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“¡Salomón, te he vencido!” (pero en 2020 todo cambió)

viernes 03/07/2020

"David obtuvo el favor de Dios y pidió tener el privilegio de construir un templo permanente para el Dios de…

santa sofía
Según el historiador Procopio de Cesárea, Justiniano exclamó: "¡Salomón, te he vencido!", en referencia al primer templo de Jerusalén.

David obtuvo el favor de Dios y pidió tener el privilegio de construir un templo permanente para el Dios de Jacob,pero fue Salomón quien lo construyó.
Sin embargo, el Altísimo no vive en templos hechos por manos humanas. Como dice el profeta:
“El cielo es mi trono
y la tierra es el estrado de mis pies.
¿Podrían acaso construirme un templo tan bueno como ese?
—pregunta el Señor—.
¿Podrían construirme un lugar de descanso así?
¿Acaso no fueron mis manos las que hicieron el cielo y la tierra?”.

Hechos 7:48-50

“Entonces Pablo, de pie ante el Concilio, les dirigió las siguientes palabras: «Hombres de Atenas, veo que ustedes son muy religiosos en todo sentido,
porque mientras caminaba observé la gran cantidad de lugares sagrados. Y uno de sus altares tenía la siguiente inscripción: “A un Dios Desconocido”. Este Dios, a quien ustedes rinden culto sin conocer, es de quien yo les hablo.
»Él es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Ya que es el Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por hombres,
y las manos humanas no pueden servirlo, porque él no tiene ninguna necesidad. Él es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad
.”
Hechos 17:22-25

Un par de conclusiones:

  • El impresionante primer templo de Jerusalén fue el inicio del derrumbe de Salomón y de Israel.
  • La construcción de la opulenta Basílica de San Pedro fue el inicio de graves irregularidades que llevaron a la Reforma.
  • Es probable que quienes levantan arquitecturas majestuosas, ambicionen un monumento a su propia soberbia antes que un tributo a Dios.
  • La edificación y el mantenimiento de estructuras tan importantes, en forma inevitable comprometen al Estado en la financiación de la Fe, y la Biblia enseña que la teocracia no fue una enseñanza de Jesús.
Estambul 2
Nave central de la impresionante Santa Sofía, de Estambul.
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El presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, declaró el viernes 10/07/2020 la apertura al culto musulmán en la basílica Santa Sofía de Estambul, después de que un tribunal dictaminó que la conversión del edificio en un museo por el fundador del Estado turco moderno fue ilegal.

Erdogan hizo su anuncio una hora después de conocerse el dictamen judicial, a pesar de las advertencias internacionales para que no cambiara el estatus del monumento de casi 1.500 años, reverenciado por igual por cristianos y musulmanes.

Ahora, la historia:

Estambul -ex Nova Roma y luego Constantinopla en honor al emperador Constantino- es una ciudad cosmopolita, fascinante, repleta de belleza histórica junto al mar Bósforo; y simboliza el encuentro de Oriente y Occidente. Un ejemplo: en la planta baja se conservan elementos de la mezquita como el mihrab, pero en la misma zona, a la altura del ábside, hay un mosaico figurativo de la Virgen María en un lujoso trono con el niño Jesús y sobre un pedestal de joyas.

El nudo de este cruce cultural entre dos imperios —bizantino y otomano— sucede en la plaza Sultanahmet. En un extremo se levanta la imponente Mezquita Azul, construida a principios del siglo XIX y con seis minaretes para rivalizar con La Meca; y enfrente, la Basílica de Santa SofiaAyasofya para los turcos—, uno de los logros arquitectónicos más impresionantes de la humanidad, impulsada en el siglo VI por el emperador Justiniano como núcleo del cristianismo.

En 1453, Mehmet el Conquistador, quien capturó Constantinopla, permitió el saqueo ilimitado de la ciudad, incluyendo la iglesia católica ortodoxa, a la que ingresó recién nueve meses después para anunciar, como un acto simbólico del triunfo del islam, el 29 de mayo de aquel año, que sería una mezquita.

Y así fue hasta que el gobierno del general Mustafa Kemal Atatürk, fundador del Estado turco moderno, decidió transformarla en museo en 1934.

En 1935, Santa Sofía abrió sus puertas con los mosaicos cristianos –que habían permanecido encalados durante siglos– al descubierto y los elementos de la mezquita como el mihrab o los medallones con inscripciones coránicas, una mezcla religiosa que la ha convertido en el museo más visto de Turquía (3,7 millones de visitantes en 2019).

Es un statu-quo que el gobernante nacionalismo de derecha, liderado por el presidente Recep Tayyip Erdogan, quiere modificar derogando el decreto que permitió secularizar el edificio. En verdad, hasta ahora, sólo la dificultad de llenar de devotos la gigantesca Mezquita Azul, a 300 metros de la Santa Sofía, ha jugado en contra de la reconversión. Pero todo puede cambiar cuando el Estado se entromete en la Fe.

Con permiso de Dios, escucharemos de nuevo el ezan [llamada a la oración] desde Santa Sofía, en lugar de las campanas”, prometió Devlet Bahçeli, líder del partido en que se apoya Erdogan para gobernar.

El jueves 02/07 la decisión se ha aplazado durante 15 días pero si la decisión fuese favorable, el Gobierno del islamista Erdogan impulsará el culto musulmán en la antigua basílica bizantina.

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Presidente turco Recep Tayyip Erdogan y detrás suyo la Basílica Santa Sofía.
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Según una encuesta de Istanbul Ekonomi Arastirma, el 47% de los turcos quiere que Santa Sofía vuelva a ser mezquita, otro 13% que se abra al rezo de todas las religiones y un 38%, que siga siendo museo.

Sin embargo, según otra encuesta, de MetroPOLL, el 44% de los turcos creen que la cuestión de Santa Sofía pretende alejar el debate de la actual crisis económica, y otro 12% cree que el interés del gobernante está dirigido a un eventual adelanto electoral, mientras que el 30% opina que realmente tiene que ver con el statu-quo del museo.

Semanas atrás, el partido derechista opositor IYI había presentado una moción parlamentaria para convertir a Santa Sofía en mezquita, iniciativa que fue rechazada con los votos de la coalición islamonacionalista que gobierna Turquía, y que ahora retoma la propuesta como propia. Muy curioso.

Así, el presidente Erdogan impulsó el debate sobre el statu-quo de Santa Sofía en un contexto que tiene más de especulación electoral que trasfondo religioso. Por si faltaran excusas, la discusión reapareció justo cuando la Unión Europea decidía si abría sus fronteras a Turquía en la pos-pandemia y cuando Israel se aprestaba a anexar gran parte de Cisjordania o Samaria.

El vicerrector de la Universidad Fundacional de Fatih Sultan Mehmet, profesor Fahameddin Başar, intentó consolidar los argumentos nacionalistas: “La conquista de Estambul cambió muchos equilibrios en el mundo. Una vez que Santa Sofía se convirtió en una mezquita, el Estado otomano se hizo líder del mundo islámico. Occidente se llevó una desilusión después de la Conquista. Cuando la noticia llegó al Pontífice, éste convocó a todos los cristianos para realizar la Cruzada, pero este llamado no recibió una respuesta. Siempre hicieron planes para dominar otra vez Santa Sofía y Estambul y para expulsar a los otomanos”.

Para los islamistas la estructura tiene un gran valor simbólico, un “trofeo de la conquista”, la definió Erdogan el 29/05.

En la reciente década ya ocurrieron varias conversiones de iglesias-museo en mezquitas. Sin ir muy atrás, en 2019 el Consejo de Estado, o «Danistay», mitad tribunal administrativo, mitad consejo consultivo, ordenó que la Basílica de San Salvador de Cora, en Estambul, se abriera al rezo musulmán, si bien aún sigue siendo un museo.

Y la antiquísima basílica del mismo nombre, en Nicea (hoy, Iznik), que acogiera un famoso concilio católico, ha vuelto a ser enmoquetada para el rezo islámico, cinco veces al día.

La Asociación de Fundamentos y Servicios Permanentes de Artefactos Históricos y Medio Ambiente -una pequeña asociación islamista que había exigido desde 2005 su retorno al culto musulmán y sus peticiones habían sido rechazadas por el mismo Consejo en 2008 y 2018–, en 2020 parece que puede alcanzar su objetivo.

La Presidencia se ha limitado a decir que acatará la decisión –vinculante– del Consejo.

En cambio, la Fiscalía pide que el Consejo se inhiba, pues la decisión de 1934 fue tomada por el Consejo de Ministros y, por tanto, corresponde anularla o mantenerla al Presidente y su Gabinete.

El próximo capítulo podría coincidir con el 15 de julio, aniversario de la derrota, a manos de los partidarios de Erdogan, de la intentona golpista de 2016.

https://youtu.be/0h_psPuAcQc

Un argumento electoral

En Grecia, el asunto provoca enojos evidentes, sumándose a los otros conflictos vigentes entre ambos países por el control del mar Mediterráneo Oriental y sus recursos energéticos.

Atenas insiste que Santa Sofía está protegida por tratados internacionales (es Patrimonio de la Humanidad junto al casco histórico de Estambul desde 1985).

El secretario de Estado de USA, Mike Pompeo, también advirtió contra un cambio de statu-quo en Santa Sofía, mencionando la calificación que le concedió la UNESCO, organismo multilateral del que se ha retirado USA: ¿¡…!?

En las redes sociales, muchos turcos utilizan, con razón, el ejemplo de la Mezquita de Córdoba, España, preguntándose por qué si los españoles convirtieron en catedral el anterior templo musulmán y la siguen utilizando como tal, la UNESCO sigue calificando la estructura como Patrimonio de la Humanidad pero podría revocárselo a Santa Sofía.

Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla -primus inter pares de la Iglesia Ortodoxa y que tuvo su sede en Santa Sofía hasta el siglo XV- ha pedido que se mantenga como museo, “como lugar y símbolo de encuentro, diálogo y coexistencia de pueblos y culturas”.

El patriarca de Moscú, Cirilo, también se opone: “Sería un ataque contra toda la civilización cristiana”, escribió en una declaración publicada el 07/02/2020.

Cirilo recuerda que la historia del cristianismo en Rusia está directamente relacionada con Santa Sofía. Fue bajo la influencia de las historias de sus emisarios acerca de su belleza que el príncipe Vladimiro decidió bautizar a la Rus de Kiev (federación de tribus eslavas orientales​ desde finales del siglo IX hasta mediados del siglo XIII, ​ bajo el reinado de la dinastía Rúrika. Los actuales pueblos de Bielorrusia, Ucrania y Rusia reivindican a la Rus de Kiev como el origen de su legado cultural). Por lo tanto, para cada ortodoxo ruso sigue siendo un gran santuario cristiano. Durante siglos también fue la principal fuente de inspiración en la configuración de la espiritualidad rusa.

Espero lo razonable del liderazgo del estado turco”, escribió el jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa (RKP) en su declaración. Expresó la convicción de que “mantener el estado actual y neutral de Santa Sofía, una de las mayores obras maestras de la cultura cristiana, el templo que es un símbolo para millones de cristianos en todo el mundo, contribuirá a un mayor desarrollo de las relaciones entre los pueblos de Rusia y Turquía y al fortalecimiento de la paz y la reconciliación entre las religiones”.

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El mihrab en el Hagia Sophia Mosque es tan imponente como La Meca.
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Sin embargo, Sahag II Mashalian -patriarca armenio- escribió en Twitter que “le gustaría que en Santa Sofía se celebrara simultáneamente el culto cristiano y musulmán, para que el mundo pueda elogiar nuestra paz religiosa y nuestra madurez“.

Desde su cuenta en Twitter difundió, con evidente aire voluntarista: “(…) Pienso que es más adecuado para la naturaleza del templo que los fieles arrodillados se postren con respeto y reverencia en lugar de que los turistas curiosos corran de aquí para allá para tomar fotos. ¡Que Santa Sofía se abra al culto!. El templo es lo suficientemente grande. Sería mejor que se asigne un espacio también para los cristianos. (…) Que el mundo aplauda nuestra paz y madurez religiosa. Que Santa Sofía se convierta en el símbolo de la época y la humanidad. ¿Es demasiado utópico? ¿No todos ya realizamos nuestra oración bajo la misma cúpula del cielo? También podemos compartir la cúpula de Santa Sofía. ¿No creemos en un solo Dios, a pesar de que nuestras creencias son diferentes? No creo que el templo, que ha absorbido 1000 años de oraciones cristianas y 500 años de oraciones musulmanas en sus paredes y que las haya sintetizado en su misteriosa existencia, tenga alguna objeción a esto“.

La arquitecta e historiadora turca Zeynep Altunbay argumenta lo contrario, y exhibe sólidos fundamentos también: para permanecer en la lista de la UNESCO, un monumento no puede empeorar respecto a su estado en el momento de su inclusión.

No quiero hacer especulaciones sobre qué decisión tomaría la UNESCO, pero sabemos que si se convierte en mezquita, el islam exige tapar los mosaicos de suelo, cúpulas y paredes y eso alteraría negativamente el monumento, que dejaría de estar bajo la protección del Ministerio de Cultura para pasar a control de la dirección de fundaciones religiosas”, abundó.

Precisamente esto fue lo que ocurrió con la mezquita de Santa Sofía de Trabzon (noreste de Turquía), donde una parte del interior del templo fue cubierta con plafones para permitir el rezo sin que los fieles vean imágenes que consideren profanas, mientras en otra parte se han dejado al aire los frescos bizantinos para que puedan ser contemplados por los visitantes.

Es evidente que con su desafío, Erdogan propone un escenario político en días cuando su popularidad ha mermado, complicado sus renovadas ambiciones de permanecer en el poder. Él quiere capturar el voto de los turcos islámicos.

Según el estudioso del islamismo Rusen Çakir, Erdogan pretende polarizar el debate y presentar a la oposición como anti-islámica, además de galvanizar el sentimiento nacionalista gracias a las críticas de Grecia y otros países.

La confluencia de Estado y Fe siempre es dañina para la Fe.

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“¡Salomón, te he vencido!”

En 360, el emperador Constantino levantó la primera iglesia en el lugar donde se levanta Santa Sofía. Y cuatro décadas más tarde quedó reducida a cenizas durante unas protestas.

Teodosio II impulsó su reparación, completada en 415, levantando un edificio —del que se conserva un friso de ovejas— de cinco naves cubierto por un techo de madera.

Otra vez ocurrió un incendio en 532, durante una serie de altercados registrados en los días de Justiniano I.

Con la rebelión sofocada, él ordenó levantar un catedral colosal, y con los materiales más opulentos de sus dominios, tales como las columnas del templo de Artemisa, el mármol verde de Tesalia y la roca negra del Bósforo.

Tras cinco años de trabajo, el edificio diseñado y construido por Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, se inauguró el 27 de diciembre de 537.

Según el historiador Procopio de Cesárea, Justiniano exclamó, al comprobar la magnificencia del edificio: “¡Salomón, te he vencido!”, en referencia al primer templo de Jerusalén.

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Virgen con el Niño rodeada de Constantino, a la derecha, y Justiniano, que ofrece la iglesia de Santa Sofía. Destruida la iglesia de Constantino, Justiniano mandó construir otra nueva para emular a Salomón, constructor del Templo de Jerusalén. Mosaico del siglo X. Santa Sofía.
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Santa Madre Sofía –sophia es la transcripción fonética al latín de la palabra griega “sabiduría“, el nombre completo en griego es «Iglesia de la Santa Sabiduría de Dios»- guarda muchos misterios y secretos.

Según el historiador de aquellos años, Agatías Escolástico, los diseñadores (Artemio de Tralles era matemático e Isidoro de Mileto era arquitecto) trataron de “aplicar la geometría a la materia sólida”.

La planta es un rectángulo de 77 x 71 metros. La cúpula, con forma de media naranja, de 56,6 metros de altura y 31,87 de diámetro, se apoya sin tambor en cuatro pechinas y está reforzada por 40 nervios, dando la sensación según Procopio de estar “suspendida del cielo por una cadena de oro»”.

Mehmet II le entregó como dotación (Waqf) la mayoría de las casas de alrededor y la zona del futuro Palacio de Topkapi, además de tiendas y partes del Gran Bazar y de otros mercados. Así le concedió poder económico a la mezquita.

Debajo del edificio hay una enorme cisterna, proporcional al edificio construído en la superficie. La megacisterna tenía el objetivo de acumular tanto agua de lluvia como de ríos subterráneos para cuando llegaran los días de sequía o de asedios de enemigos.

El escritor Evliya Celebi había afirmado que las cisternas de Santa Sofía integraban una red de cisternas en Estambul, y esto llevó al cineasta Göksel Gülensoy a investigar el subsuelo, origen de un documental “Beneath Haghia Sofia” (Debajo de Santa Sofía), que además demostró que hay túneles que conectaban el templo con el Palacio de Topkapi, el Palacio de Tekfur y las mazmorras de la prisión de Anemas, anexa a las murallas de la ciudad en días bizantinos.

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Santa Sofía, como sede del patriarca ortodoxo de Constantinopla, fue el escenario principal de las ceremonias imperiales bizantinas, entre ellas las coronaciones de los emperadores.

El edificio conserva en su planta baja un cuadro de mármoles nobles que señala el lugar donde se supone que estaba situado el trono u omphalos (centro del mundo).

En la época de las cruzadas, la basílica perteneció entre 1204 y 1261 al Papado católico apostólico romano.

Dos siglos después los otomanos conquistaron Constantinopla tras un asedio de 54 días y Santa Sofía fue reconvertida en mezquita —Mahoma había profetizado que el primer musulmán en rezar allí iría al paraíso—.

El sultán Mehmet ordenó construir cuatro alminares —tanto para llamar al rezo como para reforzar la estructura del templo— y se añadieron excepcionales tondos caligráficos en las columnas de la nave principal con las inscripciones de Alá, el profeta Mahoma, sus dos nietos y los cuatro primeros califas.

Su inmensa cúpula, apenas superada en tamaño por la del Panteón de Roma, alcanza los 56 metros de altura y fueron decorados con inscripciones coránicas.

Y ahí descansan los restos de cinco sultanes.

Varios terremotos han golpeado a la estructura edilicia a lo largo de los siglos, aunque sin llegar a derribarla. Hubo una restauración en el siglo XIX durante el gobierno del sultán Abdül Mecit.

Pero aún hoy en sus galerías destacan el mosaico de la déesis, que representa a la Virgen con Juan Bautista y Pantocrátor, y otros dos que dibujan a los emperadores Constantino IX y Juan II y a las emperatrices Zoé e Irene flanqueando a Cristo y a la Virgen, respectivamente. ¿Por cuánto tiempo más?

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Cristo Bendiciendo. Todos los sucesores de Justiniano quisieron embellecer la iglesia de las coronaciones imperiales. Mosaico del siglo XII. Santa Sofía.
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