Infrecuente una Semana Santa, en año bisiesto y de pandemia global, cuyo impacto sanitario directo se estima hasta agosto, con una realidad de decenas de miles de muertos -algunos hablan de un futuro próximo de cientos de miles de fallecidos-, en medio de una recesión de alcance preocupante. ¿Habrá sido parecido el ánimo de los judíos aquella primera Pascua de cautiverio en Babilonia, después del saqueo y destrucción de Jersalén? ¿Se asemejarán los ánimos a los de aquella Pascua de los discípulos en el aposento alto con el cuerpo de Jesús en el sepulcro provisto por José de Arimatea?
No hace falta retroceder tanto en el tiempo. Por ejemplo, ¿cómo fueron las Pascuas en Medio Oriente desde que ISIS / Ejército Islámico comenzó su persecución de cristianos en Siria, Irak y hasta Líbano?
Gregory Mansour, obispo maronita en Brooklyn, relató la experiencia de quienes llegaban refugiados al Líbano: “Hubo un deseo deliberado de destruir iglesias, himnarios, oraciones y personas. Lo único que nos quedaba era una comunión espiritual“.
John-Marie Vianney creció durante el reinado anticlerical del terror que ocurrió durante la Revolución Francesa (1793–1794), y en una de aquellas jornadas de guillotinas cortando cabezas a destajo, él dijo: “Cuando no podamos ir a la iglesia, vayamos al tabernáculo. Ningún muro puede excluirnos del Dios bueno“.
En 2014, una coalición de combatientes rebeldes vinculados a la organización terrorista Al Qaeda invadió la ciudad mayoritariamente armenia de Kessab, en el noroeste de Siria. La Iglesia Evangélica Holy Trinity fue saqueada.
“Mantuvimos los ojos en alto. Nuestra identidad está en Cristo, y no en el lugar de nuestras reuniones“, fue el testimonio a Christianity Today de John, quien logró huir y ahora supervisa Ananias House, red de ministerio de evangelio y capacitación de liderazgo con sede en Texas para iglesias evangélicas en Medio Oriente y África del Norte.
Las iglesias en Siria e Irak perdieron el 60% de su membresía durante la guerra. ¿Se imaginan sus Pascuas?
“Pero nos mantuvimos unidos y trabajamos en red para sobrevivir. No se trataba de nuestras necesidades personales, sino de la esperanza que teníamos en Cristo y en los demás”, agregó John.
Volviendo al relato original, es necesario recordar que luego del aparente fracaso, hubo un regreso a Jerusalén 70 años después para una Pascua de gloria; y hubo un Domingo de Resurrección victorioso apenas dos mañanas después de la crucifixión. El problema de las fotografías es que congelan el instante, y por ese motivo conviene opinar sobre el vídeo completo.
El diagnóstico
Es cierto que la escena presente es en extremo preocupante. No podemos ocultarlo y sería peligroso ignorarlo. El negacionismo es un pésimo consejero. Nuestra fortaleza es la aceptación y la Fe.
El británico Michael Liebreich, fundador y ejecutivo principal de BloombergNEF (Bloomberg New Energy Finance, empresa líder en energías ‘verdes‘), realizó una completa descripción de la fotografía presente:
“(…) Según la definición del Fondo Monetario Internacional, una disminución anual del PIB per cápita junto con otros indicadores de actividad económica, ha habido 4 recesiones mundiales desde la Segunda Guerra Mundial:
- 1975,
- 1982,
- 1991 y
- la Gran Crisis Financiera de 2009.
De estas, La Gran Crisis Financiera fue, con mucho, la peor, con una caída del 2.9% en el PIB global per cápita real, lo que resultó en una caída de las emisiones relacionadas con la energía del 1,4%. Parece inevitable que 2020 se una a esta lista, muy probablemente en la parte superior en términos de gravedad.
En los últimos meses, los macroeconomistas tardaron demasiado en ponerse al día con la magnitud del impacto en la economía mundial (…).
Hasta el 19/03, la OCDE seguía hablando de un crecimiento global del 2,4% para 2020. Moody’s todavía esperaba del 1% al 1,5%. Goldman Sachs y Morgan Stanley estimaron 1,25% y 0,9%, respectivamente. IHS Markit y Bank of America todavía esperaban que el mundo escapara de la recesión, aunque solo fuera.
JPMorgan fue el único banco importante que pronosticó una contracción global real, pero sólo del 1.1%. Apenas en la última semana ha amanecido la realidad. El 22/03, el Centro de Investigación Económica y Empresarial del Reino Unido pronosticó una caída en 2020 del PIB mundial de al menos 4%, lo que parece mucho más cercano a la realidad que se desarrolla en las calles, oficinas y fábricas del mundo, pero el resultado final podría fácilmente ser peor. (…)”.
El panorama es terrible, según todos los indicadores.
Shawn Fonnnnan, Joe Deaux y otros hicieron un informe especial para Blooomberg Business Week acerca del impacto de todo esto en la economía estadounidense que, hasta ahora, parecía la locotomora del planeta.
“(…) Los pronósticos de Goldman Sachs Group Inc. y otros de una contracción económica histórica en los próximos meses apuntan a la pérdida de unos 20 millones de empleos en julio (…). La destrucción del trabajo está ocurriendo en oleadas. Muchos de los 3,3 millones de estadounidenses que presentaron reclamos de desempleo en la semana que terminó el 21/03 trabajaron para hoteles, restaurantes y otras empresas de servicios que cerraron en cumplimiento de las órdenes gubernamentales de limitar la propagación del coronavirus.
Pero, cada vez más, los datos muestran que los trabajadores de las fábricas de USA no se han salvado. Los nuevos reclamos de desempleo para la semana que terminó el 28/03 totalizaron 6,6 millones, con muchos de los despidos provenientes de fabricantes que cerraron plantas en respuesta a la reducción rápida de las órdenes de pedidos o por la presión de los sindicatos preocupados por la salud de sus miembros. Incluso antes de que entraran en vigor los peores despidos, USA había perdido 18.000 empleos de fabricación en marzo, según mostraron nuevos datos de nóminas publicados el viernes.
(…) En un estudio de 2012, los economistas descubrieron que desde la década de 1980, el 88% de los trabajos “de rutina”, o fácilmente automatizados, perdidos en USA desaparecieron en los 12 meses posteriores a una recesión. Mark Muro, investigador senior en Brookings Institution estima que ahora hay 36 millones de empleos vulnerables en el país. (…)”.
Lo que ocurra esta vez, por supuesto, dependerá en gran medida de cuánto dure el colapso de la actividad económica. Hoy día los economistas se dividen entre quienes afirman que habrá una recuperación en V, o sea caída abrupta y recuperación inmediata durante el 2do. semestre de 2020, versus quienes son pesimistas y afirman que hasta bien entrado 2021 no habrá resurgimiento.
Luego, ¿habrá vacuna en breve o falta mucho aún?
Después, muchos buscan ayuda del Estado, en todas partes. Alguna forma de subsidio para seguir adelante. ¿Alcanza el dinero para cubrir las necesidades de todos? Otro tema. Si en USA no alcanza el dinero, ¿qué queda para los países de América Latina?
“(…) Cuando busca datos históricos sobre cambios mensuales en las nóminas no agrícolas de Estados Unidos en BLS.gov, obtiene esta tabla que induce el dolor de cabeza:
Ese número -701 en la línea inferior representa las 701.000 pérdidas de empleos en marzo que el BLS acaba de informar. La (P) significa que son datos preliminares; y serán revisados. Cualquiera que sea el número final, son muchas pérdidas de trabajo. Está a la par con algunos de los peores meses de 2008 y 2009, según puedes ver en la parte superior de la tabla.
Aquí está la cosa: el número de abril podría ser 30 veces mayor, estiman los economistas de Bloomberg. Eso significa que estas pequeñas cajas ordenadas, acostumbradas a contener no más de tres figuras, se estirarán para acomodar algo así como 20 millones de pérdidas de empleos. En un mes. Nunca ha habido algo así; ni siquiera cerca. Necesitaremos más, mucho más, que el gasto de estímulo que hemos visto hasta ahora para llevar la economía a la tierra prometida después del virus (…).
Por ejemplo, los US$ 350.000 millones destinados a préstamos para pequeñas empresas no serán suficientes, escribe Tim O’Brien. Esa cantidad se basa en la idea de que los aislamientos por coronavirus serán relativamente breves y que todo el mundo volverá a la normalidad rápidamente. Eso parece poco probable. Las pequeñas empresas están entretejidas en el tejido de la vida estadounidense y emplean a la mitad de todos los adultos en edad laboral. No habrá vuelta a la normalidad si no los ayudamos.
(…) Tal como ya escribimos, el sistema de beneficios de desempleo no está diseñado para manejar esta catástrofe. Narayana Kocherlakota sugiere que el gobierno debería pagar directamente los salarios y beneficios completos de cualquier persona que haya perdido un trabajo debido al virus. Esto podría costar US$ 2 billones si se hace durante tres meses, pero vale la pena.
También debemos hacer más para ayudar a los 550.000 estadounidenses sin hogar, la mayoría de los cuales viven en refugios llenos de gente donde son especialmente vulnerables al virus, escribe Tracy Walsh. Ayudar a las personas sin hogar a concretar un distanciamientno social no es solo una cuestión moral; es un imperativo de salud pública, dado que muchos de ellos trabajan en empleos de bajos salarios que, de repente, nos damos cuenta de que son esenciales, tal como la preparación y entrega de alimentos.
La infraestructura desmoronada de USA, tal como su falta de viviendas asequibles, es otro problema a largo plazo cuyo tiempo finalmente pudo haber llegado. El presidente Donald Trump dice que quiere gastos en infraestructura como parte de algún plan de estímulo futuro, y Noah Smith está de acuerdo en que es una gran idea. Pero a Trump puede no gustarle la receta de Noah para el gasto: subvenciones directas a los estados e incluir proyectos que nos preparen para un futuro más verde. Esto podría costar otros US$ 2 billones, al menos. Es la Era de los Grandes Números. (…)”.
¿Qué queda, entonces, para las economías desde hace mucho tiempo sumergidas de México hacia abajo? De pronto, el precipicio se encuentra demasiado cercano.
Sin embargo, las promesas lucen intactas. El rey Senaquerib sí que era poderoso. El Imperio Asirio estaba en expansión. Él quería la rendición del rey Ezequías, pero además desafió y se burló de Dios, según el relato de Isaías 37:10-13:
«Este mensaje está dirigido al rey Ezequías de Judá. No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe con promesas de que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. Tú sabes perfectamente bien lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los lugares donde han ido. ¡Han destruido por completo a todo aquel que se ha interpuesto en su camino! ¿Por qué serías tú la excepción? ¿Acaso los dioses de otras naciones las han rescatado, naciones como Gozán, Harán, Resef y el pueblo de Edén que vivía en Telasar? ¡Mis antecesores los destruyeron a todos! ¿Qué sucedió con el rey de Hamat y el rey de Arfad? ¿Qué les pasó a los reyes de Sefarvaim, de Hena y de Iva?».
El enojo de Jehová de los ejércitos fue memorable, y puede leerse en los versículos siguientes. Pero, además, Él le dejó su promesa y una orden a Ezequías:
«Sus ejércitos no entrarán en Jerusalén;
ni siquiera lanzarán una sola flecha contra ella.
No marcharán fuera de sus puertas con sus escudos
ni levantarán terraplenes contra sus murallas.
El rey regresará a su propia tierra
por el mismo camino por donde vino.
No entrará en esta ciudad
—dice el Señor—.
por mi propia honra y por amor a mi siervo David,
defenderé esta ciudad y la protegeré» .
Poner a prueba las promesas es necesario, sanador y reconfortante en circunstancias como las que vive el planeta. Y las respuestas que ocurren, renuevan las certezas y provocan imprescindibles reencuentros.
La respuesta
Sí, son tiempos duros de aquí hacia adelante. Para muchos, no significa que el pasado haya resultado sencillo. Pero ahora será más difícil, probablemente. Tiempos de fe puesta a prueba, cada día, a cada hora.
También de choque de valores. Unos dirán que el rescate es individual, felices de que su planeta no se extienda más allá de su ombligo. Otros creerán que el mundo no puede resultar tan estrecho.
Jesús tocó a los leprosos (Mateo 8:1–4). Él era Rabí y podría haber encontrado muchos argumentos para no asumir riesgos físicos. Pero Él encarnaba la compasión culturalmente subversiva y la valentía extrema en torno a las enfermedades contagiosas. Un tema actual.
Había riesgo social para Jesús por esa decisión. Por ejemplo, las multitudes que lo seguían podían apartarse de Él por temor a que ahora él fuese un portador de lepra ya que al tocar a los ‘intocables‘, Jesús había ingresado a un grupo de riesgo.
Por supuesto que es conveniente y necesario el distanciamiento social. Además, Jesús tenía protección de su Padre tanto para sanar como para protegerse del contagio.
Pero, además, a Jesús nunca le importó lo que otros pensaran sino que sólo daba cuentas al Padre.
Ese mismo Jesús los/nos desafió a amar y demostrar ese amor, incluso asumiendo riesgos diversos y exponiendo el cuerpo propio. Vienen días cuando el comportamiento contracultural hará la diferencia.
En general se declara que el capitalismo no podrá ser igual al pasado, que algo deberá cambiar, y se insiste en que son tiempos de recuperar cuestiones que tienen que ver con las creencias.
Unos dirán que esto es sinónimo de tempestad porque ¿quién impone las creencias?
Las creencias que surjan de leyes y resoluciones policiales carecen de sentido, y nos llevaría a la jurisdicción del autoritarismo, algo que ya anticipa la profusión de ‘apps‘ (aplicaciones) que desarrollan tanto gobiernos como privados para, con el argumento de controlar que se cumpla el aislamiento por la pandemia o evaluar un posible contagio, hacen un seguimiento permanente de las personas, invaden su privacidad y se apropian de sus datos personales. Esto está sucediendo hoy y ahora. De pronto, la ciberseguridad se ha convertido en un negocio universal muy rentable, y esto no augura nada bueno.
Sin embargo, pese a todo, siempre hay espacio para la solidaridad, la misericordia y la bondad. Así nació el cristianismo. Así se expandió, en medio del Imperio Romano y su puño de hierro. Así el cristianismo derrotó al César. Y cuando olvidó el origen de su poder, perdió fortaleza.
Al fin de cuentas, la Pascua no es ni huevo de chocolate ni un conejo de mazapan. Es un recuerdo de que la redención es actual, la liberación puede ser hoy y, en esencia, sí que es un reencuentro. Nunca más apropiado que en esta ocasión.