Cristianos y musulmanes parecen mantener profundas diferencias en el siglo 21. Sin embargo, cuando se lee con atención sus textos fundamentales, mantienen algunas similitudes muy trascendentes, tal como sucede con musulmanes y judíos, o con cristianos y judíos.
En lugar de extremar las diferencias, ellos deberían reunir sus muchos denominadores comunes, y esta experiencia podría modificar en forma extrema el rumbo de la Humanidad. Sin embargo, hoy tal como ayer, y así desde hace siglos, la mayoría ha elegido incursionar en las asimetrías.
Sin embargo, por ejemplo, el Corán menciona a Jesús (al-Masīḥ), 25 veces más, por su nombre, que a Mahoma.
Al-Masīḥ (el Mesías) es precursor de Mahoma, y quien predijo su llegada.
Pero Mesías no se corresponde con el significado de esa denominación en el cristianismo. Mesías es usado en el Islam para hacer referencia a todo profeta, mortal y sin participación de lo divino.
Según el Islam, se debe creer en Jesús, así como en todos los otros mensajeros de Alá, como requisito para ser musulmán.
Otra curiosidad consiste en que, en el relato del Corán acerca de Jesús, hay similitud con los llamados ‘evangelios apócrifos’
En el Islam, Jesús es uno de los mensajeros de Dios y el Mesías, enviado para guiar al Pueblo de Israel mediante una nueva escritura: el evangelio (Injīl).
La referencia más frecuente a Jesús es bajo la forma Ibn Maryam («hijo de María»), algunas veces precedido por otro título.
Jesús es reconocido como profeta (nabi) y mensajero (rasul) de Dios. También se le menciona, en ocasiones, como el «sello de los profetas israelitas» porque, según la creencia musulmana, Jesús fue el último profeta enviado por Dios para guiar a Israel.
También se usan los términos wadjih, mubarak (bendecido o fuente de beneficio para otros) y abd-Allah (siervo de Dios).
También se usan los términos kalimat min Allah (palabra viniendo de Dios) como definición de Jesús, entendidos como referencia a la creación de la palabra de Dios, gestada en el momento de la concepción de Jesús, o bien su reconocimiento como mensajero de Dios.
La otra versión
El Corán afirma que Jesús nació de María (Maryam) como resultado de una concepción virginal, suceso milagroso ocurrido por decreto de Dios (Alá).
Como ayuda en su ministerio, a Jesús se le concedió el don de hacer milagros (como sanar a los ciegos, resucitar a los muertos, etc.), más por favor divino que por su propio poder.
De acuerdo con las tradiciones musulmanas, Jesús no fue crucificado, sino que ascendió a los cielos, un ascenso corpóreo y con vida.
De acuerdo a las creencias islámicas, Jesús volverá a la Tierra cuando se acerque el Juicio Final para restablecer la justicia y derrotar al falso mesías (Masih ad-Dajjal).
Al igual que todos los profetas del Islam, se considera que Jesús fue un musulmán (es decir, alguien que se sometió a la voluntad de Dios).
El Islam rechaza la visión cristiana de que Jesús sea la encarnación de Dios o el hijo de Dios, y todo lo que deriva de la idea de Trinidad.
También rechaza las ideas de crucifixión, de resurrección y de expiación de los pecados de la humanidad.
El Corán enfatiza que Jesús fue un mortal que, como todos los otros profetas, fue elegido por Dios para extender su palabra.
El origen
El Corán describe el nacimiento de su madre, María, y su servicio en el Templo de Jerusalén, mientras estuvo bajo los cuidados de Zacarías, padre de Juan el Bautista.
El Corán describe que María fue escogida por Dios entre las mujeres de todos los mundos, y concibió virgen a Jesús.
María fue visitada por el arcángel Gabriel (Jibril) para recibir la buena nueva de su hijo.
Gabriel anunció a María que daría a luz un hijo santo, llamado Jesús, que sería un gran profeta.
Cuando María recibió las noticias, preguntó al ángel cómo podría concebir un hijo sin haber establecido contacto con ningún hombre. La respuesta del ángel fue que Dios crea aquello que él desea.
El Corán compara la creación milagrosa de Jesús con la creación de Adán en la que éste existió por voluntad divina, la misma voluntad que condujo a la concepción del hijo de Zacarías cuando su mujer Isabel no estaba ya en edad de dar a luz.
El Corán narra que María estaba en mitad del desierto de Belén cuando los dolores del parto acudieron a ella. Para ayudarla, Dios hizo un pequeña corriente de agua bajo María para que ella pudiera beber e indicó que debía sacudir una palmera para hacer caer los dátiles maduros y nutrirse de ellos.
En los dolores del parto, María oyó una voz que procedía de «debajo suyo» que repitió las palabras de Dios para calmarla. Ese mismo día, María dio a luz a Jesús en mitad del desierto.
Cuarenta días más tarde lo llevó de vuelta con su gente.
María llevó el niño al templo, donde hubo de sufrir las burlas de todo hombre con la excepción de Zacarías, el único que había creído en la concepción virginal.
Los judíos acusaron a María de haber mantenido relaciones con otro hombre a pesar de no estar casada y, en respuesta, ella les indicó que hablaran con su hijo en la cuna. Creyéndose objeto de burla por la respuesta de María, ellos quedaron fascinados al oír la primera profecía de boca del niño.
Más allá del Corán
Los musulmanes creen que Dios reveló a Jesús una nueva escritura, el Injīl (evangelio islámico), y declaró las verdades de sus revelaciones previas –el tawrat (Torá o Pentateuco) y el zabur (Salmos).
El Corán menciona favorablemente al Injīl, que describe como una escritura que llena los corazones de sus seguidores con mansedumbre y piedad. El Corán dice que el mensaje bíblico original ha sido distorsionado o corrupto en el tiempo desde que fue revelado a los mensajeros.
Jesús también es venerado en la literatura ascética y mística musulmana.
El Ihyah ulum ad-Din (El renacimiento de las ciencias religiosas), del poeta andalusí al-Ghazali (Yaḥyà ibn al-Ḥakam al-Bakrī), se enfoca en la pobreza de Jesús, su preocupación por la adoración, su desapego a la vida mundana y sus milagros.
También incluyen discursos y sermones que se le atribuyen.
El movimiento islámico Ahmadiyya considera a Jesús un profeta y hombre mortal, pero que fue crucificado y permaneció seis horas en la cruz hasta que cayó la oscuridad.
Jesús fue bajado vivo pero inconsciente. Fue tratado por el santo médico Necdemo durante tres días y noches en una cueva habilitada como tumba, construida para José de Arimatea.
Una vez recuperado, se reunió con sus discípulos de confianza en el Monte de los Olivos y partió en secreto hacia Damasco.
En esta versión, después viajó hacia oriente en busca de las tribus perdidas de Israel hasta que se detuvo en Cachemira, donde vivió hasta morir de muerte natural a los 120 años, en lugar de haber ascendido vivo al Cielo.
Navidad islámica
Omar Suleiman escribió en Religion News una columna que tituló “Lo que Jesús significa para mí como musulmán”. Aquí un fragmento:
“(…) Jesús (la paz sea con él) es verdaderamente especial para los musulmanes, y no en un sentido superficial o ambiguo. Jesús, uno de los más altos profetas y mensajeros de Dios, se menciona en el Corán 25 veces, con un capítulo completo que lleva el nombre de su honorable madre, la Virgen María, de quien nació milagrosamente, y a quien algunos eruditos musulmanes han considerado profeta.
Para los musulmanes, Jesús también es el Mesías elegido para regresar a esta tierra en sus últimos días (aunque las implicaciones del término ‘Mesías’ difieren entre musulmanes y cristianos), y se distingue en el más allá con un lugar especial en el paraíso.
Pero en nuestra conversación esta vez, mi amigo pastor me preguntó algo que nunca antes me habían preguntado: ¿Tienen los musulmanes alguna conexión con Jesús más allá de cómo encaja en la concepción teológica general del Islam como mensajero de Dios? (…)
Fue una pregunta fascinante que me tomó un tiempo responder.
No es una exageración decir que no podría ser musulmán sin creer en Jesús.
El Islam tiene seis artículos de fe:
- la fe en Dios,
- los ángeles,
- las escrituras divinamente reveladas,
- los mensajeros de Dios,
- el día del juicio y
- el decreto divino.
No creer en cualquiera de esos artículos de fe es no creer en el Islam, y rechazar a cualquier mensajero de Dios (desde Adán a Noé, Abraham a Moisés, Jesús a Mahoma) es rechazar el Islam.
Entonces, si bien los musulmanes diferimos fundamentalmente de nuestros hermanos cristianos en la Trinidad, la crucifixión y la salvación, nuestra creencia en Jesús es fundamental para nuestra fe.
Pero, ¿tengo una conexión diaria con Jesús?
Una respuesta es estrictamente bíblica. La historia de Jesús, su nacimiento milagroso, sus milagros, creencias religiosas, etc., están esparcidas por todo el Corán. Dado que los musulmanes recitan el Corán a diario en sus cinco oraciones diarias, e idealmente fuera de sus oraciones diarias, ya sea con el propósito de devoción o memorización, el nombre y la historia de Jesús se recitan naturalmente a menudo.
Por ejemplo, el tercer capítulo del Corán se llama “Ale Imran”, que significa “la familia de Imran”. Muchas tradiciones cristianas conocen a Imran como Joaquín, el padre de María.
El quinto capítulo del Corán, “Al Maida” o “la mesa extendida”, se refiere al banquete de Jesús con sus compañeros. En estos lugares, así como en el capítulo dedicado a María, Jesús está al frente de nuestro pensamiento.
También hay numerosas historias morales de Jesús que se encuentran en los hadices (los dichos del profeta Mahoma) y en los libros de eruditos y sabios islámicos a lo largo de la historia. (…)
Un sentimiento similar se transmite en un dicho recopilado por el Imam Malik, uno de los cuatro grandes imanes del Islam sunita, quien informó: “Jesús, el hijo de María, dijo: ‘No hables mucho sin recordar a Dios, porque al hacerlo, endureces tu corazón. Seguramente un corazón endurecido está distante de Dios, aunque usted no lo sepa. No mires, como señores, las faltas de los demás. Más bien, como sirvientes, mira tus propias faltas. En verdad, la humanidad consta de solo dos tipos, los afligidos y los sanos. Por tanto, ten misericordia de los afligidos y alaba a Dios por su bienestar’”.
(…) Nuestra conexión, sin embargo, va más allá de las menciones de las enseñanzas de Jesús en nuestros escritos sagrados. A través de numerosos dichos como el anterior, varias obras islámicas discuten cómo aplicar las palabras de Jesús para que tengan el impacto deseado en nuestra vida diaria.
Entonces, mientras que los musulmanes modelamos nuestras vidas según la vida cuidadosamente documentada del profeta Mahoma, creemos que el credo y el carácter de los profetas de Dios son uno. El Profeta Muhammad (la paz sea con él) dijo: “Yo soy el más cercano de la gente a Jesús, el hijo de María, en esta vida y en el Más Allá”.
Se dijo: “¿Cómo es eso, Oh Mensajero de Dios?” El Profeta respondió: “Los Profetas son hermanos de un padre con diferentes madres. Tienen una religión y no había ningún otro profeta entre nosotros”.