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De Antioquía a Damasco, diferencias cristianas

viernes 24/05/2019

Ignacio Afrem II Karim es patriarca de los ortodoxos sirios. De acuerdo a la historia cristiana, el apóstol Pedro lideró…

Patriarca Ignacio Afrem II.
Patriarca Ignacio Afrem II.

Ignacio Afrem II Karim es patriarca de los ortodoxos sirios. De acuerdo a la historia cristiana, el apóstol Pedro lideró la comunidad nacida en Antioquía, hasta que se dirigió a Roma, en la que se referencian los ortodoxos sirios.

Antioquía era la ciudad más importante del Imperio romano en Asia, capital de Koile Syria o Celesiria, cuna de cultura griega, siria por tradición y aramea por cultura.

El Patriarca es el líder de la Iglesia Siriano Ortodoxa de Antioquía, también denominada jacobita, sirio-ortodoxa, o siríaca, integrante de las llamadas iglesias ortodoxas orientales, es decir, las que no aceptaron las conclusiones del Concilio de Calcedonia, que tuvo lugar entre el 8 de octubre y el 1 de noviembre del año 451 d.C. en Calcedonia, ciudad de Bitinia, en Asia Menor (hoy día parte de Turquía).

Fue el cuarto de los primeros siete concilios ecuménicos de la Cristiandad, y sus definiciones dogmáticas fueron desde entonces reconocidas como infalibles tanto por la Iglesia Católica Romana como por la Iglesia Ortodoxa.

Antecedentes

En 444 un anciano archimandrita de Constantinopla, llamado Eutiquio, comenzó a predicar que la naturaleza humana de Cristo estaba absorbida por la divina.

Eutiquio se proclamaba seguidor de Cirilo de Alejandría; y su tesis (llamada por sus críticos “monofisita”) tuvo muchos seguidores, entre ellos Dióscoro, sucesor de Cirilo en la sede de Alejandría.

En cambio, se opusieron, entre otros, Teodoreto de Ciro, Eusebio de Dorilea y Flaviano, patriarca de Constantinopla.

El conflicto enfrentó a las sedes de Alejandría y Constantinopla.

Un sínodo regional en Constantinopla, en 448, cuestionó a Eutiquio, quien recurrió al papa León I, el Magno, de Roma, quien respondió con la Epístola Dogmática, en la que reafirmó la doctrina de las dos naturalezas.

Los hechos posteriores fueron conmocionantes y turbios, e inclusive terminaron costándole la vida a Flaviano, patriarca de Constantinopla.

León I escribió al emperador Teodosio II y a su hermana Aelia Pulqueria. La consecuencia fue una profunda crisis entre León I vs. Dióscoro, quien llegó a excomulgar al pontífice romano.

Teodosio II murió en 450 y Aelia Pulqueria, casada con Flavio Marciano Augusto.

Se decidió convocarse a un concilio, no en Italia, tal como pretendía León I, sino en Calcedonia, en Asia Menor.

Asistieron 600 obispos -apenas 2 eran occidentales- es un escenario casi caótico: en 451 llegaron los hunos de Atila a Roma. León I convenció a Atila, cuyo ejército padecía hambruna y epidemias, que no marchara sobre Roma a cambio de un tratado de paz con el Imperio Romano y el pago de un tributo. No lo pudo repetir tres años después, cuando llegó Genserico al frente de los vándalos. Al menos logró evitar los asesinatos y el incendio.

Volviendo a Calcedonia, Dióscoro fue condenado por unanimidad, y todos sus decretos fueron declarados nulos.

En su canon 28, el Concilio aprobó que la sede de Constantinopla fuese la N°2 más importante después de Roma, en contra de lo estipulado en el Concilio de Nicea donde la sede más importante N°2 era Alejandría. Esto enojó a los cristianos de Egipto y condujo al cisma del Patriarcado de Alejandría en el año 457.

En las principales sedes apostólicas del Imperio romano de Oriente, se abrió un período de disputas entre monofisitas vs. ortodoxos, con consecuencias:

** la Iglesia copta, que nació de la ruptura con el Patriarcado de Alejandría,
** la Iglesia ortodoxa siríaca, que nació de la ruptura con el Patriarcado de Antioquía,
** la Iglesia ortodoxa malankara de India,
** la Iglesia ortodoxa etíope.

Hay dos ritos, bien diferentes y que marcan la identidad de cada uno.

Las que siguen el rito antioqueno, o siríaco (también llamado “de Santiago”) y emplean el siríaco como lengua litúrgica, se distinguen de las del rito siríaco oriental, llamadas asirias o caldeas, o más propiamente Iglesia de Oriente, y que están bajo la autoridad del patriarca de Oriente o Caldeo (en el caso de los católicos).

Ahora, siguen el rito siríaco occidental dos comunidades que a su vez se diferencian entre sí:

** la Iglesia Siríaca Ortodoxa, de teología no calcedoniana, en comunión con el patriarca (o papa) copto de Alejandría, y con el de Etiopía, así como con el de los armenios ortodoxos. Con mayor implantación en el interior de Siria y el norte de Iraq, importante presencia en India (la Iglesia malankara), el sur de Turquía y Líbano, y una apreciable diáspora en Europa y América. Alcanza a unos 3 millones de fieles;

** la Iglesia Siríaca Católica, de teología católica oriental, consecuencia de haber entrado en comunión con Roma en 1781 forman la Iglesia Siríaca Católica. Está asentada en las grandes ciudades de Siria e Iraq, con importante presencia en Líbano, y una modesta presencia en América. Su líder actual es el patriarca Ignacio José III Yonan, y según el último censo cuentan con unos 200.000 fieles.

Antioquía

Los patriarcas sirianos residieron en Antioquía hasta el año 1034, luego se mudaron al Monasterio Mar Barsauna (1034 a 1293), más tarde al Monasterio de Der ez-Za´faran, en Homs, Siria (1293 a 1924); finalmente a Damasco, capital de la República Árabe Siria, en 1959.

Antioquía, en el margen oriental del río Orontes, se encuentra en la región del mar Mediterráneo de Turquía. Es la capital de la provincia de Hatay, fundada a finales del siglo IV a. C. por Seleuco I Nicátor como capital de su imperio en Siria.

Seleuco I había sido general de Alejandro Magno, y era hijo de Antíoco de Orestis, famoso porque su hijo le otorgó su nombre a 16 ciudades que fundó.

Ubicada en una privilegiada posición geográfica, tuvo un crecimiento veloz.

De arquitectura helenística, tuvo cuatro expansiones, motivo por el cual se le llamó “Tetrápolis” (cuatro ciudades).

Habitada por colonos griegos de Antigonia, macedonios y judíos (que tuvieron derechos de ciudadanía desde la fundación), llegó a 3ra. ciudad del Imperio romano después de Roma y de Alejandría.

Antioquía es clave en la historia del cristianismo.

El origen de la comunidad cristiana antioquena fue la persecución desencadenada en Jerusalén tras la lapidación de Esteban, a manos de los judíos, lo que provocó una dispersión hacia la región sirio-fenicia y así llegaron a Antioquía, capital de la provincia romana de Siria.

La grey local fue iniciada por el apóstol Pedro en el año 37 d.C.

En una sinagoga de Antioquía, el apóstol Pablo, ex Saulo de Tarso cuando era un fundamentalista judío, predicó su primer sermón cristiano.

En Antioquía, los seguidores de Jesús fueron llamados por primera vez, “cristianos” (Hechos de los Apóstoles 11:26).

Entonces, Antioquía fue la primera comunidad cristiana fuerte establecida fuera de Palestina, y se mantuvo como uno de los grandes centros de la cristiandad de los primeros siglos.

Rupturas

Volviendo al cisma cristiano en Calcedonia, los sirios fieles a lo que resolvió la mayoría eligieron un Patriarca, Gregorio. Los que pertenecían a este grupo, por su adhesión a Constantinopla, fueron denominados melquitas (de melek, que quiere decir emperador, en siríaco).

Desde entonces, han existido dos jerarquías paralelas en el antiguo Patriarcado de Antioquía.

La rama melquita, que aceptó poco a poco los usos y costumbres bizantinos, y se los conoce como greco-ortodoxos.

Grupos provenientes de estas iglesias entraron en comunión con Roma.

A su vez esta situación provocó cinco patriarcas con el título de Antioquía:

El Patriarca de Antioquía y todo el Oriente para los siriano-ortodoxos.

El Patriarca de Antioquía y todo el Oriente para los greco-ortodoxos..

El Patriarca de Antioquía para los siriano-católicos. Esta jerarquía, iniciada en 1662, fue dotada de un patriarcado en 1783.

El Patriarca de Antioquía, Alejandría y Jerusalén para los greco-católicos, residente en Damasco (Siria), cuya línea jerárquica se remite a 1724.

El Patriarca de Antioquía para la nación maronita, residente en Bkerke (Líbano).

El Pordiosero

A los disidentes de Calcedonia se les denominó “monofisitas”, por ser partidarios de que en Jesús sólo había una única naturaleza, la divina. Los disidentes se refugiaron en las zonas rurales semidesérticas sirias y árabes, y mantuvieron su propia liturgia en idioma siríaco (una variante del arameo).

Según los maestros, la teología que predominó en los sirianos ortodoxos fue la de Severo de Antioquía, heredero de la teología de Cirilo de Alejandría, para quien Cristo es uno solo y el mismo (compuesto) de dos naturalezas, de la divinidad y de la humanidad.

La diferencia terminológica respecto a la formulación de Calcedonia ha residido en la expresión “de dos naturalezas” –el concilio había reconocido “a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas”.

Pero la ruptura abierta llegó con las persecuciones que los emperadores Justino I (518-527) y Justiniano I (527-565), ordenaron contra los “monofisitas”, llegando a confinar en Egipto al Patriarca Severo.

Pero cuando parecían a punto de desaparecer, a mediados del siglo VI, llegó el monje Jacobo Bar Addai –llamado “el pordiosero” porque así disfrazado recorrió el territorio–, enviado por la emperatriz Teodora, con el propósito de reorganizar la Iglesia siriana de Antioquía.

Baradai, más tarde obispo de Edesa, consagró en 544 a Sergio de Tella y luego a Pablo II. Esto significó la reconstitución íntegra de la jerarquía siriana, formalizando el cisma con el Patriarca griego ortodoxo.

Por causa de Baradai comenzaron a llamar jacobitas a los miembros de esta Iglesia oriental.

La conquista árabe en el siglo VII terminó con la persecución bizantina y favoreció el crecimiento de esta Iglesia.

En la Edad Media llegó a tener comunidades sin obispos en el Turkestán y en la hoy provincia china de Xinjiang.

Las invasiones de los mongoles a partir del siglo XIII, destruyeron los templos y monasterios de los cristianos ortodoxos sirios y dispersaron sus comunidades.

Y luego llegó el Imperio Otomano. El Patriarcado debió trasladarse del monasterio de Der ez-Za´faran, a la ciudad de Homs, antes de radicarse en Damasco

El genocidio

El jefe espiritual tiene los títulos de Patriarca de Antioquía y todo el Oriente; y Cabeza Suprema de la Iglesia Ortodoxa Siriana Universal, con medio millón de fieles en Siria, Líbano, Turquía y Palestina. También hay fieles en USA, Latinoamérica, Europa Occidental y Australia. Y un millón de fieles en India, que pertenecen a la Iglesia Siriana Jacobita de Malankara.

El patriarca Ignacio Afrem II es el sucesor N°122 de Pedro en la Sede Apostólica de Antioquía.

Fue entronizado en Damasco (Siria) el 29 de mayo de 2014.

La visita coincide con la conmemoración del Genocidio Siríaco o Sayfo o Seyfo, el asesinato masivo de la población asiria del Imperio otomano durante 1890, la 1ra. Guerra Mundial y el período de 1922-1925.

El genocidio asirio ocurrió en el mismo contexto que los genocidios armenio y griego.

Casi tres millones de cristianos de denominación siríaca, armenia o griega ortodoxa fueron asesinados por el régimen de los llamados Jóvenes Turcos.

La guerra

El fenómeno que ha sacudido al mundo árabe en el siglo XXI ha sido la expansión del salafismo, una escuela rigorista del Islam sunní, proveniente de Arabia Saudí.

Entre sus militantes extremos se encontró a Osama bin Laden, fundador de la red terrorista Al Qaeda. Aunque afecta a muchos países con mayoría sunní, golpeó duro a Siria.

Desde 2011, la guerra civil tuvo cuatro bandos:

** el gobierno de Bahasr Al Assad, que ganó la contienda con el apoyo de Rusia, Irán y Hezbollah;

** el Ejército Libre de Siria (variopinto de opositores, desde democráticos a islamistas, por las monarquías árabes del Golfo),

** los salafistas radicales del Estado Islámico (EI) o Daseh o Isis, herederos de Al Qaeda; y

** las milicias kurdas (estrechamente vinculadas a USA) que buscan su propio lugar.

Todos los dirigentes de las iglesias siríacas apoyaron al gobierno y reclamaron el diálogo. También acusaron a poderes extranjeros (desde Arabia Saudí a Turquía y USA) de estar detrás de la guerra.

Ha ocurrido una enorme diáspera en la sociedad siria que llevará mucho tiempo reconciliar pero los clérigos afirman estar trabajando en esto.

En la Argentina

La presencia de la Iglesia siriana ortodoxa en la Argentina se remite a la llegada de inmigrantes provenientes de Siria, Iraq y Turquía.

Llegaron a Buenos Aires (1918); Córdoba (1928); Frías (Santiago del Estero, 1930); La Plata (1932); y Avellaneda (1944).

Hay también un grupo de familias sirianas en Salta. Y La Plata.

La organización eclesiástica es la de un vicariato patriarcal –cuyo vicario es el arzobispo Nicolaos Matti Abd Alahad, residente en La Plata–, con cuatro parroquias.

En 2018 el diácono Rubén Azar, ingeniero de 62 años, fue ordenado sacerdote por el arzobispo de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía en la Argentina, monseñor Crisóstomo Juan Gassali, en la catedral San Pedro de esa Iglesia en la ciudad de La Plata. Fue la primera vez que esa Iglesia ordenó un sacerdote en la Argentina.

El Arzobispo Vicario Patriarcal en Argentina, John Gassaly Mor Chrisostomo, dijo:

“Su Santidad el Patriarca Ignacio Afrem II es un baluarte desde el inicio de su Patriarcado en la misión de proteger a los cristianos perseguidos en Media Oriente, participando activamente en las actividades internacionales en su defensa como en la defensa de los templos, la tradición, y los principios del Cristianismo Oriental, cuna de los apóstoles de Jesús. Llevando en su corazón y en sus discursos los sufrimientos de nuestra feligresía como sucesor de San Pedro en sus encuentros con autoridades y líderes mundiales como el Papa Francisco, el entonces presidente de Estados Unidos, Barak Obama, y el actual vicepresidente de ese país, Mike Pence”,

El domingo 16/06 a las 10:00, Ignacio Afrem II oficiará la Divina Liturgia en la Catedral San Pedro de la calle 48 N° 1072 (entre 16 y 17) de La Plata y luego se lo agasajará en la Asociación Siriana Ortodoxa de Beneficencia de la calle 44 N° 779.

Ecumenismo

Diferencias dogmáticas, respecto a lo que sostiene la Iglesia Católica Apostólica Romana, son la afirmación de que la Virgen María fue purificada del pecado original y la no existencia del Purgatorio.

En los últimos 40 años también se han experimentado importantes progresos en las relaciones con la Iglesia católica. El Patriarca Ignacio Jacobo III participó como observador en el Concilio Vaticano II y, en 1971, visitó al papa Pablo VI.

En 1980, ese Patriarca fue recibido por Juan Pablo II.

Su sucesor, Ignacio Zakka Iwas I, visitó Roma en 1984.

A la vez se han celebrado cinco consultas teológicas, auspiciadas por la Fundación Pro Oriente (en Viena, 1971, 1973, 1976, 1978 y 1988).

Los progresos más sustanciales se produjeron en el ámbito de la cristología (la parte de la teología cristiana que dedica su estudio al papel que desempeña Jesús de Nazaret). Por ese motivo Pablo VI y el Patriarca Ignacio Jacobo III firmaran un acuerdo cristológico (1971), confirmado por Juan Pablo II y el Patriarca Ignacio Zakka Iwas I (1984).

La declaración conjunta contiene una profesión de fe cristológica común que reconoce que, más allá de la diferencia de terminología y de cultura, hay unidad en la sustancia de la fe referente a la encarnación del Hijo de Dios.

Además, ambas partes reconocen la realidad eclesial de la otra y la autenticidad de sus sacramentos. Los jefes de las dos iglesias autorizan a sus fieles a recibir los sacramentos de la penitencia, la eucaristía y la unción de los enfermos en la otra Iglesia cuando el acceso a los ministros de la propia Iglesia es material o moralmente imposible.

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

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