El Monte de los Olivos es un lugar de gran importancia para los cristianos en Jerusalén, centro religioso para 3 religiones que, cada una, tiene lugares emblemáticos para su historia, su liturgia y el desarrollo de su Fe. La distancia desde Jerusalén al Monte de los Olivos es de 1,8 kilómetro.
Betania (en arameo, “casa de frutos“) estaba a 15 ‘estadios‘ de distancia -cada ‘estadio‘ equivalía a 125 pasos geométricos o 185 m-; y nacía en la falda oriental del Monte de los Olivos, a unos 3 km al este de Jerusalén, en el camino a Jericó.
El lugar hoy se llama al Azariyeh (quiere decir ‘sitio de Lázaro‘, porque es lugar de peregrinación la tumba en la que estuvo y de la que salió este personaje tan importante en la historia de Jesús).
Betania nunca fue una localidad muy voluminosa. En el siglo 21 tiene menos de 18.000 habitantes. En ese suburbio de Jerusalén vivía también Simón el Leproso o Simón el Fariseo, en cuya casa una mujer ‘pecadora‘ ungió a Jesús con la usanza tradicional de perfume sobre su cabeza (Mateo 26: 6-13; Marcos 14:3; Lucas 7: 36-50).
Jesús hallaba con frecuencia descanso en el hogar de Lázaro y sus hermanos, Marta y María. Y estaba muy cerca de Jerusalén pero a resguardo de Jerusalén….
Betania
El dato es clave para comprender la emergencia y la profundidad del mensaje de ambas a Jesús: “Señor, he aquí el que amas está enfermo.”
Sin embargo, Jesús no fue al rescate. Él permaneció 2 días en el lugar donde estaba sin mostrar ni preocupación ni prisa por el alerta recibido acerca de la supervivencia de Lázaro, su supuesto amigo.
En verdad, Jesús ni siquiera necesitaba ir a Betania para que Lázaro fuese sanado de su mal, si se recuerda lo que sucedió con el centurión romano (Lucas 7: 1-10). Cuando Lázaro murió, Marta y María quedaron desilusionadas.
Lázaro
Jesús les anunció a sus discípulos:
- “Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy para despertarlo.”
- “Lázaro ha muerto; y me alegro por ustedes de no haber estado allí, para que crean. Vayamos a verlo.”
El discípulo Tomás advirtió el peligro de muerte si volvían a Judea. Días atrás a Jesús habían intentado apedrear a Jesús en Jerusalén
Resignado ante la decisión de Jesús de volver a Judea, Tomás les dijo a los otros discípulos, entre quienes estaba Juan, el autor del relato: “Vamos también nosotros, para que muramos con él.”
El Intento de asesinato de Jesús Nº1 había sucedido apenas nació, cuando Herodes intentó utilizar a los Magos de Oriente para llegar hasta el Mesías, y cuando no lo consiguió, inició un exterminio de los recién nacidos en Belén de Judá.
Jesús en su edad adulta sufrió al menos 2 intentos de asesinato, antes de la entrega de Judas Iscariote, que sería el Intento de Asesinato Nº4. Volvamos a los intentos anteriores.
Intento de asesinato Nº2
“Los judíos le respondieron: «¿Acaso no tenemos razón al decir que tú eres samaritano, y que tienes un demonio?» Respondió Jesús: «Demonio no tengo. Yo lo que hago es honrar a mi Padre, pero ustedes me deshonran. Y yo no busco mi gloria. Pero hay uno que la busca, y que juzga. De cierto, de cierto les digo que, el que obedece mi palabra, nunca verá la muerte.» Entonces los judíos le dijeron: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, lo mismo que los profetas; ¿y tú dices: “El que guarda mi palabra, nunca verá la muerte”? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abrahán, el cual murió? ¡Y también los profetas murieron! ¿Quién te crees tú?» Jesús respondió: «Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; pero el que me glorifica es mi Padre, el que ustedes dicen que es su Dios. Ustedes no lo conocen, pero yo sí lo conozco. Y si yo dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes. Pero lo conozco, y obedezco su palabra. Abrahán, el padre de ustedes, se alegró al saber que vería mi día. Y lo vio, y se alegró.» Los judíos le dijeron: «Ni siquiera tienes 50 años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Antes de que Abrahán fuera, yo soy.» Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo.”
Intento de asesinato Nº3
Otro intento de apedrear a Jesús se relata en Juan 10: 31-39:
“Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearlo, pero Jesús les respondió: «Yo les he mostrado de mi Padre muchas buenas obras; ¿por cuál de ellas me apedrean?» Los judíos le respondieron: «No te apedreamos por ninguna buena obra, sino por la blasfemia; porque tú eres hombre, pero te haces Dios.» Jesús les respondió: «¿Y no está escrito en la ley de ustedes: “Yo dije, ustedes son dioses”? Si se llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿ustedes dicen “Tú blasfemas” a quien el Padre santificó y envió al mundo, sólo porque dije: “Hijo de Dios soy”? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, crean a las obras, aunque no me crean a mí, para que sepan y crean que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre.» Una vez más procuraron aprehenderlo, pero él se escapó de sus manos.”
El fondo
Obviamente no se trataba de lo que Jesús hacía o decía. El problema siempre fue la amenaza que Jesús representaba para los privilegios de quienes vivían de usufructuar el 2do. Templo, en Jerusalén. Ellos temían que les modificaran su zona de confort. Entonces, el enojo con Jesús era consecuencia de que él no les garantizaba que en el nuevo universo religioso, económico y cultural que proponía, ellos seguirían ocupando el estamento más poderoso y pudiente.
Todo lo contrario. Era evidente que Jesús proponía una resignificación de los ritos y costumbres. Ellos temían que Jesús modificara su liderazgo que habían reconocido y tolerado inclusive las autoridades del Imperio Romano.
Ellos habían intentado condicionar a Jesús pero la imposibilidad de alcanzar sus objetivos los había convertido en enemigos de Jesús.
Jesús había provocado excitación y admiración en el pueblo, al que le proponía una revolución espiritual que temían los líderes religiosos de Jerusalén. Por lo tanto, creían ellos, asesinarlo resolvería sus temores.
La hora ha llegado
Por eso Jesús ya no andaba abiertamente en el territorio de los líderes religiosos: Jerusalén. Pero fue a Betania, rescató a Lázaro de la muerte -un milagro que tuvo una enorme repercusión por el gran reconocimiento que tenía Lázaro y que había provocado una gran asistencia a su sepelio- pero, aprovechando la algarabía y hasta la confusión provocada por el alto impacto del acontecimiento, Jesús y sus discípulos abandonaron Betania rápidamente y en silencio.
Jesús se fue a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y allí se quedó con sus discípulos. Hoy día Efrain es Taybeh, un pueblo palestino en Cisjordania, a 15 kilómetros al noreste de Jerusalén, a 850 metros por encima del nivel de mar.
Sin embargo, 6 días antes de la Pascua, Jesús regresó a Betania desde Jericó.
Judas Iscariote
En verdad, para cumplir con lo anticipado por las profecías -Jesús era muy cuidadoso con confirmar todo lo que acerca de Él se había anticipado- entró a Jerusalén y se dirigió al templo. Después de mirar todo a su alrededor, se fue a Betania con los 12, pues ya estaba anocheciendo
En Betania, Jesús se reencontró sin una multitud efervescente con Lázaro, María y Marta. Hubo un ágape.
Mateo, Marcos y Juan relatan el episodio. En Mateo y Marcos la mujer que aparece es anónima y unge la cabeza de Jesús; en Juan se la identifica como María, y unge los pies de Cristo con un perfume de nardo puro, que era muy caro. Y la casa se llenó con la fragancia.
El valor del aceite de nardo era muy alto: casi tanto como el salario anual de un trabajador medio. En el Cantar de los Cantares (4: 13 y 14), el rey Salomón lo utilizó como símbolo del amor fiel, puro y sin medida entre la Esposa y el Esposo.
“Eres un jardín de granados,
donde crecen frutos exquisitos,
y flores de alheña y nardos;
nardo y azafrán, cálamo y canela,
toda clase de árboles de incienso,
y mirra y áloes, y las más finas especias.”
Judas Iscariote reclamó en voz alta por el desperdicio aparente de un producto tan oneroso. Y Jesús le reprendió en público.
Probablemente este cruce de opiniones acerca de un dinero que Judas consideró que debía sumarse a la bolsa que él administraba, y el rechazo de Jesús a su punto de vista, decidió a Judas a ir a Jerusalén y, enojado, reunirse por 1ra. vez con quienes ya ofrecían un precio por la entrega de Jesús.
Ananías y Caifás
Los principales sacerdotes, escribas, y ancianos del pueblo se habían reunido en el patio de Caifás, el sumo sacerdote, yerno de Ananías o Anás, y se confabularon para detener a Jesús en Jerusalén, y matarlo.
Yosef Bar Kayafa o Caifás era el sumo sacerdote, de la secta de los saduceos, que vivió entre los reinados de César Augusto y César Claudio, designado por el procurador romano de Judea, Valerio Grato, sustituyendo a Simon ben Camithus. Tiempo después, Valerio Grato fue reemplazado por Poncio Pilatos.
Caifás estaba casado con la hija del ex sumo sacerdote Anás, quien seguía siendo el personaje más influyente del consejo judicial, legislativo y ejecutivo llamado Sanedrín, el poder supremo judío, con sede en Jerusalén.
Pero decían acerca de la muerte de Jesús: “Que no sea durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo.”
Judas Iscariote les preguntó: “‘¿Cuánto me darían, si yo les entrego a Jesús?’» ‘ Y ellos le asignaron 30 piezas de plata. Desde entonces Judas buscaba el mejor momento de entregar a Jesús.”
US$ 9.522
Se cree que las piezas de plata eran las monedas conocidas como Tetradracmas de Antioquía. Estas monedas pesaban alrededor de 17 gramos cada una, un total de 510 gramos de plata en 30 piezas.
Un soldado tendría que trabajar 240 días para ganar 30 siclos de plata. A valor actual, considerando el salario de un soldado europeo, supondrían un equivalente a 40.000 euros.
Sin embargo, a valor constante, no considerando la inflación, cada pieza de plata tendría un valor de 300 euros / US$ 317. Por lo tanto, esas 30 monedas de plata costarían en torno a 9.000 euros / US$ 9.522. En cualquier caso, o Judas Iscariote no era un buen comerciante o Judas Iscariote sólo estaba dominado por el enojo. Estaba vendiendo al personaje más relevante de Judea y ni siquiera sería millonario..
Jesús dijo a sus discípulos: “Como ustedes saben, dentro de 2 días se celebra la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.”
La fiesta
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de la pascua?»
Él les indicó ir a un lugar, a la casa de cierto hombre, y decirle: “El Maestro dice: ‘Mi tiempo está cerca. Celebraré la pascua con mis discípulos en tu casa’. Los discípulos hicieron lo que Jesús les mandó, y prepararon la Pascua.”
La Pascua había sido una fiesta de nómadas pastores o seminómadas, celebrada en la transición entre el invierno y la primavera.
Era la época del año en la cual nacían las crías de las ovejas. Por ese motivo realizaban el sacrificio de un animal joven, asado a fuego, al que no se le podía romper ningún hueso.
Con su sangre se untaban los palos de la tienda para así alejar amenazas o desastres. Se comía acompañado de pan sin levadura, el de los beduinos, y hierbas del desierto. Se cenaba en la primera luna llena de la primavera, con el atuendo de quien ya estaba preparado para una larga marcha.
En la salida de Egipto, Jehová Dios resignificó el sacrificio del cordero cuando cada padre de familia israelita tuvo que marcar con sangre el dintel de la puerta de su casa para que el primogénito que allí habitaba sobreviviera al exterminador que pasaría. El Faraón no aceptaba liberar a Israel pese a que se lo había prometido a Moisés, y así hubo una nueva plaga.
Fue una demostración de Fe.
Panes Ázimos
En forma simultánea quienes eran agricultores celebraban la fiesta de los Azimos, el comienzo de la siega de la cebada, que se hace en primavera y duraba 7 semanas. Culminaba en la Fiesta de las Semanas.
Después de la conquista de Canaán, la Pascua de los Nómadas se unificó con la fiesta agrícola de Azimos y fue una única fiesta, de gracias al Dios de la Alianza por la liberación de la esclavitud de Egipto.
Esta nueva fiesta, en su origen familiar, se hizo fiesta nacional de peregrinación al templo tras la reforma cultual de Josías, un gran evento familiar.
Había 3 peregrinaciones anuales a Jerusalén desde los tiempos del rey Josías -648 a. C. a 609 a. C.-, quien inspirado por Jehová Dios había realizado una reforma religiosa en tiempos del profeta Jeremías:
- Pesaj/Pascua,
- Tabernáculos y
- Fiesta de las Cabañas.
La tradición
En el caso de Pesaj, todo comienza en la tarde del Seder, palabra que significa ‘Orden‘, cuando sucede la cena del Seder, porque en cuando todo el evento se encuentra rigurosamente ordenado. Es la tarde más solemne del año.
Había sido retirado todo pan fermentado y ha sido guardada la vajilla ordinaria porque para Seder hay una vajilla especial.
Los comensales usaban los klinai en los cuales se recostaban en las cenas antiguas.
3 klinai hacían un triclinio, dispuestos alrededor de mesas bajas, en tres lados de un cuadrado, como en forma de U, dejando el cuarto lado despejado para permitir acercar los platos gastronómicos traídos de la cocina. El lado abierto se situaba de cara a la entrada de la sala.
Cada klinai, con una pequeña inclinación de unos 10º, peremitía hasta 3 comensales que se reclinaban sobre su lado izquierdo sobre cojines.
En la cena de Seder la introducción consiste en el servicio de la primera copa de vino, que se bebe mientras se pronuncia una oración de alabanza. El padre de familia moja entonces la verdura en agua salada, pronuncia una bendición y da a cada uno. Luego reparte un pan ázimo, del que separa la mitad para después de la cena.ç
La noche diferente
Luego ocurre la 2da. copa. El padre de familia dirige una invitación a “los que tienen hambre y a los pobres”. Se sirve esa copa. El menor de los asistentes pregunta la razón de la fiesta.
“¿Ma nishtaná halaila hazé micol haleilot?” (¿Por qué esta noche es diferente de todas las otras noches?).
Todos responden:
"Un día fuimos esclavos del Faraón en el Egipto; entonces nos condujo el Eterno, nuestro Dios, fuera de allí."
Se narra la historia de la liberación. Por el recuerdo de las 10 plagas, cada uno mete un dedo en la copa de vino, toma 10 veces una gota y la derrama.
No se debe beber completamente la copa de la alegría, pues hubo mucho sufrimiento entre las gentes en el Egipto.
A la narración de la historia de la liberación responden todos con el Hallel, los Salmos de alabanza por la liberación del Egipto. Al beberse la 2da. copa. rl padre de familia toma el pan, pronuncia la acción de gracias, lo parte y da de él un trozo a cada uno. De la misma manera toma de las hierbas amargas, las sumerge en la salsa, pronuncia una bendición, y da a cada cual de comer.
Entonces tiene lugar la cena propiamente dicha. Antiguamente se comían las carnes del cordero.
Matzá
El postre era el trozo de pan ázimo que no se había comido.
Volvamos hacia atrás: Se toma la matzá central y se parte a la mitad. Se envuelve la mitad mayor en una servilleta especial que se convierte así en el Afikomán (que se ingiere después del banquete, el Bircat Hamazón, para que perdure en la boca el sabor de la matzá, cuya ingestión constituye el precepto más importante de la noche.
Después de comer se sirve la 3ra. copa. Antes el padre de familia comienza la oración de la mesa con las palabras: “Alabemos a quien nos da el alimento”, y reza la oración de la mesa.
Después, la 4ta. copa. Antes, se abre la puerta para que pueda entrar el mensajero del Mesías, el profeta Elías. En medio de la mesa se pone una copa llena de vino para él. Se canta la 2da. parte del Hallel y se bebe.
Hay una oración de final (Birkat Hamazón) y se termina la celebración.
La hospitalidad
La práctica de la hospitalidad siempre ha sido parte importante de la cultura del Medio Oriente. En aquella época se usaban sandalias, por lo que los pies se ensuciaban en las calles polvorientas, aún en Jerusalén. Por ello, la manera más común de recibir a un invitado era ofreciéndole agua para que lavara sus pies.
Una persona tenía la responsabilidad de recibir y atender a un visitante cuando se acercaba a su casa. La hospitalidad era necesaria en los pueblos nómadas, pues no había hoteles en el desierto, y en muchas ocasiones, no había posadas disponibles. Como parte de la cultura, el objetivo de la hospitalidad era convertir a un extraño (un potencial enemigo) en un amigo. Entonces el anfitrión debía ofrecerle a su invitado la oportunidad de descansar, refrescarse y comer en su casa.
El lavado de pies era un acto ritual que simboliza la hospitalidad en Oriente, proporcionando agua para la limpieza y bienestar de los viajeros después de un largo camino (por ejemplo, en el Antiguo Testamento: Génesis 18: 1-4.
Después el Señor se le apareció a Abraham en el encinar de Mamre, mientras él estaba sentado a la entrada de su tienda, en el calor del día. Al levantar los ojos vio que allí, junto a él, había tres varones.
Al verlos, rápidamente se levantó de la entrada de su tienda para recibirlos. Se postró en tierra, y dijo: “Señor, si en verdad he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que no te apartes de este siervo tuyo. Mandaré traer un poco de agua, para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descansar debajo de un árbol. Traeré también un bocado de pan, para que recobre fuerzas su corazón, y luego seguirán su camino. ¡Para eso han pasado ustedes cerca de este su siervo!”.
Jesús consideraba importante el lavado de pies, y se lo reprochó una vez a Simón el Fariseo, en una cuya casa una mujer de la ciudad, que era pecadora, se enteró de que Jesús estaba en la casa de Simón y llegó con un frasco de alabastro lleno de perfume.
Simón
Llorando, ella se arrojó a los pies de Jesús y comenzó a bañarlos con lágrimas y a secarlos con sus cabellos; también se los besaba, y los ungía con el perfume. Cuando el fariseo que lo había convidado vio esto, pensó: «Si éste fuera profeta, sabría que la mujer que lo está tocando es una pecadora.»
Entonces Jesús le dijo: «Simón, tengo que decirte algo.»
Simón dijo: «Dime, Maestro.»
«Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. Como ninguno de los dos podía pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora, dime: ¿cuál de ellos lo amará más?»
Simón le respondió: «Me parece que aquel a quien le perdonó más.»
Y Jesús le dijo: «Tu juicio es correcto.»
Entonces se volvió a la mujer y le dijo a Simón: «Mira a esta mujer. Cuando llegué a tu casa, no me diste agua para lavarme los pies, pero ésta los ha bañado con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me diste un beso, pero ésta no ha dejado de besarme los pies desde que entré. No ungiste mi cabeza con aceite, pero ésta ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, poco ama.»
Desde que Jesús lo enseñó en el ático de Jerusalén, fue costumbre lavar los pies a otros cristianos como acción de humildad y servicio que realizaban las viudas, según 1 Timoteo 5:10.
Seder
En el libro del Éxodo 12 se narra la institución del Séder en la fiesta de Pascua. Luego, con el paso del tiempo se desarrolló un conjunto de normas para la celebración.
Hoy la mesa debe estar cubierta con un mantel blanco (o forrada con papel blanco), se coloca la mejor vajilla, y copas de vino para todos. Y se deja una silla vacía “para el profeta Elías” (Eliyahu Hanaví) quien se espera llegue con la noticia del Mesías.
El Séder se inicia con el Kidush: “Baruj Atá Adonai Eloheinu, Melej HaOlam, Boré pri HaGafén” (Bendito eres Tú Señor, Nuestro Dios, Rey del Universo, Creador del fruto de la vid).
Las 4 copas celebran los 4 verbos utilizados en el mensaje de Dios al profeta Moisés, en Éxodo 6:6-7:
- los sacaré (de la opresión egipcia),
- los salvaré (de su trabajo esclavo),
- los redimiré (con brazo tendido),
- los tomaré (para Mí como pueblo y seré para ustedes Dios).
En el aposento
Dios no vive para sí. Dios está sirviendo siempre a otros. Toda la vida de Jesús fue una vida de servicio. Pero los discípulos no habían aprendido todavía la lección. Jesús decidió grabarlo en sus mentes y corazones.
Las cenas de Pascua habían sido momentos de especial interés, pero en esta ocasión Jesús estaba afligido. En Jerusalén, él iba hacia el Calvario pero también quería salvar a Judas, en cuyo corazón el Espíritu Santo disputaba con Satanás.
Había entre ellos una contienda acerca de quién era el más importante. Los discípulos se aferraban a su idea favorita de que Cristo iba a ocupar su puesto en el trono de David. Y cada uno anhelaba tener el puesto más alto en el futuro Reino. La petición días antes de Juan y Santiago de sentarse a la derecha y a la izquierda del trono, había excitado la indignación de los demás. Judas también reclamaba su lugar.
Era costumbre, en ocasión de una fiesta, que un criado lavase los pies de los huéspedes, y en esta ocasión se habían hecho preparativos para este servicio. Había jarra, lebrillo y toalla para el lavamiento de los pies; pero no había siervo presente.
La humildad
Ninguno de los discípulos amenazó tan siquiera realizar esa tarea de servicio. Jesús aguardó un tiempo. Luego él se levantó de la mesa. Los discípulos se preguntaban qué haría él. Cuando comenzó a lavar los pies de sus discípulos, y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido, vergüenza y humillación llenaron sus corazones. Comprendieron el mudo reproche.
Judas ya se había encontrado por 2da. vez con los sacerdotes y escribas en Jerusalén, y había acordado entregar a Jesús en sus manos. Sin embargo, estaba presente tal como si nada sucediera. Jesús conocía su secreto. Jesús apeló a su corazón lavándole los pies. Pero Judas no entendió el gesto y pensó que si Jesús podía humillarse de tal manera, no podía ser el rey de Israel. Jesús dijo a los discípulos: “Ustedes limpios están aunque no todos.” Él había lavado los pies de Judas, pero Judas no le había entregado su corazón.
Después que lavó los pies de sus discípulos, Jesús se puso el manto que se había quitado, se sentó de nuevo y les dijo: “¿Saben lo que les hice? Ustedes me llaman Maestro y Señor: y dicen bien; porque lo soy. Pues si yo, el Señor y Maestro, he lavado sus pies, ustedes también deben lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo les di para que como yo les hice, ustedes también hagan. El siervo no es mayor que su señor, ni el apóstol es mayor que quien le envió.”
Final
Después de la Última Cena, Jesucristo fue con 11 de Sus apóstoles al huerto conocido como Getsemaní, que significa “Lagar de Olivos“, porque allí se prensaban las aceitunas para producir aceite de oliva, que era de uso múltiples: aceite para lámparas, aceite de cocina, alimentos, jabón, ceremonias religiosas y ungüento para tratar heridas.
En el lagar, cuando las aceitunas de color negro se prensan, el aceite que sale es rojo, como la sangre.
Pero esa noche correría sangre de verdad, no de aceite. Y sangre inocente.
——————-
(Utilizada la traducción al español de la Biblia Reina-Valera Contemporánea).