Hay cuatro libros en la Biblia que se consideran especialmente apocalípticos; son Daniel, Ezequiel, Zacarías y Apocalipsis.
Entonces, definamos qué es ‘apocalíptico’.
La palabra “apocalipsis” es una transliteración del sustantivo griego “apokalupsis”, que significa “aquello que es develado“.
Su forma verbal “apokalupto” (“quitar el velo“), se emplea en la Biblia para expresar dos ideas principales.
- La acción de Dios de revelar cosas para nuestro entendimiento.
- La manifestación visible de Jesucristo.
En aquellos / estos tiempos -hay un concepto circular en ciertos eventos bíblicos, que ocurrieron pero volverán a suceder- en los que el pueblo de Dios estaba / está / estará bajo persecución u opresión, se cuenta con mensajes o guías de contexto histórico que ofrecieron / ofrecen / ofrecerán aliento ante las dificultades.
Los apocalipsis son textos que tienen la finalidad de inspirar esperanza en los momentos de mayor dificultad. Porque la incertidumbre puede provocar desesperación.
A través de descripciones simbólicas, ambos libros subrayan cómo los acontecimientos visibles no son más que las manifestaciones exteriores de una realidad más fundamental: un combate gigantesco entablado entre Dios y las fuerzas del mal, ampliando escenas relatadas en Job 1:6-7 y Job 2:1-2.
Al final de la guerra sin cuartel, el Señor triunfa definitivamente y sus fieles entran en la gloria.
Una cosmovisión
El género literario “apocalíptico” floreció en la literatura hebrea por cuatro siglos, desde el siglo II a.C hasta el siglo II d. C.
La estructura de un apocalipsis se da siempre en estas tres fases:
- Una etapa de opresión al Pueblo de Dios.
- Una etapa de castigo y destrucción del enemigo.
- Una etapa de liberación, victoria y dominio del Pueblo de Dios.
El valor universal de Daniel y Apocalipsis -contenidos que se complementan entre sí- es que presentan una parte de la cosmovisión de Dios.
El tiempo en que los eventos suceden no es una simple secuencia de situaciones y hechos sino que todo se mueve hacia un fin u objetivo.
Se trata de una cosmovisión que interpreta la historia dirigida por Dios, una estructura con sentido y significado que va más allá de lo que experimentamos en el presente.
También ambos libros resultan una bitácora útil para quienes los estudian y creen en sus contenidos porque Dios está diciendo: “Tú estás aquí, en esta parte de la historia”.
Además, considerando el drama de la historia humana, Daniel y Apocalipsis son crónicas de la salvación final que le permiten a cada creyente consolidar una identidad porque elimina las vacilaciones acerca de quiénes somos y hacia dónde vamos.
Daniel y Apocalipsis establecen una misión y el contenido de una proclamación, que consiste en un triple mensaje universal de adoración (Daniel 3), de juicio (Daniel 7 y 8) y de lealtad (Daniel 6; Apocalipsis 14:6-11).
Esto es clave: Usted puede ser parte de la comunidad que Dios viene a salvar.
Jesús es el mensaje
Hay por lo menos 3 abordajes posibles tanto para Daniel como el Apocalipsis:
# Enfocarse en las bestias que se describen.
La descripción de criaturas fantásticas fue una forma de la Revelación a ambos profetas (Daniel y Juan) de aproximarse a acontecimientos impresionantes. Por ejemplo:
- León (Daniel 7:4 y Apocalipsis 13:2)
- Oso (Daniel 7:5 y Apocalipsis 13:2)
- Leopardo (Daniel 7:6 y Apocalipsis 13:2)
- Dragón (Apocalipsis 13:2)
- 10 cuernos (Daniel 7:7 y Apocalipsis 13:1)
- Bestia quemada (Daniel 7:11 y Apocalipsis 14:9-11).
# Identificar cada señal y vincularla con algún hecho presente o quizás futuro.
Por ejemplo:
- Siete cabezas, siete montes y siete reyes (Apocalipsis 17:9).
- Los cuatro cuernos que significan cuatro reyes que no tendrán la fuerza o poder del primer rey (Daniel 8:21-22).
El riesgo es convertir un relato profétio en una sucesión de acertijos y anagramas como si fuese ‘Código da Vinci’. O ‘Angeles y Demonios’.
# Encontrar a Cristo como el verdadero gran tema en Daniel y el Apocalipsis.
El libro de Daniel presenta la venida del Mesías y el triunfo de su reino mesiánico (Daniel 2:44-45; 7:7-28; 9:24-27; 12:1-4).
La frase “en los últimos días“, describe la llegada de la era mesiánica en que Dios traerá su reino y la historia llegará a su consumación.
El libro del Apocalipsis se refiere a
- El que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre
- El que estuvo muerto y vivió,
- El que anda en medio de los siete candeleros de oro
- El que tiene la espada aguda de dos filos
- rey de reyes,
- El Fiel y Verdadero,
- El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas.
De hecho, el final del Apocalipsis (y de la Biblia), es el siguiente:
“”Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darles a ustedes testimonio de estas cosas que conciernen a las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, la brillante estrella de la mañana”.
(…) A todo el que escuche las palabras del mensaje profético de este libro le advierto esto: Si alguno le añade algo, Dios le añadirá a él las plagas descritas en este libro.
Y, si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, descritos en este libro.
El que da testimonio de estas cosas, dice: «Sí, vengo pronto».
Amén. ¡Ven, Señor Jesús!
Que la gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén.“
Lo más importante de ambos libros consiste en que coinciden en anticipar un triunfo final de Dios, y una restauración del Bien. No sólo se lo presenta como un evento probable sino definitivo, y al que todos están invitados a participar. La ausencia es sólo por autoexclusión.