El 10/09/2019, 24 horas antes del 18vo. aniversario de los cuatro atentados que cometieron terroristas islámicos en USA el 11/09/2001, un grupo de evangélicos estadounidenses, encabezado por Joel C. Rosenberg, visitó por 2do. año consecutivo el Reino de Arabia Saudí, y fue recibido por el príncipe heredero Mohamed bin Salman.
El tour a Ryad recibió el patrocinio tanto del gobierno saudí como estadounidense con un objetivo de estrechar vínculos no sólo entre USA y Arabia Saudí sino también entre Israel y Arabia Saudí.
No es una afirmación antojadiza: Rosenberg es un estratega de comunicaciones, de padre de ascendencia judía aunque agnóstico y madre metodista; luego de la universidad él fue asesor del entonces candidato presidencial estadounidense por el Partido Republicano, Steve Forbes, más tarde se hizo consultor político y tuvo encuentros con el líder israelí Benjamin Netanyahu, quien le informó sobre Medio Oriente, según reveló Rosenberg.
En la etapa siguiente, él escribió varios libros, comenzando por la serie “Last Jihad” (La Última Cruzada), cinco novelas sobre terrorismo mezcladas con profecías bíblicas; y dos libros de no ficción, “Epicenter” (Epicentro) e “Inside the Revolution” (Dentro de la Revolución), sobre las profecías bíblicas en la coyuntura geopolítica.
Rosenberg creó The Joshua Fund, una organización sin fines de lucro que propone “bendecir a Israel y sus vecinos en el nombre de Jesús, de acuerdo con Génesis 12: 1 al 3“.
En septiembre 2019, Rosenberg armó su comitiva:
** Lynn A. Rosenberg, su mujer;
** Johnnie Moore, copresidente del Consejo Asesor Evangélico del presidente Donald Trump, integrante de la junta directiva de la Asociación Nacional de Evangélicos estadounidenses de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de USA;
** Larry Ross, fundador de una consultora de relaciones públicas evangélicas, asesor de pastores y telepredicadores;
** John Kenneth Blackwell, embajador de USA ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONUl;
** Wayne Pederson, director ejecutivo de National Religious Broadcasters;
** Michael Little, ex presidente de CBN; y el
** Skip Heitzig y su esposa Lenya, pastores en la Iglesia del Calvario en Albuquerque, una de las más grandes de USA.
También los senadores
** Todd Young, republicano por Indiana, antes integrante de los ‘marines’, luego representante, que gozó de la financiación de la muy conservadora familia Koch, “negacionistas” del Cambio Climático, y de polémica la Asociación Nacional del Rifle; y
** Angus King, ex gobernador de Maine ahora en la Cámara Alta pero independiente, ex presentador de TV e integrante de la Iglesia Episcopal.
¿Rosenberg estaba trabajando por algún interés comercial?
¿Cómo conocer los límites entre lo sacro y lo profano en Rosenberg?
¿Arabia Saudí o Israel? ¿Quién podría considerarse ‘el cliente‘?
En su blog personal, Rosenberg se quejó que la prensa estadounidense no se interesó mucho por su acción pero ponderó lo siguiente:
“(…) Particularmente histórico fue que a Christian Broadcasting Network se le otorgó acceso exclusivo y extenso no solo para ingresar al Reino de Arabia Saudita por primera vez. El corresponsal Chris Mitchell pudo cubrir una amplia gama de historias, incluidos los ataques con misiles, además de las actividades de nuestra delegación. El año pasado, cuando hicimos nuestro primer viaje al Reino, a CBN News se le negó el permiso para unirse a nosotros. (…)”.
En cualquier caso, la cuestión de Estado & Religión estaba en escena.
Esto quedó en evidencia en el comunicado de la delegación.
“Estamos agradecidos por la hospitalidad de nuestros anfitriones, Su Majestad el Rey y Su Alteza Real Mohamed bin Salman, Príncipe Heredero de Arabia Saudita. Como en todas nuestras interacciones con el Reino con los líderes religiosos de esta nación, nuestro enfoque ha sido principalmente el futuro del Reino de Arabia Saudí”, expresó el comunicado.
“Si bien puede sorprender a algunos que elegiríamos la semana del 11 de septiembre para visitar el Reino, en realidad sentimos que no hay un momento más apropiado para centrarnos en dónde debe ir, dónde puede ir el Reino y dónde creemos que va. De hecho, nuestra visita aquí en esta semana profundamente importante desafía a aquellos que buscan descarrilar la reforma en el Reino a través del abrazo del odio y el miedo en lugar del coraje y la moderación”, fue otro fragmento.
Los visitantes destacaron los avances que, a su juicio, están produciéndose en Arabia Saudí en el último año, que permite construir un ambiente de confianza.
“Estamos encantados -concluyen los evangélicos- con el alcance de algunas medidas, pero esperamos más cambios. Somos amigos pacientes con expectativas realistas de que llevará tiempo reformar lo que llevó años crear”.
Sin libertades
El Reino de Arabia Saudita es una monarquía absoluta, líder en la exportación mundial de petróleo, denominada «la tierra de las mezquitas sagradas» en referencia a la Gran Mezquita en La Meca y la Mezquita del Profeta en Medina, los dos lugares más sagrados del islam suní, a los cuales les está estrictamente prohibido el acceso a los no musulmanes.
También es una teocracia, basada en una aplicación extremista de los principios del islam en su versión suní pero en el marco del movimiento religioso wahhabismo -corriente político / religiosa de extrema derecha, de la escuela hanbalí, o sea la escuela de pensamiento más estricta de las cuatro existentes, utiliza una interpretación casi literal de los textos-; por lo tanto, una de las más rigurosas interpretaciones de la sharia o Ley Islámica.
La familia Saúd es la dinastía de la familia real de Arabia Saudita, descendientes de Muhammad bin Saúd, fundador del primer Estado saudí, que fue el Emirato de Diriyah.
La mayor parte de los derechos humanos y libertades fundamentales saudíes están prohibidos o seriamente restringidos en el país. Hasta junio de 2018, las mujeres no podían conducir vehículos; y el derecho al sufragio femenino no se reconoció hasta 2011 aunque en 2019 el Reino sigue siendo el único país musulmán que jamás ha celebrado elecciones. Ni siquiera hay partidos políticos.
A pesar de estos avances, grupos defensores de los derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian constantemente la falta de protección a los derechos humanos en el Reino.
Arabia Saudí es uno de los países donde los cristianos son perseguidos con mayor firmeza, según el informe anual “Puertas Abiertas, la Lista Mundial de Persecución”. En el Reino no hay libertad de culto. Tampoco libertad de conciencia ni de expresión.
Arabia Saudí ha prometido cambios desde que arribó el príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
Sin embargo, en una notable contradicción, éste fue acusado por el terrible asesinato del comunicador pro reformista Jamal Khashoggi en la embajada saudí en Estambul, Turquía.
El caso Kashoggi
El 23/01/2015 se conoció la muerte del entonces monarca Abdalá o Abdullah bin Abdulaziz al-Saúd, quien había llegado al trono a la muerte de su medio hermano, el rey Fahd bin Abdulaziz al-Saúd.
Entonces, se hizo cargo de la Casa Real, Salman bin Abdulaziz Al Saud, quien de inmediato concedió todo el poder a uno de sus hijos, el príncipe heredero Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud, quien inició una represión de quienes cuestionaran sus proyectos para el Reino.
Esta acción punitiva fue muy conocida en Occidente porque incluyó el encierro en el hotel Ritz-Carlton, de Riad, de una apreciable cantidad de integrantes de la Casa Real tales como el inversionista príncipe Alwaleed bin Talal, dueño del fondo Kingdom Holding, con gran participación en empresas tales como Apple, Twitter, Lyft, GM, Citigroup, 21st Century Fox, Four Seasons, etc.
Mohammad bin Salmán afirmó que era una guerra contra la corrupción, y que todos ellos le habían robado a la Casa Real, exigiéndoles la transferencia de sus fortunas. Se afirma que al menos US$ 100.000 millones cambiaron de manos en semejante contexto, y algunos fueron liberados pero no pudieron abandonar Arabia Saudí.
En 2018, al menos 60 detenidos, incluido el príncipe Alwaleed bin Talal, fueron transferidos a una cárcel de alta seguridad en Al-Hair, sur de Riad, según el diario Al-Araby Al-Jadeed.
Yamal Ajmad Jashogyi o Jamal Khashoggi fue el exdirector general y redactor-jefe del canal de noticias Al-Arab News Channel, redactor del periódico saudí Al Watan, al que convirtió en una plataforma de expresión para los saudíes progresistas.
En medio de la creciente persecución contra quienes no juraban lealtad al príncipe heredero, Khashoggi huyó de Arabia Saudí en septiembre de 2017 y luego comenzó a escribir como columnista del diario The Washington Post, artículos periodísticos sobre la situación en Oriente Medio, y que en muchas ocasiones fueron críticos del proyecto del nuevo monarca y su príncipe heredero.
Por ejemplo, para Kashoggi fue un grave error de la Casa Real la intervención bélica en Yemen.
El 02/10/2018, Kashoggi ingresó al consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, tal como había acordado previamente, buscando documentación personal necesaria para contraer matrimonio en en ese país.
En la puerta quedó esperándolo su futura esposa, Hatice Cengiz. Él nunca salió del consulado. La inteligencia gubernamental de Turquía había ubicado numerosos micrófonos dentro de la sede diplomática a causa de la mala relación entre ambos gobiernos. Así, casualmente, fue grabada la tortura y el asesinato de Kashoggi dentro del consulado, donde le habían tendido una emboscada agentes de seguridad enviados desde Riad horas antes para esa tarea.
Kashoggi fue asfixiado, degollado, luego descuartizado con una motosierra, sus restos fueron colocados en valijas diplomáticas llevadas con destino desconocido. Los asesinos regresaron de inmediato a Riad en aviones contratados por la Casa Real.
Luego de 17 días de intensa presión global, Arabia Saudita confirmó el asesinato, afirmando que ocurrió tras una pelea y que había 18 detenidos.
La cadena televisiva Al Jazeera, de Catar, cuya monarquía se encuentra ahora enfrentada a la saudita, difundió la transcripción del audio con los últimas palabras de Kashoggi: «Me estoy asfixiando, quítame esta bolsa de encima… soy claustrofóbico». La agonía duró 7 minutos.
Más tarde, el periódico turco Daily Sabah, difundió la transcripción del audio entre dos altos funcionarios sauditas minutos antes de que Khashoggi ingresara al edificio diplomático. El oficial de la inteligencia saudita Maher Abdulaziz Mutreb pregunta si ya “llegó el animal para ser sacrificado“.
“¿Es posible ponerlo en una bolsa?“, le consulta Mutreb al forense Mohammad Abdah Tubaigy, titular del Consejo Científico de Ciencias Forenses de Arabia Saudita, enviado para desmembrar el cuerpo.
Tubaigy explica su misión: “Es demasiado alto y pesado“, y recomienda descuartizarlo para cargarlo en varias bolsas.
“Siempre trabajé con cadáveres. Sé cortar muy bien. Sin embargo, nunca trabajé con un cuerpo caliente, pero lo voy a lograr con facilidad. Normalmente me pongo los auriculares y escucho música cuando descuartizo cadáveres. Mientras tanto, bebo café y fumo. Después de desmembrarlo, voy a envolver las piezas en bolsas de plástico, las voy a colocar en bolsas y las voy a sacar (del edificio)”, según las transcripción del diario turco.
Todo esto es información pública, no secreta, y que los evangélicos pro israelíes visitantes de Arabia Saudí debían conocer. Por lo tanto, su optimismo, comunicado por el consultor Rosenberg, contrastó con la realidad.
Es más: la primera visita de Rosenberg y sus acompañantes ocurrió en noviembre de 2018, semanas después del asesinato de Jamal Khashoggi. Aquel tour más bien fue una bocanada de oxígeno para el príncipe heredero: cristianos estadounidenses visitaban a la Casa Real acusada de asesinato y le concedían su bendición. También lo hizo el presidente ruso Vladímir Putin y respaldó al príncipe heredero el presidente estadounidense Donald Trump, pero ellos no son líderes religiosos.
En 2019 Rosenberg reflexionó: “Arabia Saudí es uno de los aliados estratégicos más importantes de USA en la guerra contra el terrorismo islamista radical y en la lucha contra la creciente amenaza iraní. Sí, hay desafíos importantes en la relación entre USA y Arabia Saudí. Pero instamos a más senadores (estadounidenses) a que vengan aquí, vean las reformas radicales y positivas que está haciendo el Príncipe Heredero, y le hagan preguntas sinceras directamente en lugar de atacarlo desde Washington DC”.
Cristianos en el desierto
La historia de Job, aparentemente redactada por Moisés y que integra el canon del Antiguo Testamento, transcurrió en tierras de Arabia Saudí.
Siglos después, los cristianos fundaron iglesias en Arabia antes de la llegada del profeta Mahoma en el siglo 7.
Por ejemplo, la Iglesia de Jubail, en el siglo 4.
Algunas porciones del territorio de Arabia Saudita tal como Najran, fueron muy cristianas, inclusive hasta el siglo 10.
Algunas tribus árabes, tales como los Banu Taghlib y los Banu Tamim, eran cristianas.
Los Banu Tahlib ayudaron a Mahoma y éste les permitió mantener su fe cristiana y su condición de árabes, siempre que pagaran la Jizya, el impuesto al capital que tributan los ciudadanos no musulmanes de un Estado islámico que cumplen con ciertos criterios.
Pero la monarquía dominante en Arabia Saudí impide la libertad religiosa.
En teoría, hay más de 1,3 millón de cristianos en Arabia Saudí, un país que tiene casi 30 millones de habitantes. Por ejemplo, son mayoritariamente cristianos los trabajadores filipinos, que no cuentan con ciudadanía saudí sino que son mano de obra para trabajos temporales. Sin embargo, ellos no pueden practicar su religión de manera abierta.
El culto cristiano es practicado en el interior de los hogares privados.
El Mutaween o Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio (en concreto, la policía religiosa) reprime la práctica de cualquier religión que no sea el islam. Los Mutaween deben “cumplir con los deberes de fomentar la virtud y prohibir el vicio, asesorando con amabilidad y gentileza“, según la Agencia de Prensa Saudita. Pero ellos han sido criticados por su extremismo y a menudo golpeaban en público a las mujeres que consideran que violaron las normas.
En 2016 se anunció que, como un avance concedido por la Casa Real, los integrantes del Mutaween ya no podían arrestar sino denunciar ante las autoridades religiosas o la policía.
La conversión de un musulmán a otra religión es considerada apostasía, un crimen que provoca la pena de muerte si el acusado no se retracta.
Y el Reino no permite el ingreso de religiosos cristianos que realicen cultos o misas en su territorio.
Cualquier persona que sea encontrada tratando de hacer ingresar una Biblia al país puede ser condenada a muerte.
Los cristianos extranjeros pueden reunirse en iglesias dentro de las embajadas, luego de registrarse y mostrar sus pasaportes para probar su nacionalidad extranjera, o en asambleas privadas en gimnasios escolares en comunidades cerradas en terrenos de la petrolera estatal Aramco.
Rosenberg y sus invitados fundamentaron su visita a Riad en que ellos están negociando cambios a estas restricciones. Sin embargo, sólo hablaron de terrorismo, geopolítica y otras cuestiones que importan a lo secular, no a lo religioso.
La disputa en el Islam
Cuando Rosenberg y sus invitados estaban regresando a USA, ocurrió el ataque con drones a refinerías de Aramco, aparentemente cometidos por guerreros hutíes o huzíes, a quienes los saudíes combaten en Yemen.
Ellos pertenecen a los zaidí, musulmanes chiíes que se llaman a sí mismos “Ansarolá“, que quiere decir “partidarios de Dios“.
Rosenberg afirmó, de inmediato, que la responsabilidad por los atentados era de Irán, algo que no pudo probar USA pero era conveniente para Israel, que justo estaba en elecciones muy complicadas para Benjamin Netanyahu.
Interesante: Rosenberg y sus amigos no explican por qué es mejor negociar con Arabia Saudí y denunciar a Irán si ambos, en todo caso, tienen métodos muy crueles con sus adversarios y son intolerantes con los cristianos. La única diferencia consiste en que Arabia Saudí es aliado de USA e Israel, e Irán es enemigo de los tres. Pero es una apreciación geopolítica, no religiosa.
Volviendo a Kashoggi, él siempre cuestionó la intervención bélica saudí en Yemen, que ahora provoca tantos inconvenientes a la Casa Real.
Tal como lo recordó la web Urgente24, los hutíes han sido acusado de ser aliados de Irán, ya que ambos adhieren al islamismo chií.
Y, tanto Hezbolá como Irán, han provisto, en especial desde 2014, de armas, misiles, entrenamiento y financiación a los hutíes porque así levantaron un callejón sin salida para los saudíes, que son islamistas suníes, enemigos geopolíticos y religiosos del islam chií.
Pero, desde un punto de vista teológico, es parcialmente incorrecto la fusión de zaidíes e iraníes.
Los zaidianos o zaidinos o zaidíes son una rama del chiísmo, surgida en el siglo VIII.
Pero ellos reconocen a los mismos 4 primeros imanes y no al 5to. Imam, Mohamed el Báciro, a quien sustituyen por su hermano Zaido ben Alí, quien en el año 740 promovió una rebelión contra el poder Omeya, sangrientas divisiones en la 1ra. Guera Civil del Islam.
Curiosamente, los zaidíes, hoy hutíes, resultan la rama chií más próxima al islam suní, que es mayoría entre los saudíes.
Pero hay otra cuestión: la consigna de los hutíes, conocido como ‘sarkha’ o grito, significa: “Dios es grande, muerte a América, muerte a Israel, maldición sobre los judíos y victoria del islam”.
No obstante, la influencia de Teherán sobre los hutíes resulta relativa. En varias ocasiones, los hutíes han actuado en contra del consejo de Irán. Por ejemplo, en 2015 Irán consideró que no era correcto tomar el control de la capital de Yemen, Saná, pero los hutíes lo hicieron igual.
Probablemente este ataque a las refinerías, y las turbulencias sobre el precio del petróleo y las riñas entre musulmanes opacó el viaje de Rosenberg.
En cualquier caso, ¿qué tiene que ver Jesús con todo esto?