El calendario hebreo es un calendario lunisolar: se basa tanto en el ciclo del sol alrededor de la tierra (año), como en el de la Luna al rodear a la Tierra (mes).
La versión actual, por la que se rigen las festividades judías, fue concluida por el rabino Hilel II hacia el año 359 d. C., y se basa en un complejo algoritmo que permite predecir las fechas aproximadas de la Luna nueva, así como las distintas estaciones del año, basándose en cálculos matemáticos y astronómicos, prescindiendo de las observaciones empíricas de que se valieron hasta entonces.
En su concepción compleja tanto solar como lunar, el calendario hebreo se asemeja al chino, y también al calendario utilizado por los pueblos de la península arábiga hasta la aparición del Islam.
En cambio, se diferencia del calendario gregoriano, basado exclusivamente en el ciclo solar anual; y también del que rige al mundo musulmán desde Mahoma, que es puramente lunar.
El calendario hebreo comienza con la Génesis del mundo, que aconteció, según la tradición judía, el domingo 7 de octubre del año 3760 a. C., fecha equivalente al día 1 del mes de Tishrei del año 1.
El día, en el calendario hebreo, comienza con el ocaso, y culmina al próximo ocaso del siguiente día; es decir, un día transcurre de una puesta de sol hasta su otra puesta. En esto se diferencia del día según el calendario gregoriano, que discurre exactamente de medianoche a medianoche.
La costumbre de ver al día comenzar con la caída del crepúsculo se remonta al texto bíblico del Génesis, que al cabo de cada día comenta “Y fue la tarde, y fue la mañana…”, de lo que se entiende que cada uno de los días de la creación comenzaba por la tarde.
Al prescribir el ayuno del Día del Perdón, el Yom Kipur, se lee en Levítico: “El día décimo de este séptimo mes será el día de la Expiación… Será para vosotros día de descanso completo y ayunaréis; el día nueve del mes, por la tarde, de tarde a tarde, guardaréis descanso“.
Estudios arqueológicos han revelado que también en la antigua Babilonia se señalaba el comienzo del día al atardecer.
El calendario
La duración de los meses hebreos oscila entre los 29 y los 30 días:
** Nisán (30 días) (llamado también Abib) – marzo o abril
** Iyar (29 días) – abril o mayo
** Siván (30 días) – mayo o junio
** Tamuz (29 días) – junio o julio
** Av (30 días) – julio o agosto
** Elul (29 días) – agosto o septiembre
** Tishrei (30 días) – aproximadamente en septiembre u octubre
** Jeshván (29 ó 30 días) (llamado también Marjeshván) – octubre o noviembre
** Kislev (30 ó 29 días) – noviembre o diciembre
** Tevet (29 días) – diciembre o enero
** Shevat (30 días) – enero o febrero
** Adar (29 días) – febrero o marzo.
El año hebreo comenzaba con el mes de Nisán, llamado en la Biblia “el mes 1ro.” (Éxodo), y concluía en el mes de Adar.
Más adelante se decidió comenzar en el mes de Tishrei, con la festividad de Rosh Hashaná (literalmente “cabeza de año“), culminando el año en el mes de Elul.
Desde el punto de vista religioso, el calendario hebreo cuenta con 4 diferentes “cabezas de año“, el comienzo de la cuenta anual para diferentes finalidades:
** 1 de Nisán es el principio de año de acuerdo a la cuenta bíblica, al conmemorar la salida de Egipto; y era el principio del año para los reyes: de tal modo, aun si un rey de Israel asumiera el trono el 29 del mes de Adar, ya al ser el día siguiente el 1ro. de Nisán, se consideraba su 2do. año de reinado.
** 1 de Elul, el principio del año para realizar la cuenta del diezmo de ganado a apartar, según las prescripciones religiosas.
** 1 de Tishrei, el principio del año según el calendario hebreo moderno, conmemorando el aniversario de la Creación del mundo, y era la fecha en que comenzaba la cuenta de los años, los años sabáticos (cada 7mo. año, en que las tierras quedaban incultas y en barbecho), y los jubileos (cada 50 años, en que prescribían las deudas y los esclavos quedaban libres).
** 15 de Shevat, el año nuevo de los árboles, siendo ésta la fecha de su despertar luego del letargo invernal.
La semana
El calendario hebreo combina el año solar y el mes lunar; ambos ciclos complementados, conviven con otro legado del calendario de los judíos: el ciclo semanal de siete días.
Son los seis días de la Creación, según relata el primer capítulo del libro del Génesis, y el 7mo. día, en el que Dios descansó de su labor, el Shabat (en hebreo, descanso).
Entonces, comienza la semana hebrea el día domingo (“yom rishón“, “el día 1ro.“), y culmina el sábado.
La santidad del sábado sólo es superada por el Yom Kipur o Día del Perdón, “Sábado de Sábados“. E impone ajustes al calendario hebreo, que debe de adaptarse a las necesidades derivadas del sábado, y luego otras fiestas y ritos judíos.
Por ejemplo, sería inconveniente que coincidiera el sábado, en el que no se cocina, con Rosh Hashaná, cuando hay que desarrollar una abundante gastronomía específica.
O que el último día de la Fiesta de las Cabañas (Sucot), uno de cuyos preceptos es agitar vigorosamente las ramas de aravá o sauce, cayese en sábado, cuando esta actividad es una de las 39 actividades prohibidas en el 7mo. día de cada semana (Mishná, Tratado del Shabat, 7:2).
Las reglas del calendario hebreo estipulan que en ningún caso, podrá el 1er. día de Rosh Hashaná y del año —el primer día del mes de Tishrei— coincidir un domingo, o un miércoles, o un viernes.
Para compensar, una vez culminado el mes de Tishrei, durante el cual se suceden las principales fiestas judías, y especialmente aquellas que provocan los problemas en el almanaque (Rosh Hashaná, Yom Kipur, Sucot), se vuelve a equilibrar el calendario, agregando uno, dos o tres días en los dos meses posteriores a Tishrei: los meses de Jeshván y Kislev.
Año Nuevo
Conforme a la Torá (en hebreo, «instrucción, enseñanza, doctrina»; el texto que contiene la ley y el patrimonio identitario del pueblo judío; llamada Pentateuco en el cristianismo; los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, atribuidos a Moisés), el mes de Abib o Nisán (por marzo / abril) es el principal de los meses del año.
La palabra utilizada para la ocasión es “Rosh Jodashim“, que quiere decir “cabeza de meses“, refiriéndose a que es el principal pero es equívoco decir que es el 1ro. del año.
Pero según el judaísmo rabínico, el año nuevo cae en el mes hebreo de Tishréi (por septiembre-octubre), cuando se festeja el Año Nuevo Judío o Rosh Hashaná, que conmemora el día en que Elohim (Jehová o Dios) creó el mundo o, según el rabino Eleazar ben Shammua, el día de la creación del hombre. A partir de este día se cuentan los años.
En esta ocasión, se trata del inicio del año 5780.
Cuando los judíos regresaron a Jerusalén, luego de su exilio en Babilonia, empezaron a denominar a los meses según el nombre que ellos los conocieron en el destierro. Así, al 4to. mes empezaron a llamarlo Tammuz, nombre de un dios de Babilonia. Los babilonios celebraban el año nuevo casi en los mismos días que la fiesta de Yom Teruah.
La celebración comienza al anochecer de la víspera. El shofar se toca durante la plegaria matutina. El sonido de este cuerno, casi siempre de carnero, llama a los judíos a la meditación, al autoanálisis y a retomar el camino de justicia (Teshuvá). Es el primero de los días del regreso e introspección, de balance de los actos y de las acciones realizadas, de plegaria y sensibilidad especiales (Aseret Yemei Teshuva) que terminan con el Yom Kippur (Día del Perdón).
Tras sonar el cuerno, conforme a la tradición, se encienden velas las dos noches de celebración y hay comidas festivas. No son días laborales.
También se conoce como el Día del Toque del Shofar y como el Día del Juicio porque ese día Dios juzga a los hombres, abriendo tres libros:
** uno, con los malos (quienes quedan inscritos y sellados para la muerte);
** otro, con los buenos (quienes quedan inscritos y sellados para la vida), y
** el tercero, para quienes serán juzgados en Yom Kippur.
Shofar
Rosh Hashaná (Comienzo del año), junto con Yom Kippur (Día del perdón), forman en la tradición judía una unidad llamada Yamim Noraim (Días terribles), por ser el momento en que Elohim juzga al mundo y decreta lo que sucederá en el transcurso del nuevo año.
La festividad de Rosh Hashaná se celebra dos días, igualmente sagrados y que se denominan en conjunto “Ioma Arijta” o “un día prolongado“. Y Maimónides, el Rambam, el gran erudito judeo-español del siglo XII, detalló por escrito esta duplicación.
Rosh Hashaná enfatiza la especial relación de Dios con la humanidad. También, que Dios depende de su creación por ser quien logra que Su presencia se conozca y se sienta en Su mundo.
Cada año, en Rosh Hashaná, “todos los habitantes del mundo pasan ante Dios como un rebaño de ovejas” y se decide en la corte celestial “quién vivirá y quién morirá… quién se empobrecerá y quién se enriquecerá; quién caerá y quién se levantará”.
Los kabalistas enseñan que la continuación de la existencia del universo depende de la renovación del deseo divino del mundo, cuando aceptamos el reinado de Dios cada año en Rosh Hashaná.
El grito del shofar es un llamado al arrepentimiento, porque Rosh Hashaná es también el aniversario del primer pecado del hombre y de su arrepentimiento por dicho pecado.
Así, es el 1ro. de los 10 Días de Arrepentimiento que culminan en Iom Kipur, el Día del Perdón.
El shofar también permite recordar la Atadura de Isaac, que tuvo lugar en Rosh Hashaná, cuando en lugar de Isaac, un carnero fue ofrendado como ofrenda a Dios. Por eso, se evoca la disposición de Abraham a sacrificar a su hijo y se ruega que el mérito de ese acto asista en la oración por un año de vida, salud y prosperidad.
En total, se escuchan 100 sonidos del shofar en el transcurso de los servicios de Rosh Hashaná.
Costumbre ashkenazí
En la cena de los judíos de la diáspora europea es costumbre augurarse un buen año. Sumergir en miel uná -porción de la jalá, sobre la que se ha pronunciado el “Hamotzí” (Que extraes el pan)-, y después de consumir un trozo del tamaño de una aceituna, decir «Sea Tu voluntad, oh Señor, Dios nuestro, renovarnos un año feliz y placentero».
Después se moja en miel un trozo de manzana dulce y se dice la bendición “Boré perí haetz” (Que creas el fruto del árbol) y después de comerlo, recitar nuevamente: «Sea Tu voluntad, oh Señor, Dios nuestro, renovamos un año feliz y placentero».
También es costumbre comer la cabeza de algún animal y decir: «Sea Tu voluntad, que seamos una cabeza».
Es preferible obtener la cabeza de un cordero, que también servirá como recordatorio del carnero tomado en sustitución de Isaac.
También comer vegetales, tales como las zanahorias, y decirse unos a otros: «Sea Tu voluntad que nuestros méritos aumenten».
Es meritorio procurar para esta ocasión pescado, que simboliza fertilidad; pero no ha de ser cocido en vinagre, en razón de que en Rosh Hashaná no se consumen alimentos agrios o amargos.
Es bueno estudiar la Torá estando aún a la mesa. Algunos acostumbran estudiar la Mishná en la parte que trata sobre Rosh Hashaná o Año Nuevo.
Costumbre Sefaradí
** Dátiles
Se comen en Rosh Hashana porque en hebreo la palabra «tamar» (dátil) se asemeja a la palabra «tamu» que significa «exterminen», lo cual piden para sus opresores.
Se toma el dátil y se bendice:
“Pedimos: Bendito Tu, Dios nuestro, Dios Rey del universo que crea el fruto del árbol”.
Se come un poco del dátil y luego se dice:
“Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se extingan nuestros enemigos, nuestros adversarios y todos los que buscan nuestro mal.”
Después de recitar este pedido se vuelve a probar del dátil.
** Granada
Es una de las frutas que tiene más semillas en su interior, hay quienes dicen que contienen alrededor de 613 semillas. Se come granada en Rosh Hashana para desear que las mizvot (preceptos bíblicos de la Torá, que son 613) se multipliquen como las semillas de este fruto.
Se toma la granada y se dice:
“Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se multipliquen nuestros méritos como la granada.”
Y se prueba de la granada.
** Manzana
En Rosh Hashana se come cocida con azúcar o sumergida en ella, representa el deseo de ser merecedores de un año dulce lleno de felicidad.
El pedido: “Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se renueve un año bueno y dulce, desde el principio del año hasta el final del año.”
** Lubie
Son porotos de cabeza negra, porque crecen en grandes cantidades, y de la misma forma se anhela que se multipliquen los preceptos.
“Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se multipliquen nuestros méritos como la rubia (lubie).”
Y se prueba del lubie.
** Zapallo
En hebreo llamado «Kara» se asemeja a la palabra «shetikra» o sea «que rompas», lo que se pide a Dios que haga con los malos decretos.
“Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que quebrantes los malos decretos y que invoquen ante tí nuestros méritos.“
Y se prueba del zapallo
** Puerro
Se coloca en Rosh Hashana «Carti» o sea puerro porque en hebreo esta palabra se parece a «icaretú» lo que significa «destruyan», lo cual se pide ocurra con sus adversarios.
“Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se destruyan nuestros enemigos y nuestros adversarios y todos los que buscan nuestro mal.”
No se come el puerro. Hay quienes acostumbran a probarlo, si estuviera cocido.
** Acelga
El motivo por el cual se coloca acelga en Rosh Hashana, se debe a que en hebreo «silka» se asemeja a la palabra «ístalku» que significa desaparezcan, se ruega para sus enemigos.
“Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se escapen nuestros enemigos, nuestros adversarios y todos los que buscan nuestro mal.”
No se come la acelga. Hay quienes acostumbran a probarla si estuviera cocida.
** Cabeza de cordero
La cabeza de cordero se eligió para simbolizar que siempre ocupen puestos importantes en lo que respecta al cumplimiento de la Tora.
Y se utiliza justamente el cordero, para recordar el mérito de los patriarcas Abraham e Itzhak / Isaac, que cuando Dios ordenó a Abraham sacrificar a su hijo no vacilaron y desearon cumplir con la ‘mitzva’, pero Dios no lo permitió, ya que sólo fue una prueba, y en lugar de sacrificar a Izhak, ofrecieron un ciervo en holocausto.
“Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que seamos primeros y no últimos.”.
Y se prueba de la cabeza de cordero.