La siguiente reflexión ocurrió en el siglo 1 pero sigue teniendo una actualidad llamativa en el siglo 21, tal como si no hubiesen transcurrido tantos años:
“¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.”
1RA. CORINTIOS 6:19
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es la causa de muerte evitable N°1 en el mundo; el principal factor de riesgo para contraerla es el uso y abuso del tabaco.
Cada 31 de mayo, este organismo de la Organización de Naciones Unidas hace un llamado para reforzar las medidas de prevención e imponer mayores regulaciones que lleven a la reducción del consumo del tabaco.
Según la OMS, en el mundo mueren anualmente 8 millones de personas a causa de fumar, y otro millón de personas pierde la vida por exposición al humo de cigarro.
En concreto, la OMS advierte que, el cigarro mata a una persona cada cuatro segundos.
No fumar y ayudar a otros a dejar el tabaco resulta una acción valiosa que reconcilia a cada persona consigo mismo y su prójimo.
En la Argentina, el consumo de tabaco causa la muerte de más de 44.000 muertes al año. Argentina tiene una de las prevalencias de consumo más altas de la región: el 22,2% de los adultos fuma según la más reciente Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2018) y la edad de inicio al consumo se sitúa entre los 12 y 15 años.
Dato relevante: el consumo se ha ido desplazando de los hombres a las mujeres y de los sectores altos a los bajos.
Una conclusión: sólo la acción de los gobiernos permitirá contrarrestar los devastadores efectos que la epidemia tiene para la salud pública.
Diversos gobiernos, por ejemplo el de la Argentina, perciben impuestos por la comercialización del tabaco, y esto provoca una conducta de las autoridades a veces contradictoria y a veces irresponsable, a causa del doble discurso, acerca la adicción que provoca.
A propósito del caso de la Argentina, aquí un ejemplo concreto: el Poder Ejecutivo Nacional, a través de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), presentó un pedido a la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que se revierta una medida cautelar que beneficia a Tabacalera Sarandí S.A. que la exime de pagar el impuesto mínimo al cigarrillo, el cual tiene entre sus objetivos disminuir el consumo de tabaco para proteger la salud.
El caso ha provocado un indisimulado interés en ciertos funcionarios de la Corte Suprema por conocer no sólo el expediente sino también los antecedentes.
A los funcionarios públicos involucrados no parece importarles que cuanto más tiempo fuma una persona, mayor será su probabilidad de que experimente daños por fumar, incluso de muerte más temprana.
Pero, sin interesar su edad, quienes fuman pueden reducir sustancialmente su riesgo de enfermedades, incluso de cáncer, al dejar de fumar. No hay ninguna acción del Estado para promover el abandonar la adicción. Todos los esfuerzos -tales como los planes de 5 Días para Dejar de Fumar- son de organizaciones privadas.
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Un caso en Tribunales
Dejar de fumar es una decisión individual pero el grupo cercano de pertenencia tiene mucha influencia. También el Estado, que impone normas y regula conductas.
Es harto llamativo que en la Argentina, un Estado que mantiene una relación fundacional con un culto cristiano (católico apostólico romano) sin embargo, no se interese por preservar la salud de sus integrantes, que sin duda es un valor cristiano.
El Estado prioriza recaudar impuestos del tabaco antes que impedir su consumo y prohibir su publicidad.
Un caso ilustrativo es la reyerta acerca de los beneficios / desventajas impositivas: la medida cautelar, otorgada por la sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, impide la plena implementación de la Ley Nacional N°27.430, sancionada en diciembre de 2017 por medio de la cual se estableció un impuesto mínimo de $28, actualizable por inflación, con el fin de disminuir la brecha de precios entre las marcas de cigarrillos, y así reducir los incentivos a cambiar el patrón de consumo hacia opciones más baratas.
Tabacalera Sarandí, en el marco de la intensa crisis económica argentina, emergió abasteciendo de cigarrillos de menor precio, que consiguieron su segmento de mercado, para escozor de las dos empresas que tradicionalmente controlan la plaza, Massalin Particulares, filiar de Philip Morris; y Nobleza Piccardo, filial de British American Tobacco.
En el medio, el Estado, que impone las regulaciones y las recaudaciones. Y siempre tiene necesidades fiscales. Pero también debe velar por la salud pública. Conflicto de intereses.
Así comenzó una guerra en las narices de los consumidores, en la que el botín es el multimillonario negocio. En el interín, para no quedar tan desacomodada, Sarandí, mientras reclamaba un tratamiento especial en su condición de mediana empresa, acordó una cooperación con Imperial Brands, anteriormente Imperial Tobacco, 4ta. mayor compañía tabaquera del mundo, que hasta 1991 estuvo en British American Tobacco.
Poco después, en diciembre 2018, la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba revocó la medida cautelar que le permitía a otra empresa productora de cigarrillos baratos, Centro Tabacalera SA, evitar el pago de los impuestos internos establecidos por la legislación nacional, que le había concedido el juez federal Ricardo Bustos Fierro.
La Cámara hizo lugar al reclamo de la AFIP, que sostuvo que “no puede soslayarse el peligro real que representa para el Fisco el impedirle disponer de aquella renta en tiempo oportuno, con perturbación de la política de Estado y menoscabo de los intereses de la comunidad”.
Contraatacando las nuevas tabacaleras para pobres se defendieron: “Estamos al día con los impuestos, pagamos como corresponde mes a mes, pero no podemos ni debemos sucumbir ante las presuntas exigencias y el lobby de las multinacionales extranjeras que hoy acaparan más del 90% del mercado total del sector tabacalero en Argentina. Es más quiero reforzar que con la rebaja impositiva del 75 al 70% de la actual Ley, llamada Reforma Massalin, estas multinacionales solas, con Massalin a la cabeza, van a tener un beneficio fiscal de más de $10.000 millones al año que irá directo a sus casas matrices de Suiza y Londres”.
Evidentemente, para el Estado, que debería velar por el bienestar de sus ciudadanos, no es un debate sobre salud sino acerca de recaudación impositiva.
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Declaración
En el marco del Día Mundial sin Tabaco, más de 50 organizaciones adhirieron a una declaración para solicitar la prohibición de todo tipo de publicidad, promoción, patrocinio de los productos de tabaco, incluyendo la exhibición de productos y la adopción del empaquetado neutro. No habría que solicitarlo si el Estado cumpliera con su misión de defender la salud pública.
El documento fue elaborado por iniciativa de la Coalición Argentina de Control de Tabaco (CACTA), red de la que FIC Argentina (Fundación InterAmericana del Corazón) es miembro, para presentarlo a autoridades del Ejecutivo Nacional y el Legislativo.
Las organizaciones denuncian que las empresas de cigarrillos aprovechan los canales que la normativa vigente (Ley N° 26.687) no regula para seguir promocionando sus productos perjudiciales para la salud y, por eso, piden que el Estado avance con una legislación nacional más restrictiva y conforme a las recomendaciones internacionales.
Un ejemplo de un canal no regulado es la exhibición de paquetes de cigarrillos en kioscos y eventos, eje que es explotado por las tabacaleras en todo el país. A través de esta estrategia, las empresas ponen a la vista de sus actuales y potenciales consumidores toda su línea de productos, que se destacan por sus empaquetados llamativos, coloridos y con recursos gráficos que atraen la atención y opacan las advertencias sanitarias.
“La exhibición de productos incentiva el consumo, especialmente en niños, niñas y adolescentes y favorece la naturalización de los cigarrillos. Lo mismo sucede con el marketing directo enfocado en adolescentes: las empresas montan stands en festivales de música donde buscan captar a un público jóven, les toman los datos y luego hacen campañas de e-mail marketing. Son estrategias diseñadas a medida de cada público que las empresas se proponen captar. Necesitamos que la normativa se adapte a los estándares y regule de forma completa la publicidad, promoción y patrocinio de productos de tabaco”, indicó Marita Pizarro, codirectora ejecutiva de FIC Argentina.
Además de estas acciones que no son alcanzadas por la ley vigente, las empresas violan regularmente la normativa. Así lo reflejaron diversos relevamientos realizados por FIC Argentina que reflejaron que las tabacaleras organizan concursos, usan máquinas expendedoras, entregan muestras de productos y combos promocionales, a pesar de estar prohibido por la regulación.
“El Estado debe monitorear el cumplimiento de la ley vigente y sancionar a las empresas cuando corresponda. De lo contrario, la ley es letra muerta y la salud de la población queda librada a las decisiones de estas empresas que sólo buscan su rédito económico”, concluyó Pizarro.
Un daño terrible
La información sobre el daño que provoca el fumar es demoledora.
De las más de 7.000 sustancias químicas presentes en el humo de tabaco, al menos 250 se sabe que son dañinas, incluso el cianuro de hidrógeno, el monóxido de carbono y el amoníaco.
De las 250 sustancias conocidas como dañinas en el humo de tabaco, al menos 69 pueden causar cáncer. Estas sustancias químicas cancerígenas son:
- Acetaldehído,
- Aminas aromáticas,
- Arsénico,
- Benceno,
- Berilio (un metal tóxico),
- 1,3-butadieno (un gas peligroso),
- Cadmio (un metal tóxico),
- Cloruro vinílico,
- Cromo (un elemento metálico),
- Cumeno,
- Formaldehído,
- Hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP),
- Níquel (un elemento metálico),
- Nitrosamina específica del tabaco,
- Óxido de etileno,
- Polonio-210 (un elemento químico radiactivo).
Fumar es la causa principal de muerte prematura, y que puede prevenirse.
De esas muertes prematuras, 36% son por cáncer, 39% son por enfermedades cardíacas y apoplejía, y 24% son por enfermedades pulmonares. Los índices de mortalidad entre los fumadores son casi tres veces más altos que en las personas que no han fumado nunca.
Fumar es causa de varios tipos de cáncer: de pulmón, de esófago, de laringe, boca, garganta, riñón, vejiga, hígado, páncreas, estómago, cérvix o cuello uterino, colon y recto, así como también leucemia mieloide aguda.
Sin embargo, todavía el Estado tolera formas de publicidad del consumo de tabaco.
La adicción aceptada, a cambio del pago de impuestos, puede provocar enfermedades del corazón, apoplejía, aneurisma de la aorta (una hinchazón como globo en una arteria del pecho), enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) (bronquitis crónica y enfisema), diabetes, osteoporosis, artritis reumatoide, degeneración macular relacionada con la edad y catarata, y empeora los síntomas de asma en adultos.
Quienes fuman presentan un riesgo mayor de padecer neumonía, tuberculosis y otras infecciones de las vías respiratorias. Además, debilitamiento de la función inmunitaria.
Si todo esto se encuentra demostrado por las propias autoridades sanitarias del Estado, ¿cómo es que el Estado no ha tomado cartas en el asunto en forma más decidida?
Desde la década de los años ’60, el riesgo de cáncer de pulmón o enfermedad pulmonar obstructiva crónica ha aumentado en un fumador en comparación con quienes no fuman, aun cuando el número de cigarrillos consumidos por cada fumador ha disminuido.
Es probable que resulte consecuencia de
- los cambios en diseño y composición de los cigarrillos,
- la forma como se curan las hojas de tabaco, y
- la profundidad con la que los fumadores inhalan el humo de los cigarrillos y los productos tóxicos que contienen.
Otro tema dramático: Una mujer que fuma embarazada tiene un riesgo mayor de abortar, de tener un embarazo ectópico, que su bebé nazca prematuramente y con un peso anormalmente bajo al nacer, y que el bebé nazca con labio leporino o paladar hendido.
La mujer que fuma durante el embarazo o después de este aumenta el riesgo de que su bebé muera por síndrome de muerte súbita del lactante.
Por si faltara algo: los hombres que fuman tienen un riesgo mayor de disfunción eréctil.
Y el tabaquismo de segunda mano (involuntario o pasivo) es la combinación del humo de la corriente “lateral o secundaria” (el humo que resulta de la combustión de un producto de tabaco) y el humo de la corriente “principal” (el humo que exhala el fumador).
La inhalación de humo de tabaco en el ambiente causa cáncer de pulmón en adultos que no fuman. El Director General de Sanidad estadounidense estimó que vivir con un fumador aumenta la posibilidad de cáncer de pulmón en quienes no fuman entre 20% y 30%.
Los niños expuestos al humo de tabaco en el ambiente tienen un riesgo mayor de presentar síndrome de muerte súbita del lactante, infecciones de oídos, resfríos, neumonía y bronquitis. La exposición al humo de tabaco en el ambiente puede también aumentar la frecuencia y gravedad de los síntomas de asma en niños que tienen asma.
Pese a todos estos datos empíricos… no se ha erradicado totalmente la publicidad del tabaco.