Murió -80 años y cáncer de páncreas- un personaje histórico por los derechos civiles y la lucha por la igualdad racial: John Lewis. Él fue elegido congresista Demócrata por el estado de Georgia en 1986. Y luego fue reelegido 14 veces.
Hijo de la Alabama rural, él fue seleccionado cuando era muy joven por el Congreso de Igualdad Racial para convertirse en uno de los 13 Freedom Riders (Viajeros de la Libertad) originales.
Ellos fueron activistas que, en 1961 y años subsiguientes, comenzaron un periplo en autobuses interestatales por el Sur estadounidense para desafiar a quienes imponían que el transporte público debía ser o sólo para blancos o sólo para negros pese a existir dos sentencias de la Corte Suprema de USA que consideraban inconstitucional la segregación racial en los ómnibus. Los estados del sur no cumplían con estos mandatos judiciales y el gobierno federal permanecía pasivo. El primer ‘Viaje de la Libertad‘ salió de Washington, D.C. el 04/05/1961 con fecha de arribo a Nueva Orleans el 17/05/1961.
Fue el inicio del coprotagonismo de Lewis, siempre junto al pastor Martin Luther King Jr., y también de los múltiples ataques físicos que sufrió, justo él, defensor de la no violencia.
Lewis estuvo en la primera línea el ‘Bloody Sunday’ o ‘Domingo Sangriento‘ del 07/03/1965, una enorme represión en el puente Edmund Pettus, en Selma, Alabama, contra manifestantes que exigían la eliminación de las pruebas de alfabetización y otras prácticas utilizadas para impedir a los negros el derecho al voto.
La represión fue tan feroz que provocó una situación que llevó al entonces presidente Lyndon Johnson a reformular 10 días después la legislación electoral para eliminar las restricciones que limitaban el acceso de los afroamericanos al sufragio.
Ya moribundo Lewis, el asesinato de George Floyd lo devolvió a su juventud: el linchamiento de Emmett Till, en 1955 en el Delta del Mississippi y todo lo que provocó.
En su lecho de muerte él dijo:
“Mis conciudadanos, este es un momento especial en nuestra historia. Así como personas de todas las religiones y sin religiones, y todos los orígenes, credos y colores se unieron hace décadas para luchar por la igualdad y la justicia de una manera pacífica, ordenada y no violenta, debemos hacerlo nuevamente. Los disturbios, el saqueo y la quema no son el camino. Organizar. Demostrar. (…). Votar. Sé constructivo, no destructivo. La historia ha demostrado una y otra vez que la protesta pacífica y no violenta es la forma de lograr la justicia y la igualdad que todos merecemos”.
Aquí surge un mandato: es posible reclamar un cambio. La metodología hace la diferencia, aún cuando el costo resulte elevado. Pero el método es el mensaje.
Una pregunta: ¿cómo es que persista el racismo en una sociedad que se dice tan cristiana y en la que hay millones de personas que destinan muchísimo dinero a la actividad misionera en diversas latitudes?
Una historia
En sus inicios, el cristianismo fue una religión de hombres libres. Había una clara diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, aún cuando entre los judíos había un tope para la esclavitud: 7 años y había regulaciones para impedir los abusos. Pero para los cristianos era inadmisible privar a otra persona de su libertad. El hombre fue creado con libre albedrío y esto incluye su libertad tanto física como espiritual. Dentro de los lugares de adoración, todos los cristianos eran iguales.
El reconocimiento de la mujer y el rechazo a la esclavitud fueron ejes de la revolución sociocultural que provocó el cristianismo… antes de corromperse.
En USA, los ‘padres fundadores‘, tal como dicen los estadounidenses, no eran esclavistas. Ellos llegaron a América buscando libertad tanto física como de conciencia.
En 1619 desembarcaron los primeros 19 negros cerca de Jamestown, Virginia: comerciantes neerlandeses se habían apropiado de un barco español de esclavos.
Sin embargo, a causa de que los españoles bautizaban a los esclavos en África antes de embarcarlos -¿qué dice al respecto la Iglesia Católica, que bendecía semejante aberración?-; la legislación inglesa los consideraba ‘cristianos bautizados‘, y por lo tanto exentos de la esclavitud.
Entonces, los 19 negros se unieron a unos 1.000 trabajadores contratados ya establecidos en la colonia, en condición de ‘servidumbre’. Algunos consiguieron la libertad y fueron propietarios de tierras.
En aquellas colonias, la mayoría de los trabajadores procedían del Reino Unido y tenían el statu-quo de ‘sirvientes’, jóvenes que tenían la intención de convertirse en residentes permanentes. No eran esclavos.
Más de la mitad de todos los inmigrantes blancos en las colonias británicas de Norteamérica durante los siglos XVIII y XIX llegaron como ‘sirvientes’.
Ellos eran liberados tras un período establecido y sus antiguos maestros les proporcionaba el uso de la tierra y suministros.
Sin embargo, un día los hacendados descubrieron que el primer problema con los ‘sirvientes‘ era que ellos se marchaban cuando se habían convertido en trabajadores cualificados y valiosos.
Además, en Inglaterra ocurría una situación de bonanza de la economía y cada vez había menos ‘sirvientes’ en las colonias británicas, donde no había leyes sobre la esclavitud.
En 1654, John Casor, un ‘sirviente’ negro, se convirtió en el primer esclavo legalmente reconocido en la América colonial. Curiosamente, Anthony Johnson, un negro libre, fue el primer propietario de aquel esclavo en la América colonial.
Casor le dijo a alguien llamado Robert Parker, que Anthony Johnson le había retenido como esclavo más allá de su término como ‘sirviente’. Parker le dijo a Johnson que si no liberaba a Casor, informaría a la justicia sobre este hecho.
Presionado, Johnson liberó a Casor, quien estuvo siete años trabajando para Parker.
Johnson fue al tribunal, que falló a su favor, declarando que Parker estaba alejando a Casor de su dueño legítimo, que legalmente debía poseerlo de por vida.
Muchos años después, el 04/07/1776, cuando se declaró la independencia, no se modificó la esclavitud. La libertad era un privilegio para blancos.
La gran contradicción
En 1860 llegó a Alabama el último barco negrero estadounidense, el ‘Clotilde’, con más de un centenar de esclavos secuestrados en África.
La guerra civil estadounidense, más conocida como Guerra de Secesión, fue desde 1861 hasta 1865. Si bien nadie duda que Abraham Lincoln deseaba el final de la esclavitud no es cierto que la guerra fue a causa de la liberación de los esclavos sino por la permanencia de la Unión. El Norte rechazaba que el Sur, descontento, se independizara. Por eso el tema fue la secesión vs. la unidad.
El Sur, rural, reivindicaba la esclavitud como un factor importante en la construcción de su economía sin reparar en lo despreciable de ese mecanismo de acumulación de riqueza.
Pero aquí una curiosidad: años antes, hacia 1844, ocurrió un movimiento muy intenso de militancia cristiana en la tierra estadounidense, liderado por William Miller, quien predicaba la inminente Segunda Venida de Jesús.
¿Qué esperaban los cristianos de entonces? ¿Recibir a Jesús acompañados de sus esclavos? Las contradicciones desnudan a los hombres.
Por supuesto que ocurrieron llamados a la conciencia colectiva.
Por ejemplo, en agosto de 1851 ocurrió la publicación de un texto de 64 páginas titulado ‘A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White’ (Esbozo de la experiencia cristiana y las visiones de Elena G. de White), hoy día conocido como ‘Primeros Escritos’. Hay algunos párrafos muy interesantes aún en el siglo XX, cuando el tráfico de personas, junto al tráfico de armas y el tráfico de drogas, sigue siendo un negocio muy rentable para delincuentes en todo el mundo:
“Todo el cielo contempla con indignación a los seres humanos, obra de las manos de Dios, reducidos por sus semejantes a las mayores bajezas de la degradación y puestos al nivel de los brutos. Personas que profesan seguir al amado Salvador, cuya compasión se despertó siempre que viera la desgracia humana, participan activamente en ese enorme y gravoso pecado: trafican con esclavos y con las almas de los hombres. La agonía humana es trasladada de lugar en lugar para ser comprada y vendida. Los ángeles han tomado nota de todo esto; y está escrito en el Libro. Las lágrimas de los piadosos esclavos y esclavas, de padres, madres, hijos, hermanos y hermanas, todo esto está registrado en el cielo. Dios refrenará su ira tan sólo un poco más. Esa ira arde contra esta nación y especialmente contra las organizaciones religiosas que han sancionado este terrible tráfico y han participado ellas mismas en él. Tal injusticia, tal opresión, tales sufrimientos, son considerados con cruel indiferencia por muchos de los que profesan seguir al manso y humilde Jesús. Muchos de ellos pueden infligir ellos mismos, con odiosa satisfacción, toda esta indescriptible agonía; y sin embargo se atreven a adorar a Dios. Es una burla sangrienta; Satanás se regocija por ella y echa oprobio sobre Jesús y sus ángeles con motivo de tales inconsecuencias, y dice con placer infernal: “¡Estos son los que siguen a Cristo!” (…)”.
“Estos profesos cristianos leen lo referente a los sufrimientos de los mártires, y les corren lágrimas por las mejillas. Se admiran de que los hombres pudiesen endurecerse al punto de practicar tales crueldades para con sus semejantes. Sin embargo, los que piensan y hablan así siguen al mismo tiempo manteniendo seres humanos en la esclavitud. Y no es esto todo; tronchan los vínculos naturales y oprimen cruelmente a sus semejantes. Pueden infligir las torturas más inhumanas con la misma implacable crueldad que manifestaron los papistas y los paganos hacia los que seguían a Cristo. Dijo el ángel: “En el día en que se ejecute el juicio de Dios, la suerte de los paganos y de los papistas será más tolerable que la de estos hombres.” Los clamores de los oprimidos han llegado hasta el cielo, y los ángeles se quedan asombrados frente a los indecibles y agonizantes sufrimientos que el hombre, formado a la imagen de su Hacedor, inflige a sus semejantes. (…)”.
Oprah
Figura estelar de la TV estadounidense, Oprah Winfrey se está asociando con la productora Lionsgate para convertir el Proyecto 1619 -una serie de ensayos y creaciones multimedia producidos por The New York Times y una de sus principales redactoras, Nikole Hannah-Jones– en documentales de televisión.
El objetivo es replantear la historia de USA. Muchos creen que si el trabajo es riguroso podrá afirmarse que la fundación de la nación reivindicó el racismo y no la igualdad ni la libertad. Es un enfoque transgresor para la cultura ‘wasp’ (white anglosaxon and protestant, o sea blanco, anglosajón y protestante, eje de la sociedad estadounidense).
El CEO de Lionsgate, Jon Feltheimer, dijo que el Proyecto 1619 “desafía toda la historia que creíamos conocer, revelando el verdadero papel de la esclavitud y el impacto de los prejuicios raciales en la formación de los Estados Unidos de hoy“.
Es fascinante que dos de las mujeres más prestigiosas de USA, la periodista ganadora del premio Pulitzer, Hannah-Jones; y la reina del imperio mediático, Oprah Winfrey, promuevan juntas la afirmación de que los negros todavía están sistemáticamente oprimidos. Y es humillante que muchos cristianos lo nieguen.
La reciente encuesta de la empresa de investigación de opinión pública Gallup es dramática: 1 de cada 5 afroamericanos dice haber experimentado en los locales comerciales que las personas los tratan con menos cortesía (22%) y menos respeto (20%) que a otros.
El 14% de los adultos negros informan que han recibido una atención peor que otras personas en tiendas o restaurantes, en comparación con el 4% informado por los adultos asiáticos, el 4% de los adultos hispanos y el 2% de los adultos blancos, según Gallup. Y, sin embargo, los consumidores negros representan una importante base de clientes. Antes de la pandemia, en 2019, sumaban de US$ 1,4 billón en comprar minoristas, según la empresa de investigaciones del consumo Nielsen.
En 2019 marcas muy conocidas como Versace y Moschino enfrentaron demandas por presuntamente discriminar y perfilar racialmente a sus clientes negros. Sephora, minorista de artículos de belleza propiedad de LVMH, estuvo en las noticias cuando la cantante de R&B, Sza, tuiteó a sus 3 millones de seguidores que había sido discriminada en una tienda de Sephora, que terminó cerrando sus locales en USA para un taller de capacitación sobre diversidad racial o cultural.
“Es un problema persistente, persistente y frecuente. Los negros sufren discriminación todo el tiempo“, opinó Cassi Pittman Claytor, autor del próximo libro ‘Black Privilege’ y profesor asistente de Sociología en la Universidad Case Western Reserve, cuyo trabajo se enfoca en cómo las minorías raciales están en desventaja en los sistemas modernos.
Otra encuesta
En USA hay elecciones en 2020. Un número creciente de votantes cree que los afroamericanos e hispanos son discriminados, y una mayoría del 56% opina que la sociedad estadounidense es racista, según una nueva encuesta del diario The Wall Street Journal y la cadena televisiva NBC News.
La encuesta consultó, entre el 9 y el 12 de julio, a un universo elegido de 900 votantes registrados para el comicio de 2020. El margen de error fue + / – 3.27 puntos porcentuales.
La encuesta revela que los estadounidenses de todas las razas y grupos de edad comparten preocupaciones significativas sobre la discriminación casi dos meses después de que George Floyd, un hombre negro, fuera asesinado bajo custodia policial en Minneapolis. El 71% cree que las relaciones raciales son muy o bastante malas, un aumento de 16 puntos desde febrero.
Casi el 60% del universo encuestado opinó que las personas negras se enfrentan a la discriminación, y poco más del 50% respondió que también los hispanos, casi el doble de los porcentajes de 2008.
“Los estadounidenses están preocupados por los problemas de desigualdad, y la muerte de George Floyd pudo en evidencia todo eso“, dijo Brenda Lee, quien trabajó en la encuesta con el demócrata Jeff Horwitt y el republicano Bill McInturff. “Como estadounidenses, tenemos un problema con el racismo en esta sociedad“.
El 90% de los demócratas consultados dijo que los negros son discriminados, pero sólo el 26% de los republicanos estuvo de acuerdo. El 82% cree que la sociedad estadounidense es racista, sólo el 30% de los republicanos.
Pero en el total, el 57% de los votantes dijeron que apoyan las protestas nacionales provocadas por el asesinato de Floyd, y el 58% dijeron que hoy día están más preocupados por la desigualdad racial como resultado de las manifestaciones. Habrá que ver cómo evoluciona todo esto cuando haya transcurrido más tiempo de los traumáticos eventos de 2020.