Cibercondría un efecto colateral de la vida digital en pandemia
Desde la consolidación en la web de gran parte de la realidad cotidiana, la consulta a Google sobre cada síntoma que aparece en el propio organismo o en algún miembro de la familia es prácticamente una reacción automática.
Aparecen dolores, marcas, colores o texturas diferentes en el cuerpo. Lo primero que surge hacer es preguntarle al doctor internet cuál podría ser la explicación.
Frente a estos nuevos problemas modernos, surgió la necesidad de un nuevo término que defina al problema. Así se terminó por llamarlo cibercondría, derivado de la hipocondría que es un trastorno relacionado a la obsesión de tener una enfermedad no diagnosticada.
Para la Fondeú, cibercondría se trata de unneologismo que refiere a la preocupación insistente por la salud, que lleva a consultar continuamente a internet por enfermedades que se cree o se teme padecer, por lo general graves, o en busca de síntomas, efectos o posibles tratamientos.
Efectos adversos
Hace un par de décadas atrás la posibilidad de información inmediata y exacta era prácticamente una utopía. Pero con la irrupción de internet aquel ideal se hizo real, aunque no sin consecuencias.
El principal problema es que, a pesar de la inteligencia de los algoritmos, la web no capta la pregunta en su contexto. De esta forma, un dolor de cabeza puede llegar a ser cáncer, y un dolor de articulaciones alguna enfermedad terminal.
De fondo, lo que hoy se conoce cómo cibercondría,es en realidad un efecto de la ansiedad volcada hacia la salud.Es decir, la necesidad de una respuesta rápida y la escaza tolerancia a la incertidumbre.
Un estudio publicado el año pasado demostró que la baja autoestima, la ansiedad por la salud y el pensamiento obsesivo-compulsivos son factores que hacen a la persona más vulnerable a la cibercondría. Por otro lado y de forma inversa, señaló que la cibercondría predice la autoestima directamente a través de la ansiedad por la salud y los síntomas obsesivo-compulsivos.
Otro posible efecto adverso que retroalimenta el problema, es el uso excesivo o adictivo de internet. Esta conducta puede ser el puntapié o la secuela de la ansiedad por la salud.
En última instancia, lo que en principio es una obsesión volcada a la web, puede devenir en la sensación de que se necesitan pruebas médicas costosas, gastando dinero innecesario. Bajo el mismo supuesto, puede hacer a la persona más propensa a comprar programas de salud falsos online.
La salud no cabe en una aplicación
En el medio de una pandemia, la salud se vuelve parte de la agenda de todas las poblaciones. Lo que puede generar respuestas positivas, tales como laconsciencia sobre los hábitos, el ejercicio o acciones para fortalecer el sistema inmune,también puede provocar reacciones extremas y negativas.
En este contexto, una aplicación para medir si un lunar está en buena forma o es preocupante puede ser, o una dificultad para la práctica médica o un recurso.
Una investigación indagó sobre estas facilidades y el potencial de apurar el diagnóstico de melanoma y, en efecto, mejorar el pronóstico.
Como resultado, confirmó la falta de evidencia acerca de la seguridad y eficacia de las aplicaciones médicas automatizadas para teléfonos inteligentes. Aunque podría facilitar el acceso a una consulta con un dermatólogo, se necesitarían más estudios que lo confirmen.
La ampliación de la oferta de servicios médicos de las últimas décadas generó que sea más accesible el pedido de una “segunda opinión”. Es una buena noticia, siempre y cuando sea otro profesional médico y no de “doctor google”.
Es decir, la información en sí no es un problema, la compulsión sí.
Una relación sana con internet
Como dos caras de una misma moneda, el tipo de vinculación de la persona con la web dará lugar a efectos positivos o negativos sobre la salud.
Con el objetivo de mantener una relación sana hay una serie de acciones que pueden colaborar:
- Sacar turno con un médico de confianza, llevarle las dudas y pedirle explicaciones sobre los temas que preocupen.
- Establecer una frecuencia estable y razonable para realizar chequeos e ir al hospital.
- Bloquear publicidad farmacéutica y relacionadas.
- Dedicar tiempo para desintoxicarse de la infodemia, que es la abundancia extrema de información que confunde y ciega. Pueden realizarse días détox de internet o establecer horarios al día durante los que esté prohibido tomar el celular.
- Se pueden encontrar artículos científicos para respaldar prácticamente cualquier postura. Por eso, lo recomendable es seguir a las autoridades de salud de los gobiernos y la OMS. Estas instituciones tienden a fundamentar sus posiciones sobre evidencias ampliamente concluyentes.
- Meditar o practicar yoga son excelentes métodos para ayudar a controlar los pensamientos intrusivos y la rumiación.
- Siempre es buena idea ir a consulta con un psicoterapeuta. Ya sea para saldar la duda de si hay riesgos de cibercondría o para trabajar sobre la ansiedad. Sobre todo la terapia cognitivo-conductual es prometedora para autoestima, ansiedad y pensamiento obsesivo-compulsivo.