El acceso personal a la Biblia, un legado valdense difundido en la Reforma Protestante pero custodiado por sus creyentes durante los siglos previos.
Aunque esta iglesia nació como un pequeño grupo de fieles escondidos en las montañas italianas y pasó gran parte de su historia relegada y censurada, actualmente es parte del Consejo Mundial de Iglesias.
El origen de “los pobres de Lyon”
La mayor parte del conocimiento actual acerca de los “pobres de Lyon” está basado en los registros de sus mismos opositores, ya que junto con el exterminio, la Inquisición destruyó los hogares y pertenencias de los valdenses.
Por consiguiente, historiadores y teólogos debieron restaurar la cronología de hechos que hicieron de aquellos cristianos el primer grupo religioso en enfrentarse decididamente a la Iglesia Romana por el derecho a leer la Biblia individualmente.
Entre archivos y evidencias, se estableció que la primer comunidad surgió cuando Pedro Valdo, inspirado por la historia del joven rico (Marcos 10:17-22; Mateo 19:16-26; Lucas 18:18-30), dejó todas sus pertenencias y se dedicó a predicar la Palabra de Dios.
Caracterizado por una vida austera de predicación puerta por puerta, formó la primera iglesia en una cueva, sencillez que contrastaba profundamente con los excesos del clero. Fue así que un pueblo pobre y hastiado por los abusos de los gobernantes en nombre de Dios, se alistó en su lucha adquiriendo la definición de los “pobres de Lyon”.
Aun así, la escaza confiabilidad en los registros católicos llevó a otros protestantes a indicar un origen valdense diferente, ya no en relación directa con aquel pionero sino en un conjunto de disidentes señalados como herejes.
En este caso la denominación derivaría de la palabra latina vallis que significa valle, en referencia a los territorios que ocuparon entre los Alpes de Francia e Italia. De este modo, constituirían un eslabón en la cadena de cristianos desde el primer Emperador convertido al cristianismo (Constantino 272-337 d.C.) que predicaban el retorno al espíritu de los apóstoles primitivos.
Con todo, lo cierto es que la comunidad formada por cristianos que dejaron sus posesiones por la predicación, practicó sus creencias en completa clandestinidad por más de tres siglos.
El derecho a acceder libremente a la Biblia
Cientos de años antes de la Reforma Protestante y de que Wiclef tradujera la Biblia, los valdenses poseían porciones de las Escrituras traducidas a su idioma. Memorizaban largas porciones y muchos se dedicaban a hacer más copias que escondían entre sus vestidos para compartirlas con otros.
En este contexto, saber leer y escribir era indispensable para desarrollar su espiritualidad en libertad y lograr entendimientos personales de las porciones sagradas.
En línea con esta concepción de la religión, no se organizaban alrededor de jerarquías en la que el pastor o sacerdote poseía todas las atribuciones, sino que desde niños eran formados para que todos se conviertan en predicadores.
La Biblia era la única regla de doctrina y práctica, y bajo ninguna circunstancia las tradiciones orales o escritas de los hombres tomaban su lugar. A la luz de estos principios, ellos descubrieron que:
- Dios no instituyó la adoración de las imágenes, ni el culto a María, ni las oraciones a los santos
- Tampoco ordenó el bautismo de niños
- El purgatorio no existe
- La confesión podía ser hecha directamente y no a través de los sacerdotes porque Jesús es el único mediador entre Dios y el hombre
- Las indulgencias eran creación del papado y no tenían relación con mandatos divinos
- El celibato sacerdotal tampoco es bíblico
- La adoración debía ser sencilla y personal y no necesariamente desde iglesias majestuosas e imponentes
Las verdades descubiertas eran compartidas entre todas las edades y los niños eran educados entre el estudio y el trabajo, por lo que se considera el acceso personal a la Biblia un legado valdense.
Además, al tener en alta estima el ejercicio de la mente algunos jóvenes eran enviados a estudiar a las instituciones de Francia e Italia, donde aprendían de otras ramas del saber y compartían su cristianismo en cuanto les era posible.
Rechazo y persecución
Aquel grupo de fieles de conciencias libres e individuales fue arrasado casi en su totalidad, como muchos de los disconformes con el Catolicismo Romano de la época. Sin embargo, antes de dar sus vidas por la fe o rendirse ante aquel poder que parecía dominarlo todo, gozaron de algunos pocos siglos de independencia.
En ese transcurso, algunos de ellos fueron perseguidos, amenazados y finalmente sometidos por el Catolicismo. Otro grupo se mantuvo incólume y buscó refugio en territorios actualmente conocidos como valles valdenses, lejos de sus Alpes natales, por ser tildados de herejes y hasta de brujas en el caso de algunas mujeres.
Los decretos estatales vigentes ordenaban que todo el que les diera cobijo, comida o incluso los escuchara sería condenado con la confiscación de sus bienes y sería perseguido. A diferencia del destino para los valdenses que por herejía estaba instituida la hoguera.
Durante las densas oscuridades de la Edad Media, el movimiento se mantuvo predicando los principios de libertad religiosa en soledad hasta abrazar y adherir a la Reforma Protestante iniciada en 1517.
Con todo, y a pesar de los atisbos de luz que comenzaban a disipar las tinieblas, el pueblo valdense siguió sufriendo masacres incluso hasta un siglo después.
Así fue que en 1655 está fechado uno de sus mayores exterminios cuando el Estado y el Papado aprobaron y ejecutaron los asesinatos a miles de valdenses. Aquel episodio es recordado hoy como la pascua piamontesa.
Recién a fines del siglo XVII un pequeño remanente logró retornar a sus tierras montañosas mientras que el resto continuó practicando su fe en Alemania y otros países europeos.
En libertad
Con el protestantismo ya popularizado y cierta libertad para practicar sus creencias, los valdenses también enfrentaron la hambruna italiana del siglo XIX, y aunque habían obtenido la libertad civil en 1848, muchos emigraron a Estados Unidos, Uruguay y Argentina.
Únicamente con lo puesto y sus saberes de agricultura, formaron colonias como por ejemplo Colonia Valdense. Hacia fines del siglo antepasado persistían dándole un lugar privilegiado al estudio en su cultura, y ya contaban con seis escuelas primarias inauguradas en el país charrúa.
Del mismo modo habitaron Argentina, donde comenzaron ocupando y trabajando territorios en La Pampa y Chaco.
Actualmente la organización eclesiástica ha variado y contiene diferentes ramas, algunas de las cuales abogan por el ecumenismo. Tal es el caso de la Iglesia Evangélica Valdense con 25 mil miembros y 129 congregaciones.
En este contexto, en 2015 el Papa visitó por primera vez una iglesia valdense en Turín (Italia) y, en nombre de la Iglesia Católica, pidió perdón a la comunidad por las persecuciones y condenas del pasado.
“De parte de la Iglesia Católica les pido perdón por las actitudes y los comportamientos no cristianos, hasta inhumanos, que en la historia hemos tenido en su contra. ¡En nombre del Señor Jesucristo, perdónennos!”, exhortó Bergoglio.
Algunas fuentes:
-Libro “The Pilgrim Church” de Edmund Hamer Broadbent, publicado en 1931.
-“Valdenses”, según la Iglesia Evangélica Pueblo Nuevo, disponible en https://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=enc_valdense
-Libro “El conflicto de los siglos” de Ellen G. White, publicado en 1858
-Película documental “Valdenses” de Marcel Gonnet Wainmayer estrenada en 2015.