El eje del Día del Perdón o Yom Kippur es la certeza de que la paga del pecado es muerte para el infractor.
Los hebreos en el pasado -no hoy día aunque sí se dice que algunos samaritanos lo hacen- realizaban un sacrificio de corderos, expiatorio de los pecados propios.
Los cristianos afirman que los rituales ordenados a Moisés eran para crear una conciencia del verdadero sacrificio expiatorio que sería el del Mesías.
En cuanto al enojo de Jehová con Israel al pie del Monte Sinaí por la adoración de un totem (con forma de becerro, probablemente una referencia a Baal, dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad, de origen canaanita y adorado por fenicios, cartagineses y sirios.), también requirió una ceremonia ritual y sacrificio.
“Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Dile al pueblo de Israel lo siguiente: “Ustedes han visto con sus propios ojos que les hablé desde el cielo.
ÉXODO 20:22-23
Recuerden que no deben hacer ningún ídolo ni de plata ni de oro que compita conmigo.”
Jehová estableció un pacto, en el que comprometió una promesa importante para Israel:
“Mira, yo envío un ángel delante de ti para que te proteja en el viaje y te lleve a salvo al lugar que te he preparado. 21 Préstale mucha atención y obedece sus instrucciones. No te rebeles contra él, porque es mi representante y no perdonará tu rebelión.
ÉXODO 23: 20-23
Pero si te aseguras de obedecerlo y sigues todas mis instrucciones, entonces yo seré enemigo de tus enemigos y me opondré a todos los que se te opongan.
Pues mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra de los amorreos, de los hititas, de los ferezeos, de los cananeos, de los heveos y de los jebuseos, para que vivas en ella. Yo los destruiré por completo.”
El Monte Sinaí
Pero aquella generación, que moriría en el desierto, no tenía una comprensión adecuada de su Dios, a quien no reconocía como libertador de los egipcios, sino que ese rol aplicaban a Moisés, quien estaba recibiendo instrucciones de Dios en la cumbre del Monte Sinaí.
“Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, la gente se congregó alrededor de Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros; en cuanto a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.”
ÉXODO 32:1
En el caso de Moisés, su indignación fue enorme. Él no podía tolerar lo que había sucedido:
“Y viendo Moisés al pueblo desenfrenado, porque Aarón les había permitido el desenfreno para ser burla de sus enemigos,
ÉXODO 32: 25-28
se paró Moisés a la puerta del campamento, y dijo: El que esté por el Señor, venga a mí. Y se juntaron a él todos los hijos de Leví.
Y él les dijo: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Póngase cada uno la espada sobre el muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano y a su amigo y a su vecino.”
Y los hijos de Leví hicieron conforme a la palabra de Moisés; y cayeron aquel día unos tres mil hombres del pueblo.”
Todavía faltaba el enojo de Dios, que aparece en el capítulo 33 de Éxodo. Y que tiene descripciones muy precisas en el libro de Levítico, desde el capítulo 4.
“El Señor le dijo a Moisés:
LEVÍTICO 23: 26-32
«Asegúrate de celebrar el Día del Perdón el décimo día del mismo mes, nueve días después del Festival de las Trompetas. Lo celebrarás como día oficial de asamblea santa, un día para negarte a ti mismo[g] y presentar ofrendas especiales al Señor.
No hagas ningún trabajo durante todo el día porque es el Día del Perdón, cuando se presentan ofrendas de purificación por ti, para hacerte justo ante el Señor tu Dios.
Los que no se nieguen a sí mismos en ese día serán excluidos del pueblo de Dios;
y yo destruiré a aquellos de entre ustedes que hagan algún trabajo en ese día.
¡No deberás hacer ningún trabajo en absoluto! Esta es una ley perpetua para ti, que se cumplirá de generación en generación dondequiera que vivas.
Este será un día de descanso absoluto, y en ese día debes negarte a ti mismo. Este día de descanso comenzará a la caída del sol del noveno día del mes y se extenderá hasta la caída del sol del décimo día».”
En el libro de Levítico, capítulos 16 y 23, la Biblia relata la institución del rito del Día del Perdón o Expiación, y las instrucciones de cómo se debía realizar. Pero aquí cabe una pregunta: ¿el Yom Kippur es exclusivamente judío o hay también un significado cristiano?
El Lugar Santísimo
“Yom Kippur” es uno de los “Yamim Noraim” (en hebreo, «Días extremadamente santos»). Ellos comprenden Rosh Hashaná (Año Nuevo Judío), 10 días del arrepentimiento, y su culminación, con el Yom Kippur. En el calendario hebreo, Yom Kippur comienza en el anochecer del 9no. día del mes de Tishrei y continúa hasta el anochecer del siguiente día.
“En ese día, se presentarán ofrendas de purificación por ustedes, y serán purificados de todos sus pecados en la presencia del Señor.
LEVÍTICO 16: 30-34
Será un día de descanso absoluto en el que se negarán a sí mismos. Esta es una ley perpetua para ustedes.
En generaciones futuras, la ceremonia de purificación la llevará a cabo el sacerdote que fue ungido y ordenado para servir como sumo sacerdote en lugar de su antepasado Aarón. Se pondrá las vestiduras sagradas de lino
y purificará el Lugar Santísimo, el tabernáculo, el altar, a los sacerdotes y a toda la comunidad.
Esta es una ley perpetua para ustedes a fin de purificar al pueblo de Israel de sus pecados, haciéndolos justos ante el Señor una vez cada año».
Moisés siguió todas estas instrucciones exactamente como el Señor se lo había ordenado.”
“Mientras me negué a confesar mi pecado,
SALMOS 32: 3-5
mi cuerpo se consumió,
y gemía todo el día.
Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí;
mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Finalmente te confesé todos mis pecados
y ya no intenté ocultar mi culpa.
Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor»,
¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.”
“Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él.
2DA. DE CORINTIOS 5: 18- 19
Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación.”
“El Señor le habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, quienes murieron luego de haber entrado y quemado un fuego equivocado en la presencia del Señor.
LEVÍTICO 16: 1-2
El Señor le dijo a Moisés: «Advierte a tu hermano Aarón que no entre cuando quiera en el Lugar Santísimo que está detrás de la cortina interior; si lo hace, morirá. Pues allí está la tapa del arca —el lugar de la expiación—, y yo mismo estoy presente en la nube que está sobre la tapa de la expiación.”
“Pues,
1RA. DE TIMOTEO 2: 5-6
Hay un Dios y un Mediador que puede reconciliar a la humanidad con Dios, y es el hombre Cristo Jesús.
Él dio su vida para comprarles la libertad a todos.
Este es el mensaje que Dios le dio al mundo justo en el momento preciso.
Y yo fui elegido como predicador y apóstol para enseñarles a los gentiles este mensaje acerca de la fe y la verdad. No estoy exagerando, solo digo la verdad.”
Los judíos consideran que el Día del Perdón (“Yom Kippur” en hebreo) es el día más sagrado: en este día, cada israelita que buscara a su Dios era perdonado en forma individual de sus pecados, evitando un juicio que podría resultarle adverso.
En la Biblia se afirma que era el único día en el que el Sumo Sacerdote podía entrar al Lugar Santísimo del Tabernáculo del Templo, donde estaba el Arca de la Alianza, cuyo interior contenía las tablas con los Diez Mandamientos. La tapa del Arca era llamada “el lugar de la expiación” y la presencia de Dios estaba en la nube sobre la tapa.
Hay un significado para los cristianos en el Día del Perdón: simboliza la reconciliación de Dios con toda la humanidad, a través de la gracia de Dios para perdonar los pecados por medio del sacrificio de Jesús.
El dia cuando Cristo murió en la cruz del Calvario, fue rasgado el velo del templo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, lo cual significaba que ya había un acceso libre, irrestricto, por la fe en el sacrificio de Jesús.
“Entonces Jesús volvió a gritar y entregó su espíritu. En ese momento, la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron en dos,
MATEO 27: 50-53
y las tumbas se abrieron. Los cuerpos de muchos hombres y mujeres justos que habían muerto resucitaron.
Salieron del cementerio luego de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad de Jerusalén y se aparecieron a mucha gente.”
“Y el Espíritu Santo también da testimonio de que es verdad, pues dice:
HEBREOS 10:15-22
«Este es el nuevo pacto que haré
con mi pueblo en aquel día, dice el Señor:
Pondré mis leyes en su corazón
y las escribiré en su mente».
Después dice:
«Nunca más me acordaré
de sus pecados y sus transgresiones»
Así que, amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús.
Por su muerte, Jesús abrió un nuevo camino —un camino que da vida— a través de la cortina al Lugar Santísimo. Ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que gobierna la casa de Dios,
entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura.”
¿Qué significa perdonar?
En la Biblia, la palabra griega que se traduce “perdonar” significa literalmente “dejar pasar”: una persona deja de exigir que se le pague una deuda.
Jesús usó esta comparación al enseñar a sus discípulos a orar:
“y perdónanos nuestros pecados,
LUCAS 11:4
así como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros.
Y no permitas que cedamos ante la tentación.“Perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe”.
Antes de guardar el Yom Kippur es necesario pedir perdón a quien sea que se haya ofendido, insultado, lastimado, avergonzado, etc.
Las ofensas cometidas contra otras personas no son perdonadas en Yom Kippur a menos que ocurra el pedido previo de perdón y esto es en especial con los padres, a quienes se debe respeto y honor ilimitados (5to. mandamiento).
También es muy importante perdonar. Perdonar a familiares, amigos, seres queridos y colegas. Es necesario tener una disposición a perdonar y olvidar.
Es la palabra clave en materia del perdón: olvidar.
Después de todo, en Yom Kippur se le pide a Dios que olvide las acciones equivocadas de sus hijos.
Hay una diferencia fundamental entre disculparse y perdonar.
El acto de perdonar podría hacerse en forma unilateral.
Obviamente, es más satisfactorio y legítimo recibir una disculpa de quien ofendió. Se necesita mucha humildad y coraje al mismo tiempo.
Sin embargo, es posible perdonar si haber recibido una disculpa.
El resentimiento es un veneno que afecta a la víctima, no al ofensor.
Es necesario liberarse del resentimiento, el odio y los sentimientos de amargura.
No quedar atrapados en el resentimiento, que afecta nuestro sistema emocional y nos causa daño.
Obsesionarse con «hacer que alguien pague» por las ofensas, le otorga a quien hizo daño el enorme poder de seguir haciéndolo desde adentro, cediéndole el control de las mentes y los corazón.
En la Mishná, Masejet Meguila 28a, los estudiantes del muy anciano Ribbi Nehunya ben haQana le preguntaron a su maestro cómo hizo para merecer una vida tan larga. Ribbi Nehunya respondió que nunca se había ido a dormir antes de perdonar en su corazón a cualquiera que lo hubiera perjudicado ese día. «Nunca llevé a mi cama las ofensas de mi vecino». Y Mor Zutra explicó sus palabras: todas las noches, a la hora de acostarse, Ribbi Nehunya declaraba en su corazón : «Perdono a todos aquellos que me han ofendido».
El ritual
El Sumo Sacerdote en Yom Kippur se encontraba “cara a cara” con Dios, pese a que en Éxodo 33:20, se advirtió que nadie podía verlo y seguir con vida. Pese a sus debilidades, Aarón, hermano de Moisés, era el mediador e intercesor de Israel.
Aarón debía utilizar para el servicio sacerdotal un atuendo diferente al habitual.
Él se vestía de lino blanco y sin adornos, para simbolizar a un servidor de Dios humilde.
El Sumo Sacerdote, servidor de Dios, vestido con humildad y de blanco, era una representación de Cristo, de Su naturaleza pura sin pecado y de Su rectitud.
Para los cristianos, hoy Jesús es el Sumo Sacerdote y Mediador en el cielo.
“También sabemos que el Hijo no vino para ayudar a los ángeles, sino que vino para ayudar a los descendientes de Abraham.
HEBREOS 2: 16-18.
Por lo tanto, era necesario que en todo sentido él se hiciera semejante a nosotros, sus hermanos, para que fuera nuestro Sumo Sacerdote fiel y misericordioso, delante de Dios. Entonces podría ofrecer un sacrificio que quitaría los pecados del pueblo.
Debido a que él mismo ha pasado por sufrimientos y pruebas, puede ayudarnos cuando pasamos por pruebas.”
La ceremonia
Entre las labores de Aarón, el Día del Perdón, se debían presentar a la entrada del tabernáculo dos chivos, y después de un sorteo sagrado (entre ‘urim‘ y ‘tumim’) se determinaba cuál chivo sería apartado como ofrenda para Dios y cuál sería el “chivo expiatorio” que llevaría los pecados del pueblo al desierto (Levítico 16:6-8).
El chivo que era sacrificado, representaba la muerte por sustitución. El sacrificio de animales simbolizaba la vida inocente sacrificada, dada a cambio de la vida culpable del pecador, como un sacrificio vicario.
“Cuando Aarón haya terminado de purificar el Lugar Santísimo, el tabernáculo y el altar, presentará el chivo vivo. Pondrá ambas manos encima de la cabeza del chivo y confesará sobre él toda la perversidad, la rebelión y los pecados del pueblo de Israel. De esta forma, traspasará los pecados del pueblo a la cabeza del chivo. Después un hombre, especialmente seleccionado para la tarea, llevará el chivo al desierto. Al irse el chivo al desierto, llevará todos los pecados del pueblo sobre sí mismo a una tierra desolada.”
LEVÍTICO 16:20-22
Según los comentarios rabínicos del Talmud (Tractate Shabbat, Folio 86a), se colocaba un cordón rojo en la puerta del templo, y cuando el chivo expiatorio había sido llevado al desierto, para no volver, el cordón rojo se volvía blanco de forma milagrosa.
Lo escribió el profeta Isaías:
“Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto—dice el Señor— Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.”
ISAÍAS 1:18
Según lo descrito en el Talmud, en Yoma 39b, los rabinos mencionaban que durante los 40 años anteriores a la destrucción del 2do. Templo por los romanos, el cordón rojo nunca volvió a cambiar de color, y que las puertas del templo se abrían por sí mismas.
Los cristianos afirman que Dios les estaba recordando a los judíos que Jesús era el verdadero sacrificio, y que los sacrificios subsecuentes no eran aceptables.
Los cristianos afirman que Jesús, el Mesías, regresará para hacer la expiación final y eterna de los pecados para todos quienes ponemos nuestra fe en Él. Por ello Jesús declaró en la cruz “¡Consumado es!” (Juan 19:30).
De todo eso trata la redención. Las citas bíblicas podrían continuar porque hay muchas.
Lo importante es que el perdón que Jesús ofrece es completo y permanente, sin límites.
“El sistema antiguo bajo la ley de Moisés era solo una sombra —un tenue anticipo de las cosas buenas por venir—… bajo aquel sistema se repetían los sacrificios una y otra vez, año tras año, pero nunca pudieron limpiar por completo a quienes venían a adorar… Pues no es posible que la sangre de los toros y las cabras quite los pecados… Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre… Pues mediante esa única ofrenda, Él perfeccionó para siempre a los que está haciendo santos.”
HEBREOS 10:1-14
El Templo tenía una estructura ascendente, de modo que el Lugar Santísimo era el más elevado. Así, el sacerdote no sólo ingresaba al santuario, sino que ascendía hacia él.
Las personas esperaban afuera a que el sacerdote retornara a ellos y les proclamara que sus pecados habían sido perdonados.
Cuando el sacerdote salía del templo, se debía cambiar sus vestiduras (la anterior túnica blanca de lino estaba cubierta de la sangre del sacrificio), por unas de lujo.
Luego de todo esto el pueblo celebraba, había banquetes, y fiestas.