Desafortunada reflexión de GotQuestions.org/ cuando afirma: “Las reglas dietéticas nunca tuvieron la intención de ser aplicadas a nadie más que Israel. Más tarde, Jesús declaró limpios todos los alimentos (Marcos 7:19). Dios le dio una visión al apóstol Pedro en la cual Él le declaró concerniente a los antes declarados animales impuros, “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.” (Hechos 10:15). Cuando Jesús murió en la cruz, Él puso fin a la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4; Gálatas 3:24-26; Efesios 2:15).”
Queda la preocupante convicción que Michael Houdmann, fundador, presidente y CEO de los Ministerios Got Questions, debería preocuparse por estas erradas interpretaciones acerca de Hechos de los Apóstoles capítulo 10: el apóstol Pedro fue enviado a predicar al centurión romano Cornelio, abandonando el círculo de exclusividad judía que hasta entonces tenía el mensaje apostólico luego del Pentecostés. Por ese motivo él recibe una visión acerca de que no había animales inmundos.
Pero no se trataba de una disposición sobre alimentación sino sobre evangelización.
Hechos 10 se usó para mostrar al apóstol Pedro que Dios había abierto la salvación a los gentiles o sea a los no judíos, quienes -por influencia cultural de los fariseos- eran considerados ‘inmundos‘ por los propios judíos.
Aún desde un punto de vista nutritivo no todo alimento es apropiado. Y el sabio Dios aconseja acerca de lo que es más adecuado (¿O cristianos superficiales nos condenarán a tener que recurrir a la inteligencia de la Ayurveda, la medicina hindú, tan extendida ahora en Occidente?). Los beneficios de aplicar los conocimientos impartidos desde el origen de los tiempos quedaron en evidencia cuando Daniel y sus amigos eligieron la dieta conveniente, estando cautivos en Babilonia, en vez de aplicar el consejo de Houdmann (“Tenemos el derecho de comer cualquier cosa que deseemos“).
En el comienzo
En el relato Bíblico de la creación es posible encontrar la dieta original que Dios dispuso para el hombre, antes de la derrota de Adán y Eva.
Génesis 1:29: “Dios dijo además: ‘He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol cuyo fruto lleva semilla; ellos os servirán de alimento.”
Ejemplos de “plantas que dan semillas”: trigo, cebada, arroz, centeno, avena, quinua, maíz (plantas que forman espigas y dan semillas), etc.: cereales.
Ejemplos de “árboles cuyo fruto llevan semilla”: durazno, uva, manzana, tunas, etc.: frutas.
También las oleaginosas: aguacate o palta, nueces, almendras, avellanas, maní, coco, etc.
Génesis 2:9: “Jehova Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles atractivos a la vista y buenos para comer; también en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.”
Después del inicio del Mal en el planeta, cambió todo. Inclusive la dieta, al agregarse “las plantas del campo“: acelga, apio, cilantro, col, perejil, espinaca, etc., las hortalizas, las leguminosas, las legumbres –porotos o frijoles, garbanzos y todo lo que forma vaina-, etc.
Génesis 3:17-19: “… sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás.”
El hombre perdió el derecho a la vida eterna porque ya no podía comer del fruto del árbol de la vida.
Génesis 3:22-24: “Y Jehova Dios dijo: -He aquí que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora pues, que no extienda su mano, tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Y Jehová Dios lo arrojó del jardín del Edén, para que labrase la tierra de la que fue tomado. Expulsó, pues, al hombre y puso querubines al oriente del jardín de Edén, y una espada incandescente que se movía en toda dirección, para guardar el camino al árbol de la vida.”
O sea que Dios incorporó las verduras para ayudar a combatir el envejecimiento, la degradación (tanto física como mental) y el cansancio.
El apio es diurético; la espinaca es muy buena para el intestino y el estreñimiento; la calabaza o zampo depura los tóxicos; el zapallo ayuda a limpiar las articulaciones y sirve de laxante, etc.
Ahí puede imaginarse ya un menú saludable para todo humano:
- hidratos de carbono: papa, maíz, avena, frijol, etc.;
- proteínas vegetales: habas, arvejas, lenteja, soya/soja, etc.;
- grasa vegetal: aguacate/palta, ajonjolí/sésamo, etc.
- vitaminas y minerales: frutas y verduras.
En el desierto hacia Canaán
Si bien Dios autorizó el consumo de la carne, Dios no permitió el consumo de animales inmundos. Si bien recién en Levítico 11 vemos que Moisés escribió la ley acerca de el consumo de animales limpios vs el consumo de animales inmundos y vemos también por escrito la descripción de los animales limpios y los inmundos, en el tiempo de Noé ya se conocía la distinción entre animales limpios y animales inmundos:
Génesis 7:2: “De todo animal limpio toma contigo siete parejas, el macho y su hembra; pero de los animales que no son limpios sólo una pareja, el macho y su hembra.”
Esto quiere decir que Noé conocía la distinción entre animales limpios y animales inmundos.
Dios nos muestra en Levítico 11 y Deuteronomio 14, las cosas que podemos y no podemos comer. Él nos da una guía para una dieta sana y un estilo de vida.
Los alimentos que él nos dice que podemos comer nos ayudan a fortalecernos. Los alimentos que él dice que no debemos comer, pueden enfermarnos.
Había motivos de peso para advertir que había un listado de animales inmundos y otros autorizados.
Estas categorías ya eran conocidas antes del Diluvio. En Génesis 7:2, Noé recibe la siguiente directiva:
“De todo animal limpio tomarás siete parejas, cada macho con su hembra; pero de los animales que no son limpios, una pareja, un macho con su hembra.”
Luego, la primera prohibición general se encuentra en el Génesis 9:4: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis“. No se comía aquello que estuviera vivo.
El concepto impone una limitación a Génesis 9:3: “Todo lo que se mueve y vive os servirá de alimento“.
La siguiente prohibición se refiere a la grasa en los alimentos.
En Levítico 7:22-24, se lee: “Habló aún Jehová á Moisés, diciendo: ‘Di a los hijos de Israel: Ninguna grasa de buey ni de cordero ni de cabra comeréis. La grasa de un animal muerto, y la grasa del que fue despedazado por fieras, se dispondrá para cualquier otro uso, pero no la comeréis‘.”
En el versículo 26 se agrega: “Además, no comeréis nada de sangre en ningún lugar donde habitéis, ni de aves ni de bestias.“
En Levítico 17:10, un castigo semejante es impuesto por el consumo de sangre, y esta ley se extiende tanto a los extranjeros en Israel como a los nativos. La sangre debe ser vertida sobre la tierra y cubierta de polvo o de tierra.
La grasa era sacada de toda la carne y jamás era ingerida. Por supuesto que es una recomendación de prevención contra las enfermedades del corazón causadas por los niveles altos de colesterol y de triglicéridos que resultan del consumo de grasas. Además de usar la grasa para los quehaceres domésticos -por ejemplo, hacer jabón y velas-, la grasa era quemada como ofrenda aromática.
Sin duda, otra demostración de la sabiduría de Dios, que no debería quedar desautorizada en el Nuevo Testamento, a menos que Michael Houdmann resulte un fervoroso simpatizante del ‘fast food‘.
Levítico 17:15 prohíbe comer lo que muere de muerte natural o lo que ha sido desgarrado por las bestias. Este reglamento previene una serie de enfermedades que transmiten los cadáveres de animales muertos o las infecciones de las heridas. Esta limitación permitía al pueblo de Israel quedar a salvo de una cantidad significativa de enfermedades.
Las exigencias, en caso de contaminación, eran de lavar sus vestimentas y permanecer apartados de los otros hasta el atardecer. Estas exigencias siguen siendo apropiadas precauciones de higiene.
Levítico 11:3: “De entre los animales, comeréis todo el que tiene pezuña hendida y que rumia.”
La doble condición (pezuña partida y que rumien), impedía comer el camello, el conejo y la liebre, por ejemplo.
El cerdo, por ejemplo, tiene pezuña partida pero no es un rumiante. Asirios y babilonios eran consumidores de cerdo. Hoy día las personas tienen tendencia a justificar el consumo de cerdo diciendo que “esta prohibición era para una época en donde la higiene era pobre. Hoy en día, con los reglamentos de salud mejorados y la refrigeración, ya no se aplica”.
Pero las investigaciones sobre la carne de cerdo confirman que es el animal que más transmite enfermedades infecciosas al hombre.
Por ejemplo, hay una relación de causa y efecto entre el consumo de carne de cerdo y la cirrosis de hígado. No sólo se trata del alcohol en esta enfermedad, según informaron en 1985 los investigadores médicos Amin Nanji y Samuel French, en su estudio “Sobre la relación entre el consumo de cerdo y la cirrosis“, que publicó la revista especializada Lancet.
Los animales puros incluyen las diversas especies de corderos y cabras, ciervos y gacelas, bisontes y vacunos. Pero no al caballo, el asno y la cebra. Tampoco todos los reptiles, los roedores, las comadrejas, etc.
Los pájaros puros son los de la familia del pollo, del pavo, el ganso y la paloma.
Generalmente, todas las aves de rapiña y las carroñeras, como los buitres, las águilas, los halcones, y los búhos, así también como los pelícanos, las cigüeñas, las grullas, y todos estos tipos de aves son impuras. La razón parece ser que las enzimas encontradas en estos pájaros no pueden ser toleradas por el cuerpo humano.
Los animales con garras son tema de Levítico 11:27: “Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo a cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la noche.”
No deberíamos comer gatos, perros o cualquier otro animal que tenga cuatro patas y garras.
Tampoco roedores y reptiles. Levítico 11:29-31: “Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la comadreja, el ratón, la rana según su especie. el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón. Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y cualquiera que los tocare cuando estuvieren muertos era inmundo hasta la noche.”
Además:
Levítico: 11:41-42 dice que “todo reptil que se arrastra sobre la tierra es abominación; no se comerá. Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación.”
Y aparecen disposiciones estrictas sobre los peces:
Levítico 11:9 y 10: “De todos los animales que viven en las aguas comeréis estos: todos los que tienen aletas y escamas, ya sean de mar o de río, los podréis comer. Pero tendréis como cosa abominable todos los que no tienen aletas ni escamas, ya sean de mar o de río, entre todo lo que se mueve y entre toda cosa viviente que está en las aguas.”
Algunas especies marinas son más susceptibles a la polución que otras, y algunas tienen una propensión más alta a transmitir los elementos de polución que otros.
Los efectos tóxicos del selenio son contrarrestados por el efecto del arsénico, el cual está ampliamente distribuido en los peces, y particularmente en los tejidos de los crustáceos.
Como observación general, se puede decir que las especies de mariscos impuras, como los crustáceos y los moluscos, son la primera causa de envenenamiento por metales pesados en la cadena alimenticia, y son los más susceptibles a los elementos de polución. Para contrarrestar la toxicidad de su medio ambiente, tienen niveles más elevados de las otras substancias tóxicas, como el selenio y el arsénico. Su carácter apropiado para el consumo humano se ve reducido debido a su elevada capacidad de retención de substancias tóxicas en sus tejidos.
Hacia adelante
Hay que aprender a combinar adecuadamente los alimentos:
- no mezclar varios cereales de una vez, sino elegir un solo cereal para un horario de comida:
- no mezclar varias legumbres, sino elegir una legumbre por horario de comida:
- mezclar verduras: una de color amarillo, otra de color verde, otra de color blanco, otra de color rojo, ya que cada verdura de color concede minerales y vitaminas diferentes.
No mezclar frutas dulces con frutas ácidas. Las frutas compatibles con los cereales son las frutas dulces como el higo, la papaya, etc. En cambio las frutas ácidas y semi-ácidas no se deben mezclar con los cereales por que producen fermentación en el intestino. Es recomendable comer verduras en un horario y las frutas en un horario diferente.
Hay varias frutas que son de gran beneficio cuando se comen solas, por ejemplo: la sandía cuando se la come sola sirve para depurar el organismo. El mango cuando se come solo ayuda con problemas de los bronquios.
Los hombres somos incrédulos y es por eso que al llevar una dieta vegetariana queremos mezclar varios cereales, queremos mezclar las habas con las arvejas con las lentejas, pensando que combinando bastante obtendremos una nutrición “completa.”
En realidad, al combinar incorrectamente, nos enfermamos y decimos que la dieta no sirve.
El mercurio es un tema complejo: encuentra su camino hacia la cadena alimenticia por la metilación del mercurio inorgánico en los sedimentos de lagos, ríos y otras vías navegables y en todos los océanos. El metilo de mercurio se acumula en los organismos acuáticos dependiendo del nivel trófico, y las concentraciones más altas se encuentran en los grandes peces carnívoros.
Un dato para el futuro próximo: el mercurio es absorbido más frecuentemente, bajo la forma de metilo, por los organismos acuáticos. La metilación se produce por medios químicos (un proceso no enzimático modificado ligeramente por la cobalamina metílica y por el depósito de microorganismos, como bacterias y hongos, en condiciones tanto aeróbicas como anaeróbicas, estando la tasa de metilación sujeta, en particular, a los microorganismos presentes y a diversos factores físico-químicos. La metilación se promueve cuando hay un pH alcalino y un alto contenido orgánico en los sedimentos, y también cuando la temperatura es elevada.
En consecuencia, se deduce que un aumento en la temperatura global y de los océanos aumentará la toxicidad del medio ambiente marino.
Según un informe del informe del Ministerio de Industria australiano, hay dos maneras posibles para que los organismos acuáticos asimilen el mercurio disponible:
- la red alimentaria y
- la extracción directa del metilo de mercurio de la sustancia acuosa.
El mercurio es absorbido a un nivel más elevado en la cadena alimenticia por la ingestión de desperdicios orgánicos que forman complejos con el mercurio.
El mercurio, tanto inorgánico como orgánico, es fácilmente absorbido del agua de mar.
Los estudios efectuados sobre la incidencia de los metales pesados en los mariscos midieron una gran variedad de oligoelementos en 204 especies de peces con aletas, en moluscos y crustáceos, en 198 sitios de la costa de USA. Estos representaban 93% del volumen de los pescados comerciales y deportivos que ese país pesca.
El informe declaró que los valores de mercurio más elevados se encontraron en estos peces al final de una larga cadena alimenticia, como en las grandes especies carnívoras. Estos incluían al tiburón, al pez-espada y al atún. El salmón parece tener un bajo nivel de mercurio, siendo los valores de la mayoría de las aproximadamente 260 muestras de salmones del Atlántico, de Canadá y del Mar Báltico de alrededor de 0,05 ng/kg.
Sin embargo, en los crustáceos, los niveles son generalmente más elevados, con valores reportados de hasta 4 ng/kg en la langosta y de 2 ng/kg en los moluscos.
Dios nos ha dado una guía de lo que deberíamos comer. Y también nos ha dejado saber de lo que no deberíamos comer. Si los humanos hicieran su parte para proteger y mantener el ambiente limpio, el planeta Tierra sería un lugar mucho mejor y las personas serían más saludables.