The Last Kingdom y una lección para nuestros días
The Last Kingdom y una lección para nuestros días
La producción audiovisual inglesa The Last Kingdom es considerada una de las series más vistas en el transcurso del 2020. Analizada detenidamente presenta una lección bíblica para ser considerada por cada creyente hoy en día.
Tanto ha crecido su fama que muchos la consideran la “nueva Games of Thrones”.
La ficción fue escrita por el inglés Bernard Cornwell, quién le agrega un tinte especial al aseverar que uno de los protagonistas forma parte de su árbol genealógico.
El impacto y aceptación que ha generado la saga, se puede reconocer al observar la puntuación promedio de 93% en la conocida y respetada valoración de Rotten Tomatoes.
La serie adquirida por Netflix y originalmente conocida como The Saxon Stories, presenta una trama que puede ser similar a la de Vikingos, perosus semejanzas no quedan simplemente allí.
Detalles de una trama conocida
The Last Kingdom está ambientada en la Inglaterra real del siglo IX d.C. cuando el territorio estaba dividido en siete monarquías.
La saga sigue los sucesos relacionados con las hazañas de Uhtred de Bebbanburg, señor del castillo de Bamburgh.
Uhtred es un hombre criado por los invasores y, con sentimientos divididos entre sus orígenes y aquellos que le han criado, vive con su lealtad continuamente a prueba.
A pesar de su difícil situación elige luchar por sus derechos de nacimiento, siendo esa decisión el punto de partida que detonará el relato.
Con el correr de los capítulos se conoce que la historia persigue un fin último, la unificación de la nación de Inglaterra.El anhelo del único reino con un solo rey no desaparece.
Para el lector de la Biblia, la trama de The Last Kingdom presenta una semejanza con la historia de Moisés y con una profecía escrita por el profeta Daniel.
Israel se encontraba dominado por Egipto (Éxodo 1). El futuro dirigente del pueblo elegido por Dios comienza su vida de forma complicada para terminar viviendo y educándose gran parte de sus primeros años con los egipcios, sus enemigos (Éxodo 2).
“Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado.” Hebreos 11:24,25.
Los protagonistas de ambas historias vivencian el mismo dilema, deben elegir a quién servir. El apóstol Pablo explica cómo resolvió el dirigente de Israel la incógnita de su vida.
El joven hebreo decidió ser fiel a Jehováy sus creencias en las Escrituras. A pesar de la influencia recibida por sus últimos educadores y la presión de la libertad al momento de elección.
Un último reino
“En los días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos.” Daniel 2:44.
Bajo inspiración divina el profeta Daniel escribe los sucesos que acontecerán en el fin del mundo.
Así como el deseo de los hombres y mujeres que vivieron en el siglo IX d.C. antes de la fundación de Inglaterra, la Biblia presenta un solo rey que triunfará y será eterno.
Luego de la sucesión histórica de naciones que se leen en Daniel 2 y 7, se conoce que la roca que vendrá del cielo cortada “no con mano”. Este es un símbolo de Jesús y el reino de los cielos(Mateo 24:30, Efesios 2:20,21, 1 Pedro 2:4-8).
“En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.” Apocalipsis 19:16.
La Palabra de Dios expresa que el único soberano es Jesucristo.
“Mi reino no es de este mundo, contestó Jesús. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.” Juan 18:36.
Juan registra las palabras de Cristo al mencionar que su gobierno no es de este mundo.
“En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.” Filipenses 3:20.
En consonancia con las palabras de Jesús y lo escrito por Daniel, Pablo menciona que los creyentes en el Hijo de Dios tienen su ciudadanía en los cielos. No en la tierra.
Espectador protagonista
Así como Uhtred y Moisés tuvieron infancias difíciles,el ser humano viene a este mundo condenado como consecuencia del pecado.
“El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.” Juan 3:18.
Así como el niño hebreo y el joven inglés,el ser humano nace y crece en un mundo para el cuál no fue creado. Sufre influencias contrarias a las de su Creador, y deberá vivir bajo prueba constante (1 Corintios 4:16-18, 1 Pedro 1:5-9).
“El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida.” 1 Juan 2:17, Juan 3:36.
Según la Biblia toda persona puede elegir amoldarse a sus “nuevos padres” y perecer. O seguir el plan divino ycreer en Cristo, el creador, a fin de tener un nuevo comienzo y ser habitante del único reino que no tendrá fin(Daniel 7:18).