El Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica Apostólica Romana brinda asesoría y consejo al pontífice de ese culto, tanto sobre el gobierno de la institución y asuntos relacionados con el sistema de creencias del catolicismo, como sobre cualquier otro tema de su interés; y elige al nuevo Papa en caso de fallecimiento o renuncia del anterior.
En 1050, varias familias de Roma querían dominar el papado, y León IX (1049-54) convocó a líderes de esos clanes / intereses para reformar la Iglesia.
Nueve años después, Nicolás II decidió que el Papa sería electo por los cardenales.
A partir del año 1150, según el “Anuario Pontificio”, se integró el Colegio Cardenalicio con un decano -el obispo de Ostia, cerca de Roma-, y un Camarlengo -administrador de los bienes-.
En el siglo XII, comenzaron a ser nombrados cardenales ciertos prelados que residían fuera de Roma.
Desde el siglo XV, también los patriarcas fueron nombrados cardenales (Bula “Non mediocri” de Eugenio IV).
En los siglos XIII-XV, Sixto V pasó de un tope de 30 cardenales a 70.
En el Consistorio Secreto del 15/12/1958, Juan XXIII derogó el número de cardenales establecidos por Sixto V.
Pablo VI, con varios ‘Motu Proprio’ modifico el Colegio Cardenalicio. El 21/11/1970 dispuso que al cumplir 80 años de edad, los cardenales dejan de ser miembros de los dicasterios de la Curia Romana, y también pierden el derecho de elegir al Papa y de entrar al Cónclave.
En el Consistorio secreto del 05/11/973, Pablo VI estableció que el máximo de cardenales con la facultad de elegir al Papa sería 120.
Francisco es Bergoglio
Cuando fue elegido pontífice, el argentino Francisco realizó gestos públicos muy precisos, tales como prometer revalorizar la importancia del Colegio, y prometió apoyarse en este colectivo para tomar decisiones trascendentes.
Fue un gesto considerado demostración de humildad, sencillez y apertura, que él reforzó con la decisión de mantener su residencia en la austera Domus Sanctae Marthae o Casa Santa Marta, construida en días de Juan Pablo II cerca de la Porta del Perugino, como vivienda de los cardenales electores durante los cónclaves. En verdad, Jorge Mario Bergoglio no estaba haciendo un gesto sino que iniciaba una nueva forma de gestión del Vaticano, y persiste esta modalidad diferente.
Los consistorios son reuniones formales del Colegio Cardenalicio, convocados por el Papa.
Hay consistorios ordinarios y consistorios extraordinarios.
A los consistorios ordinarios acuden sólo los cardenales residentes en Roma.
A los consistorios extraordinarios deben asistir obligatoriamente todos los cardenales.
Pero el consistorio también es la ocasión en la que se nombra a los nuevos cardenales, según lo previsto por el Código de Derecho Canónico.
Los nombres de los nuevos miembros se anuncian de antemano, habitualmente. Sin embargo, sólo produce efectos jurídicos la publicación formal del decreto papal durante el consistorio.
Existe una excepción: los cardenales cuyo nombre no es revelado por el Papa por razones particulares (los llamados cardenales ‘in pectore‘).
Los nuevos cardenales reciben sus anillos, y birretas y solideos de color púrpura.
Según la tradición, cada nuevo cardenal recibe la titularidad de una iglesia de Roma, símbolo de la unión de los cardenales con el Papa.
Cuando los miembros del Colegio Cardenalicio se reúnen para la elección de un nuevo pontífice, la asamblea se llama cónclave y se regula por normas especiales.
En estos tiempos, Bergoglio / Francisco piensa cada uno de los candidatos, y los observa según los tres documentos con los que formateó su gestión: ‘Evangelii gaudium’, ‘Laudato si” y ‘Amoris laetitia’.
En 2019 serán 13 nuevos cardenales, de los que 10 podrán ser electores en un posible cónclave.
Luego del consistorio celebrado por Francisco el 28/06/2018, el Colegio estaba constituido por 223 cardenales.
Actualmente el colegio cardenalicio suma 216 cardenales, de los cuales 118 son electores y 98 no electores, que con los 13 nuevos serán 128 y 101.
Entonces, el Papa argentino decidió superar de nuevo la barrera de los 120 electores marcada por Pablo VI, y la consecuencia será que, desde el 05/10/2019 -fecha del próximo consistorio-, habrá un Colegio Cardenalicio con una mayoría creada por el propio Bergoglio.
Apenas un italiano entre los nuevos cardenales: Matteo Zuppi, de la Comunidad de Sant’Egidio, muy cercana a Francisco.
También eligió al portugués José Tolentino, archivista y bibliotecario vaticano, un teólogo poeta.
Y al jesuita checo Michael Czerny, defensor de los migrantes y refugiados, además de colaborador discreto y eficaz, por lo que le concedió un privilegio: ascenso directo de cura a papable.
Otro jesuita: el luxemburgués Jean-Claude Hollerich, otro firme defensor de una Europa de puertas abiertas.
Los obispos nuevos cardenales:
Miguel Ángel Ayuso Guixot – Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
José Tolentino Medonça – Archivero y Bibliotecario vaticano.
Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo – Arzobispo de Yakarta.
Juan de la Caridad García Rodríguez – Arzobispo de San Cristóbal de La Habana.
Fridolin Ambongo Besungu – Arzobispo de Kinshasa.
Jean-Claude Höllerich (jesuita) – Arzobispo de Luxemburgo.
Álvaro L. Ramazzini Imeri – Obispo de Huehuetenamgo.
Matteo Zuppi – Arzobispo de Bolonia.
Cristóbal López Romero – Arzobispo de Rabat.
Michael Czerny (jesuita) – Subsecretario de la Sección de Migrantes – Departamento para el Servicio de Desarrollo Humano Integral.
Y otros tres integrantes no electores del Colegio Cardenalicio:
Michael Louis Fitzgerald – Arzobispo Emérito de Nepte.
Sigitas Tamkevicius, sj – Arzobispo Emérito de Kaunas.
Eugenio Dal Corso – Obispo Emérito de Benguela.
En 2019 son 10 los ‘purpurados‘ electores que llegan al límite de edad, y por cumplir 80 años dejan de serlo, de acuerdo a la norma establecida por el ‘Motu Proprio’, de Pablo VI, ‘Ingravescentem Aetatem’.
Estos cumpleaños comenzaron con el cardenal Alberto Suárez Inda, Arzobispo Emérito de Morelia (México). Continuó con el cardenal Orlando Beltrán Quevedo, Arzobispo Emérito de Cotaboto (Filipinas). Y siguió con el cardenal Edwin O’Brien, Arzobispo Emérito de Baltimore (USA) y Gran Maestro de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén. Después, el cardenal Stanisław Dziwisz, Arzobispo Emérito de Cracovia (Polonia) y por más de 40 años secretario personal de Pablo II. Y el cardenal John Tong Hon, Obispo Emérito de Hong Kong (China).
A propósito de los cardenales eméritos, y sólo como mención, acaba de fallecer, a los 96 años, Roger Etchegaray, durante dos décadas un estrecho colaborador de Juan Pablo II, de quien fue enviado especial a Cuba, Irak, Palestina, Ruanda y China.
El nuevo Colegio
En los primeros meses de 2020, otros dos cardenales electores cumplirían 80 años por lo que se puede prever que, quizá en ocasión de la Solemnidad de Cristo Rey, el Papa podría convocar otro consistorio para la creación de nuevos cardenales.
Por ejemplo, hay dos jefes de dicasterios de la Curia Romana que no son todavía cardenales: el arzobispo Filippo Iannone, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, y monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
En su gestión, Francisco ha designado ya 74 cardenales, reduciendo la influencia de Europa, e incremento la de las periferias -sociales y geográficas-.
“Lo que no tiene vuelta atrás es la mayoría construida de cardenales no europeos. Eso ya había sido manifestado con sus antecesores, pero con él es estable y va aumentando”, según Giovanni Maria Vian, director del diario vaticano L’Osservatore Romano y experto en historia de la Iglesia.
Sin duda, éste es el cambio más importante. Porque la cantidad en sí mismo no es representativa de un esquema diferente: 113 de los purpurados que eligieron Benedicto XVI a Joseph Ratzinger el 18/04/2005, habían sido creados por Juan Pablo II. Todo hacía pensar que el elegido sería uno de ellos. Sin embargo, irrumpió uno de los dos que había creado Pablo VI. Lo de Francisco, no sólo es cuantitativo sino también cualitativo,
En cuanto al equilibrio entre continentes, se mantiene a través de una profundización en la atención a las periferias geográficas.
Arrio
Hasta ahora persiste, y hasta es posible que aumente, una grieta dentro del Colegio, entre los anteriores y los nuevos.
Esta notable dificultad que enfrenta Francisco aparece en los textos difundidos por los cardenales Walter Brandmüller y Raymond Burke, cartas en italiano enviadas a los otros integrantes del Colegio Cardenalicio. No es amigable la relación entre Burke y Brandmüller y el papa Francisco. Más bien, no hay relación.
Burke es defensor del llamado ‘tradicionalismo católico’ y objetó capítulos importantes del documento de Francisco, ‘Amoris Laetitia’ y las disposiciones del Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia (2016).
Burke llegó a acusar a la Iglesia Católica Apostolica Romana de ser un “barco sin timón“, y llamó a los católicos a desobedecer al Papa. También ha expresado opiniones en contra de la inmigración musulmana a Europa, acusando al Vaticano de contribuir a las intenciones del Islam de dominar el mundo cristiano.
El emérito Brandmüller, es un especialista en la historia de los concilios, fundador y editor de la revista ‘Annuarium Historiae Conciliorum’, y Benedicto XVI lo ingresó al Colegio ya con más de 80.
El objetivo de ambos fue denunciar algunos puntos del documento de trabajo o ‘Instrumentum laboris’ del Sínodo de la Amazonia, que se realizará en el Vaticano del 6 al 27 de octubre 2019.
El Vaticano acelera la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, sobre el tema “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, Francisco nombró presidentes delegados a los cardenales:
** Baltazar Enrique Porras Cardozo, Administrador Apostólico “sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis” de Caracas, Venezuela, quien además es Arzobispo de Mérida;
** Pedro Ricardo Barreto Jimeno, Arzobispo de Huancayo en Perú, Vice Presidente de la Red Eclesial Panamazónica, conocida por su sigla como REPAM y João Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de Vida apostólica.
** João Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
“En pocas semanas comenzará el llamado Sínodo de la Amazonía. Lo que se sabe hasta ahora sobre el Sínodo no puede sino suscitar las más serias preocupaciones. Algunos puntos del ‘Instrumentum laboris’ parecen no estar solo en disonancia respecto a la enseñanza auténtica de la Iglesia, sino que son contrarios a ella“, afirmó Brandmüller, con fecha 28/08/2019.
“Tal como enseña la experiencia de estos últimos sínodos, se ha de temer intentos no solo de manipular la sesión sino de ejercer fuertes presiones sobre ella“, alertó.
Brandmüller expresó su preocupación sobre la participación del cardenal brasileño Claudio Hummes, que preside la Red Eclesial Panamazónica (Repam), institución que, según el obispo emérito de Marajó (Brasil), José Luis Azcona, tuvo un papel protagónico en la redacción del texto.
“El hecho mismo de que el Cardenal Hummes sea el presidente y que así ejercerá un grave influjo en sentido negativo, es suficiente para que nuestra preocupación sea fundada y realista, al igual que en el caso de los obispos (Erwin) Kräutler, (Franz-Josef) Overbeck, etc.“, advirtió Brandmüller.
Overbeck fue quien en mayo 2019 se manifestó a favor de la “huelga de mujeres” contra la Iglesia Católica en Alemania, en protesta a la negativa del papa Francisco a la ordenación de diaconisas.
Brandmüller advirtió que “las formulaciones nebulosas del ‘Instrumentum’, tal como la pretendida creación de nuevos ministerios eclesiales para las mujeres y, sobre todo, la ordenación presbiteral de los llamados ‘viri probati’, suscitan la fuerte sospecha de que se pondrá bajo discusión incluso el celibato sacerdotal“.
Se llama ‘viri probati’ a los hombres ancianos y casados de probada virtud que, en opinión de algunos, podrían compensar la ausencia de sacerdotes en determinadas regiones.
Ante esta situación, continuó el cardenal emérito, “tendremos que afrontar serios ataques a la integridad del ‘Depositum fidei’ (depósito de la fe), a la estructura jerárquico-sacramental y a la Tradición Apostólica de la Iglesia. Con todo esto se ha creado una situación nunca antes vista en toda la historia de la Iglesia, ni siquiera durante la crisis arriana de los siglos IV y V”.
Arrio, nacido en Libia y muerto por envenenamiento en Constantinopla, fue un asceta, presbítero y sacerdote en Alejandría, posiblemente de origen bereber, que entró en conflicto porque sus enseñanzas negaban la teología de la Trinidad, y consideraba que el Hijo está subordinado al Padre. El problema fue que el enfoque de Arrio llegó a ser dominante en aquella cristiandad, y dominó el 1er. Concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino I .
Quien combatió fuertemente a Arrio fue el obispo Atanasio. Es evidente que el alemán Brandmüller se asume como el nuevo Atanasio.
Brandmüller indicó que “aparece entonces la grave pregunta sobre cómo nosotros cardenales, en esta situación históricamente inédita, podemos actuar a la altura de nuestro solemne juramento cardenalicio y cómo podremos reaccionar a eventuales afirmaciones o decisiones heréticas del Sínodo“.
Burke
En tanto, el cardenal estadounidense Raymond Burke señaló, también el 28/08, que comparte “plenamente las profundas preocupaciones del Cardenal Brandmüller sobre el inminente Sínodo para la Amazonía, en base a cómo su trabajo está previsto en su ‘Instrumentum laboris‘”.
Él alertó que las consideraciones aportadas por Brandmüller “hacen presagiar una apostasía de la fe católica”.
Esta situación hace imaginar inminentes tiempos de definiciones en el Colegio Cardenlicio, donde tantas designaciones hizo Francisco pero, todavía, le resulta complicado fijar su pensamiento.