"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."
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Jesús, Juan y Pedro, en un mensaje único e intransferible

miércoles 23/12/2020

En la iglesia cristiana primitiva, Santiago o Jacobo el Justo, Pedro y Juan eran considerados líderes en igualdad de condiciones…

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Jesús meditando, por Greg Olsen.

En la iglesia cristiana primitiva, Santiago o Jacobo el Justo, Pedro y Juan eran considerados líderes en igualdad de condiciones en Jerusalén, y ellos recibieron a Pablo, cuando lo llevó Bernabé, luego de su conversión en Damasco. La decisión de cumplir con el mandato de predicar hasta el último rincón de la Tierra y la persecución tanto de los judíos como de los romanos, los llevó a diferentes lugares.

En el caso de Juan, el más joven de los apóstoles, y el más querido por Jesús, tal como él se encargó de dejar constancia en su Evangelio, estaba en Efeso hacia el año 90.

Éfeso era una metrópolis comercial muy importante, en territorio que hoy día pertenece a Turquía, una de las doce ciudades jónicas a orillas del mar Egeo.

Éfeso fue un territorio en el que mucho trabajó Pablo de Tarso, durante tres años, a partir del año 54. Y en Éfeso él sufrió cautiverio hacia el año 57. En la ciudad él escribió su Epístola a los Filipenses.

Juan llegó a Éfeso hacia el año 62. Cuando ocurrió la gran persecución del emperador Domiciano, Juan fue desterrado a la isla de Patmos pero pudo volver a Éfeso cuando murió Domiciano, y siguió dirigiendo la iglesia local.

En Éfeso él escribió, entre otros textos, una carta que el canon bíblico llama 2da. Epístola de Juan, el libro más corto de toda la Biblia porque consta únicamente de 13 versículos.

Se trata de una carta dirigida a “la dama elegida“, que se cree es la iglesia cristiana de alguna otra ciudad del Asia Menor.

De los 13 versículos de la Epístola, siete están contenidos en 1ra. de Juan.

Pero hay un fragmento que resulta extremadamente trascendente:

Les escribo para recordarles, queridos amigos, que nos amemos unos a otros. Este mandamiento no es nuevo, sino que lo hemos tenido desde el principio.
El amor consiste en hacer lo que Dios nos ha ordenado, y él nos ha ordenado que nos amemos unos a otros, tal como ustedes lo oyeron desde el principio
.”
2da. de Juan 1:5-6.

Sin duda, es el cumplimiento del mandato que les había dado Jesús (el principio al que se refiere), según escribió el propio Juan en su Evangelio:

Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros.
El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos
.”
Juan 13:34-35.

Es decir que el consejo de Jesús para una experiencia cristiana sólida, vigorosa y ascendente es el amor entre unos a otros, y es lo que recordaba Juan a los destinatarios de su carta.

Sin embargo, ¿eso es todo? De ninguna manera. Es el comienzo.

Esto es lo que nos lleva a Pedro.

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Jesús en el Huerto de los Olivos, detrás el Segundo Templo de Jerusalén. Una pintura de Greg Olsen.

La excelencia

La 2da. Epístola de Pedro comienza identificando al autor como Simón Pedro, y es un dato revelador: en ningún otro lugar del Nuevo Testamento, Pedro es Simón Pedro.

Algunos teólogos lo consideran la evidencia de que el texto fue escrito por Pedro mismo, quizás ni siquiera con la ayuda de un escriba o amanuense, tal como había sucedido en la 1ra. Epístola. Pero esto es cuestionado por quienes recuerdan que la epístola está escrita en griego, la lengua culta de aquellos tiempos, y Pedro no la dominaría.

El texto alude a otra carta anterior del autor, probablemente escrita hacia el año 80. Hay un intenso debate acerca de todo esto. En cualquier caso, no es el foco de estas líneas.

Pedro habla de la búsqueda de la excelencia en la vida de la Fe.

Procedente del vocablo en latín ‘excellentia’, la excelencia es una palabra que permite resaltar la considerable calidad que convierte a un individuo u objeto en merecedor de una estima y aprecio elevados.

La noción de excelencia, por lo tanto, se relaciona a la idea de perfección.

En el caso de los seres humanos, la excelencia hace mención a alguna capacidad o habilidad fuera de lo común o a un talento difícil de igualar. También puede tratarse de una condición moral muy elevada.

Si se toma como sinónimo de perfección, resulta un término delicado, ya que para alcanzarla es necesario que no existan errores ni personas que nos impidan conseguir nuestro objetivo.

La excelencia de Pedro es la misma de Juan y que remite a Jesús: el amor por los otros. En el caso de Pedro, “el amor por todos” es el objetivo.

Pedro presenta un plan de trabajo para alcanzar la misión. El apóstol expone lo que podría imaginarse como un Manual de Uso del cristiano para no confundirse ni errar:

Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia;
y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos.
En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento;
el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios;
la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos
.”
2da. Pedro 1:3-7

Es decir que Pedro cuenta cómo llegar al objetivo presentado por Juan, que es el cumplimiento del deseo de Jesús. Ahora el desafío es ponerlo en práctica. El deseo de TERCER ANGEL para cada uno de sus lectores que reflexione sobre esta recomendación de Pedro, de Juan y de Jesús.

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

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