecer tu autoestima. Es sanador hacer cosas que te hagan sentir orgulloso del tipo de persona que eres.
Una buena autoestima nos da…
- Mayor aceptación de ti mismo y de los demás.
- Menos tensiones y mejor posición para dominar el estrés.
- Una visión más positiva y optimista respecto a la vida.
- Una buena aceptación de las responsabilidades personales y la sensación de poseer un mejor control de las cosas.
- Más independencia.
- Mejor capacidad de escuchar a los demás.
- Un mayor equilibrio emocional.
- Disfrutarás de las situaciones sociales, pero también de la soledad.
- Una mayor autoconfianza, más humor y creatividad.
- Menos temores ante los riesgos y fracasos, que se convertirán en oportunidades, retos, experiencias.
- Un aumento de la capacidad de expresar los sentimientos.
- Desaparecerán los sentimientos negativos como la envidia o el rencor.
- Tendrás una mayor ilusión, motivación, entusiasmo y capacidad para disfrutar de los grandes y pequeños placeres de la vida.
- La convicción de que nada es imposible si ponemos empeño en conseguirlo.