La COVID-19 es otro motivo para abandonar el tabaco, ya que aunque sea difícil superar la adicción, representa un factor más que agrava los síntomas de la enfermedad pandémica.
La COVID-19 es otro motivo para dejar el tabaco
La salud respiratoria ha estado en boga en los últimos meses, dado que allí se manifiestan algunos de los principales síntomas del nuevo coronavirus.
Sin embargo, la OMS también denominó epidémica la adicción a la nicotina, que es lacausa de 8 millones de muertes al año y genera consecuencias incalculables en 700 millones de niños que respiran el humode sus padres u otros cohabitantes.
Sucede que en cada cigarrillo sólo el 50% es tabaco y libera al ambiente alrededor de 7 mil componentes químicos dentro de los que, como mínimo, 250 son nocivos y 70 cancerígenos.
La nicotina es la más conocida por ser altamente adictiva, pero también tiene alquitranes, cloruro de vinilo, polonio 210, benzopireno, benceno, formaldehido, uretano y arsénico.
Todas aquellas sustancias permanecen en el aire de lugares cerrados y tanto el fumador activo como el pasivo reciben los efectos nocivos. Como resultado,genera en las personas el mismo grado de dependencia que la cocaína.
De todas formas, los resultados de abandonar la adicción son progresivos pero también inmediatos:
- A los 20 minutos se disminuye la frecuencia cardiaca
- En 12 horas se normaliza la concentración de monóxido de carbono en sangre
- Después de la semana 2 hasta la 12, mejora la circulación sanguínea y aumenta la función pulmonar
- Entre el primer y noveno mese disminuye la tos y la dificultad para respirar
- En 1 año el riesgo de cardiopatía coronaria es un 50% inferior al de un fumador
- A los 5 años el riesgo de accidente cerebrovascular corresponde al de un no fumador
- En 10 años se aminora el riesgo de cáncer de pulmón, boca, garganta, esófago, vejiga y páncreas
- En 15 años el riesgo de cardiopatía coronaria es el de un no fumador
Nuevos mercados para la industria tabacalera
Sólouna de cada 10 personas vive en países que establecen impuestos a la industria tabacalera de más del 75% de su precio al por menor, según un informe de 2015. Los restantes, no aplican gravámenes o los exigen con escaso rigor.
Paralelamente, circulan aproximadamente 480 mil millones de cigarrillos en el negocio ilegal por contrabando, falsificación o evasión de impuestos que representan el 10% del consumo mundial.
No obstante, a partir del programa iniciado en 2005, la OMS llegó a la conclusión de que está “perfectamente demostrado que aumentar los impuestos a un nivel suficientemente elevado es una intervención sumamente eficaz –y también costoeficaz– puesto que reduce el consumo de tabaco, es relativamente poco costosa y acrecienta las arcas públicas”.
Con todo, frente a los esfuerzos regulatorios, la industria tabacalera busca reinventarse oponiéndose al mercado negro e incorporando nuevas generaciones al consumo de sus productos. Algunas de las nuevas líneas mercadotécnicas que se identifican son:
- Innovación en sabores atractivos para los más chicos.
- Lanzamiento de productos con nicotina pero sin humo, pipas de agua y cigarrillos electrónicos.
- Aumento de la publicidad en eventos populares para jóvenes.
- Utilización de las redes sociales y cuentas de influencers para la promoción de sus marcas y elementos de vapeo.
En este contexto, se propone para el Día Mundial Sin Tabaco del 31 de mayo del 2020 una campaña de concientización contra aquella publicidad sistemática, agresiva y sostenida.
Tabaquismo y coronavirus
La pandemia de COVID-19 trajo consigo otra evidencia de la nocividad del cigarrillo, ya que se ha demostrado que los fumadores corren un riesgo mayor de padecer una manifestación grave de la enfermedad.
Concretamente,tienen el doble de posibilidades de empeorar los síntomasde acuerdo con un metanálisis de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).
Se debe a que el coronavirus ataca principalmente a los pulmones y, si se tiene una historia de tabaquismo, la función pulmonar ya está previamente deteriorada.
Sin embargo, hasta el momento no existe ningún vínculo científico que determine si los fumadores tienen mayor posibilidad de contagio. Lo que sí acrecienta la vulnerabilidad según la OMS, es el acto de arrimar los dedos y cigarrillos a la boca o compartir pipas de agua (shisha o hookah).
Por último, tampoco existe información suficiente que confirme una relación de la nicotina como tratamiento de cura ni preventivo de la COVID-19, a diferencia de noticias falsas que circularon afirmando tal asociación.
Es sabido que la dependencia a esta sustancia está dada por un conjunto de factores conductuales, cognitivos y fisiológicos, razón por la que un porcentaje muy bajo de consumidores logran abandonar la adicción al primer intento.
Por eso el Ministerio de Salud del Gobierno Argentino ofrece un Manual del Programa Nacional del Control del Tabaco e información sobre centros de ayuda cercanos.