Dormir bien potencia la creatividad y tal vez lo mejor ante un problema no sea pasar cada vez más tiempo buscándole la solución sino simplemente descansar.
Lo ilógico de día es posible de noche
Si la conciencia diurna fracasó en resolver un problema, probablemente el subconsciente intentará remediarlo durante la noche.
Se cree que genios como Mendeleev, Kekulé y Descartes lograron saltos en sus teorías en sueños o en el momento de transición a despertarse.
Lo mismo supone el consejo popular que recomienda consultar la almohada antes de tomar una decisión importante.
Salvando diferencias, estas acciones son posibles porque los sueños conectan ideas que están inconexas en la vida de trabajo y de actividades rutinarias.
Mientras que de día reina la lógica y lo conocido, por las noches la mente circula por senderos nunca imaginados y explora alternativas no familiares.
En la civilización precientíficase creía que en el descanso el cerebro se desconectaba del mundo.Sin embargo, numerosos pensadores defendieron la idea opuesta y recién a mediados del siglo pasado se reveló cuál es el rol de este órgano en periodos aparentemente inactivos.
Los estudiosos Aserinsky y Klietman descubrieron que a pesar de no seguir recolectando información, la mente se dedica a procesar lo aprendido las horas de sol. Básicamente descarta lo innecesario y clasifica lo que considera útil.
Tras décadas de investigaciones y el surgimiento de las neurociencias, se evidenció que dormir es incluso unaparte fundamental en los procesos de aprendizaje y de memoria.
Por eso, pasar cada vez más tiempo concentrado en una tarea buscándole la salida puede no ser la mejor opción. Aquella epifanía creativa anhelada es más probable si el descanso se da en cantidad y calidad adecuadas.
Porque para que la mente asocie ideas irresueltas a nuevos conocimientos necesita reposar.
Las fases del sueño
Descansar es igual de indispensable que comer o respirar. Dormir poco o mal compromete la salud, debilita el sistema inmune, dificulta el habla, el razonamiento y la concentración.
De la misma forma entorpece las relaciones interpersonales, genera irritabilidad y perturba las emociones.
Para lograr productividad plena durante el día, el estado onírico consta decinco etapas:
- Adormecimiento: son los 10 primeros minutos y es un lapso de transición en el que la conciencia se disminuye. Aquí se dan las sensaciones de caída o tropiezos y a veces se cree estar despierto.
- Sueño ligero: es cuando el cuerpo se desconecta de la información del entorno y la respiración se enlentece. Las ondas cerebrales se relantizan.
- Transición: se trata de la aproximación a la etapa más profunda en la que el cuerpo se relaja. Aquí pueden darse trastornos del sueño como el sonambulismo.
- Delta: el ritmo de respiración y la presión arterial son bajos. Es la fase más importante porque reposa el cuerpo y la psiquis.
- REM (rapid eye movement): en ese tiempo los ojos se mueven de un lado al otro para registrar la información del día. Aunque los músculos están relajados, la actividad cerebral es igual de alta que al estar despierto. Aquí se dan los sueños que luego podrán ser recordados.
Luego de la concreción de estas fases e inmediatamente al despertar la persona percibe menor inhibición cognitiva, es decir, le abre las puertas al pensamiento sin las limitaciones lógicas. Es más flexible y creativo.
¿Cuántas horas hay que dormir?
Una persona pasa un tercio de su vida entera, durmiendo.
Comúnmente se cree que todos necesitan, sin excepciones, ocho horas para dormir. Pero ¿cuánto se precisa realmente?
La respuesta depende directamente de la edad, la rutina diaria, las exigencias físicas, entre otras. De esta forma, los niños precisan más que los adolescentes, y ambos más que los adultos. También las mujeres embarazadas requieren más que otras.
Un dato novedoso que comprobaron las últimas investigaciones, es que no sólo dormir menos sino también de más, es riesgoso. Particularmente aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias o tener un accidente cerebrovascular (ACV).
Según la National Sleep Foundation el tiempo estimado según la edad es:
- Bebés: entre 12 y 17 h.
- Niños de 1 a 5 años: entre 10 y 14 h.
- Niños en edad escolar de 6 a 13 años: entre 9 y 11 h.
- Adolescentes de 14 a 17 años: un promedio entre 9 a 10 h.
- Adultos entre 18 a 25 años: entre 7 y 9 h.
- Adultos de 26 a 64 años: entre 7 y 9 h.
- Mayores de 65 años: entre 7 y 8 h.
Existen casos en los que los individuos son más productivos de noche, en horarios contrarios a los socialmente admitidos. A esta forma común de insomnio se la llamaSíndrome de la fase de sueño retrasada (DSPD)y es en gran parte genética. En estos casos es fundamental consultar a un profesional por orientación.
La cotidianeidad moderna repleta de pantallas, de factores estresores, responsabilidades y tareas, restringe las posibilidades de respetar el requisito biológico del descanso. No solo termina disminuyendo el tiempo sino la calidad del estado onírico.
Ante esto muchas personas optan por esperar al fin de semana cuando se disponen horas extra. Pero es importante aclarar que el sueño que se perdió no se recupera.