En el primer encuentro con Fuente de toda razón y justicia asoma el Sol de Mayo, aquel inalterable testigo en la República Argentina de las luchas por la libertad, concepto a veces ambiguo a veces certero que pareciera depender del portavoz.
La obra póstuma del doctor Juan Martín Vives fruto de su investigación doctoral, pone sobre la mesa el derecho nacional e internacional, “la Iglesia”, los cultos minoritarios y una tenaz convicción sobre la posibilidad de una sociedad más justa.
¿Es confesional la Argentina?
¿Deben los ciudadanos sostener económicamente un culto que no profesan?
¿Es verdaderamente un país igualitario y paradisíaco en materia de libertad religiosa?
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En una ceremonia realizada en la casa de estudios (UAP) editora de la obra y albergue del desempeño del autor como director del Centro de Estudios sobre Derecho y Religión (CEDyR), se conmemoró su joven y significativa vida.
Las tres partes que incluye el libro abordan: la relación cuasi simbiótica Iglesia-Estado, la situación de los cultos minoritarios y las posibilidades de un nuevo modelo constitucional. Porque no se trata únicamente de una descripción del escenario actual sino un imperativo: no solo existe la posibilidad de modificar el modelo legal sino que es indispensable, no hay otro camino hacia la igualdad.
En las páginas inaugurales se precisa el objetivo de la publicación, ya que “haber puesto el foco casi exclusivamente sobre la religión mayoritaria ha generado que se pase por alto la situación de las confesiones religiosas minoritarias y sus fieles, que también forman parte de la sociedad. Este libro aspira a ser un aporte para subsanar esa omisión”.
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Vives estudió Derecho, era magister en Derecho Empresarial, doctor en Derecho Público Global y tenía un postdoctorado en el Centro de Derecho Constitucional Comparado y Religión (Universidad de Lucerna, Suiza). Adicionalmente, las disciplinas circundantes a la Abogacía contribuyeron para concluir que el Estado argentino es de confesionalidad histórico-sociológica debido a que la Iglesia preexistió a la organización nacional y a su presencia al momento de dictarse la Carta Magna.
Sin embargo, antes de una caracterización de esta clase, son cuantiosas las imprecisiones que resolver y allí donde el autor de artículos, capítulos de libros y de Fuente de toda razón y justicia desnuda cada arista controversial.
Paralelamente, el prologuista Raúl Scialabba, Presidente del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa, expone que a juzgar por el rumbo que tuvo el país hasta el momento, seguirá habiendo “argentinos de primera y de segunda”. Por eso la expectativa hacia la obra de Vives es que contribuya a “efectuar los cambios institucionales que permitan su protección efectiva [de la libertad] con el fin de alcanzar la igualdad religiosa en Argentina”.
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Los adjetivos suelen resultar grandes a la hora de enfrentar la realidad, por eso en Fuente de toda razón y justicia las observaciones morales pasan a un segundo plano y se focaliza con toda la objetividad al alcance del sujeto.
De esta forma, Vives disrumpe en una sociedad totalizadora y normalizadora, levanta su mano para recordar que las minorías existen, y alza la voz para anunciar que aún hay posibilidades de transformación.
A lo largo de sus páginas, el imperativo cobra fuerza. Es momento de alinear la realidad con el nuevo paradigma de la libertad religiosa que “no se basa ya en la mera tolerancia del otro, sino en la construcción de una comunidad donde se respete lo diferente con la sincera convicción del valor que la diversidad y el pluralismo tienen en la vida democrática”.
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Por Elizabeth Maier