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Más allá del ombligo (1): La consciencia de sentido

viernes 24/07/2020

El ombligo no sólo es la cicatriz que queda tras la rotura del cordón umbilical en el bebé. Una leyenda…

La vida debería tener un rumbo. Y es mejor cuando se encuentra más allá de uno mismo.

El ombligo no sólo es la cicatriz que queda tras la rotura del cordón umbilical en el bebé. Una leyenda turca dice que después de que Alá creó al primer ser humano, el diablo se enfureció tanto que escupió sobre la barriga del recién creado, y para remediar esta agresión, Alá cortó la piel contaminada, dejando un pequeño agujero. Los griegos imaginaban al ombligo el centro del mundo, entre la cabeza y los genitales. Los unmatjera, una tribu aborigen australiana, pensaban que los llamados «muris» (gérmenes creadores de los niños) se escondían tras las rocas o los árboles esperando entrar en las mujeres por el ombligo para embarazarlas. Hoy día se utiliza el ombligo para referirse a la conducta exageradamente individualista. Esta corriente confronta con la que propone el sentido de trascendencia. Trascender proviene de ‘trans’ (más allá) y ‘cando’ (escalar). Por ejemplo, Agustín de Hipona se refirió a los platónicos: «trascendieron todos los cuerpos buscando a Dios». TERCER ÁNGEL se propone iniciar una serie de aproximaciones más allá del ombligo, en base a los apuntes de la Licenciada Jaqui Stukalsky.

Si eres una persona con talento, no significa que ya hayas recibido algo. Quiere decir que puedes dar algo“.
Carl Jung

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Consciencia es la capacidad del ser humano para percibir la realidad y reconocerse en ella.

El darse cuenta de sí mismo, y de su entorno, y el autoconocimiento y la exploración de uno mismo es lo que provocó diversos estudios, y a fines del siglo 19 introdujo el psicoanálisis.

Sigmund Freud enunció que el 90% de los actos de un ser humano proviene de su inconsciente y sólo 10% de su nivel de consciencia.

De manera tal que, si nos acercáramos más a conocer nuestro inconsciente, podríamos acercarnos más a actuar de una manera despierta y responsable, y no en forma automática.

Freud planteó como vías de acercamiento al inconsciente para acceder a él, 

  • los sueños (mediante la interpretación de los sueños ),
  • el chiste o chascarrillo,
  • el lapsus, y 
  • los síntomas.

Básicamente, los síntomas vienen a proporcionar información que la persona no puede referir de manera consciente, y mediante una cadena de asociaciones (que el analista puede escuchar en la cadena de significantes de la ‘asociación libre‘) se puede llegar a hacer consciente.

Karl Gustav Jung es un discípulo de Freud, pionero de la Psicología Analítica o profunda, que allá por 1950 se separa y aborda lo que él llamó el ‘inconsciente arquetípico‘.

Se trata del inconsciente filogenético, que se va heredando en la cadena de la Humanidad.

Por ejemplo, el Arte puede ser una manifestación del inconsciente, que es una vía liberadora y de sanación para la Humanidad, porque nos permite sublimar todo aquello reprimido o inconsciente en una obra, que tiene sentido.

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Carl Jung: “La aceptación te transforma, la negación te somete”.
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Entonces, si percibimos la vida según el nivel de consciencia, vamos a dar un paso más, y frente a esta prioridad de la consciencia, podríamos, de una manera rápida, describir cinco niveles:

  • aquella persona que está dormida. Por ejemplo, es la persona que no estaría interesada en un artículo como éste;
  • aquella persona que por momentos está dormida y por momentos se encuentra despierta;
  • aquella persona plenamente consciente pero lucha. A la mañana dice algo pero piensa otra cosa o siente y hace algo diferente por la tarde. En esa articulación entre lo que dice, lo que piensa y lo que siente está la lucha;
  • aquella persona plenamente consciente, que ya no lucha, y acepta lo que le sucede; y
  • aquella persona muy evolucionada, que ha logrado una iluminación o revelación profunda.

Vamos a desplegar un trabajo , en esta lucha / no lucha en relación con nosotros mismos, en la relación con los demás, y en la relación con lo que cada uno interpreta como Algo Superior o, por lo menos Superador a lo humano.

Podríamos así dar un paso más intenso que el de la consciencia psicológica antes descrita y, entonces, referirnos a la consciencia espiritual, que nos llevaría a vincularnos, desde una consciencia de Humanidad, a una conciencia de sentido. Hay un ejemplo para entender de qué se trata.

Quizás resulte un relato apócrifo pero colabora con el propósito de esta reflexión.

John Fitzgerald Kennedy es quien, cuando era Presidente de USA, definió el desarrollo de la carrera espacial estadounidense, y trazó un propósito definido que consistió en que el hombre llegara a la Luna y regresara sano y salvo a la Tierra, objetivo que se llamó Programa Apolo.

Por lo tanto, Kennedy es un personaje fundamental en la historia de la agencia aeroespacial NASA.

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John F. Kennedy durante una visita a las instalaciones de la NASA.
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El ruso Yuri Gagarin había viajado al espacio y concretado una órbita alrededor de la Tierra el 12/04/1961.

En los días de la llamada ‘Guerra Fría‘ era necesario responder de inmediato y con un gran anuncio. El 25/05/1961, JFK anunció ante el Congreso de su país el increíble objetivo de llegar a la Luna antes que terminara aquella década.

Para promocionar su compromiso, JFK visitó las instalaciones de la NASA, acompañado de fotógrafos y camarógrafos atravesó los distintos pabellones y dialogó brevemente con los empleados y los científicos, que le explicaban las leyes de la propulsión, los principios de la aerodinámica, los fundamentos de la mecánica de fluidos y la ingeniería estructural… El Presidente observaba y asentía aunque, probablemente, no entendiera la mayoría de las explicaciones.

Fue entonces cuando, en un pasillo, se encontró con un limpiador, una persona que barría el piso. El presidente Kennedy, quien es considerado uno de los impulsores del marketing político moderno, detuvo su recorrido, se le acercó y le preguntó cuál era su tarea.

La respuesta fue: “Estoy ayudando a que el hombre llegue a la Luna”.

La anécdota es utilizada en diversas disciplinas sociales porque tiene lecturas que van desde el rol del líder a la dinámica de las organizaciones. Sin embargo, lo cierto es que ese limpiador había decidido ser parte de un sentido de propósito que lo trascendía a él en forma individual.

La decisión que él había tomado consigo mismo le había otorgado una consciencia de unidad y le daba un valor de sentido de trascendencia a su tarea cotidiana, superando lo meramente individual.

La misión de cada uno -no siempre son las grandes acciones-, sino cada acto cotidiano, nos ofrece la oportunidad de convertirnos en mejores seres humanos. Cada uno podemos decidir, mediante nuestros dones y acciones diarias, ser parte del sentido de propósito de nuestra Humanidad. 

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

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